♡《 Capítulo 7》♡

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♡《 Capítulo 7》♡

El deseo de los dioses.

Angela se alejó, tratando de huir le lanzó algunas cosas. La joven delicada forcejeaba con el agarre fuerte de aquel hombre que la pegó para meterle descaradamente la cara en el pecho. Apestaba tanto a alcohol que la rubia aguantó la respiración tratando de apartar su cara hundida —¡Ayuda! —dijo ella tomando lo que tenía a la mano para darle puños. La lanzó contra la cama y se revolcaba sin poder apartarlo de encima, la agarró de los pies con intentos de abrirle las piernas. Le jalo tan duro la seda que el par de pechos rebotaban abriéndose y dejando ver los pezones rosas junto a la piel tierna que empezaba a enrojecerse por su agarre. Trago saliva.

Easton entró con velocidad para tomarlo por las ropas, lo tiró contra el suelo y este se levantó enojado para tratar de acertarle un puñetazo. No lo logró y Easton vio a su hermana cubrirse el pecho. El solo hecho de pensar que le había visto su precioso cuerpo lo sacó de su mente. Lo enfureció a niveles que no creía posible, pero el control, debía mantener el control.

Por otro lado, Aedus que había inducido todo el rollo que se estaba desatando se ajustó las mangas un poco, preparándose para armar el show principal. Era legal matar si era en defensa propia y odiaba a ese imbécil del gobernador así que subió al segundo piso como una fiera. Tomó una de las armas que tenían en exhibición pegada a la pared. Cargó el rifle y Charlotte como todos los invitados escucharon el alboroto desde que el señor Roldvalt empezó a encaminarse por las escaleras. Angela no paraba de llorar y por supuesto, Aedus sonrió al ver que los chismosos lo siguieran -Necesitaba testigos-. Así sería legal volarle la cabeza y hace tiempo no cazaba un buen cerdo, asqueroso.

Lo primero que entró fue la punta del rifle. Easton vio a su hermano e inmediatamente dejó que le diera un puño en la cara para desestabilizarlo y que el teatro de que los estaba matando fuera real. Él hombre lo tomó del cuello arremetiendo con otro golpe. Aedus dejó que la gente empezara a llegar y sonrió un poco al ver como su hermano estaba impaciente por que lo matara.

La bala le dio de forma certera en el cráneo. Aedus era un experto disparando, era un hombre que donde ponía sus ojos ponía la bala. La sangre hizo lo suyo. Las damas empezaron a desmayarse, pero su Angela fue corriendo a refugiarse en los brazos de él llenándolo de lágrimas, era la única mujer por la que no sentía un reverendo fastidio cuando se ponía a llorar. Lo conmovía de una forma absoluta y le beso la frente.

Ay, el gobernador ya le estaba tocando los huevos de tanta mierda y problemas que ponía cuando Aedus quería usar algún terreno para explotación. Era todo un problema, decidió matar dos pájaros de un solo tiro. Continuaron con todo eso hasta que la policía retiró el cadáver. Con los testigos y demás sería un caso donde él ganaría fácilmente. Entonces con cuidado se deslizó como una serpiente —Ve con Angela de regreso a la mansión principal. Yo iré por las cosas de papeleo y demás—Ahora debía evitar que Susan quisiera seguir a su esposo—Susan puede quedarse como tu representante—La mujer asintió—Charlotte. Eres la única que puede calmar a la multitud. Te necesito —ella sonrió al ver cómo él veía su valor como mujer y reconocía sus facultades.

La cara de satisfacción de Aedus al ver como se alejaba en el auto junto a sus dos hermanos era incorregible. Ella entrelaza los dedos con Easton y apoya su cabeza en el pecho de Aedus para dormir. Tardarían unas buenas horas en llegar.

—Gracias por salvarme—su voz era suave y dormilona. La mano de Aedus acariciaba su cabello enredando sus dedos en los bucles y luego soltandolos. Parecía entretenido y Easton le retiró las zapatillas con cuidado de los pies a la dulce chica, le tocaba los tobillos con cuidado.

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