Se renuevan anhelos en un escenario salvaje, entre tigres y leones. Siempre fuimos ellos, aquellos animales. Capaz incontrolables.
Mientras unos hablan de conocimiento o capacidades, otros nos remitimos a lo que siempre estuvo inmerso en nuestra alma.
Es que del amor se predica mucho, y de la libertad también. Pero los valores coexisten en el otro, pues sino son malentendidos.
No hace tanta falta preocuparse de lo que será en el futuro, sino más bien ocuparse en el momento presente.
Me pienso así, que liberándome de todas aquellas ataduras, incertidumbres, me siento pleno cuando pienso en el ahora. Ya no quiero sentirme ausente.
Cada día un paso, un avance. Pero siempre fui yo. Espero que el otro también, para no pasar por penurias buscando en un confuso paraje.
Recito así letras que remiten a un enfoque, un redescubrimiento del otro, del yo. No es que no me haya tenido, sino que quizás por tiempos me olvido del modus operandi antes vivido.
Pues, la vida, con sus idas y vueltas a veces nos dejan volando en pensamientos como una pluma que se balancea gracias al viento. Pero todo aquel que toca el cielo, debe hacerlo con la tierra también.
Volver a la realidad para poder avanzar.
Todo está bien, porque hoy es así.
