Capítulo 23

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(Me avisan si tienen problemas al leer el capítulo por favor)


Las rápidas carreras de los niños en el pasillo la despertaron. Piper sonrió. Eran las siete y media de la mañana, y los niños estaban ansiosos por abrir sus regalos. Eran niños. También ella cuando era niña corría hacia sus regalos la mañana de Navidad. Se levantó y fue a ponerse la bata, pero se dio cuenta que aún estaba vestida con el vestido de la noche. Y recordó lo sucedido.

Había sufrido una alucinación.

Con un suspiro pesado se quitó las horquillas del pelo y se lo cepilló. Lo recogió nuevamente en un bajo moño y salió de su habitación después de alisarse el vestido con manos nerviosas. Bajó las escaleras en silencio y siguió el sonido de las risas de sus hijos y sobrinos. Los seis niños estaban alrededor del gigantesco árbol rodeado de regalos y envoltorios.

-Mira mami qué regalos -chilló su Pearl-, una colección entera de soldados de plomo vestidos como el uniforme de guerra del abuelo, y otros con ese espantoso uniforme gris.

Piper sonrió. Los grandes ejércitos de la Unión y la Confederación, ese había sido el regalo de su padre. Recordaba una Navidad anterior donde su padre les había regalado lo mismo a sus hermanos. El problema llegaría cuando sus dos hijos quisieran comandar el ejército de la Unión. Se desatarían las mismas peleas de sus hermanos pues nadie quería ser el general Bill. Piper sacudió la cabeza y centró su atención en su sobrina. Acunaba entre sus brazos una muñeca con un precioso vestido de organdí rosado con puntillas de encaje.

-La voy a llamar Mimi.

Las puertas del salón se abrieron y un lacayo entró por ellas con una bandeja de plata en sus manos. Sobre ella había un sobre blanco con su nombre escrito pulcramente. El corazón se le paralizó al reconocer la caligrafía.

-Milady, han dejado este sobre para usted, y fuera hay un anciano esperando su respuesta.

Piper asió el sobre con manos temblorosas y lo abrió mientras el corazón parecía querer salírsele del pecho. Las palabras allí escritas le provocaron una ola de excitación a su rígido cuerpo, transformando el hielo de sus sentidos en una cálida corriente de ilusión y esperanza.

Mi amada esposa: Te costará creer que estas líneas sean mías. Ha pasado mucho tiempo, cinco largos años en que has creído erróneamente que estaba muerta. Si quieres respuestas, acompaña al portador de esta carta. Él te traerá hasta mí, y si quieres hasta mis brazos, hasta mi lecho. No he dejado de amarte jamás. Ningún día de mi vida he podido olvidar lo que significas para mí. Creo poder decir sin faltar a la verdad que tú tampoco. De haber sido así, no te hubiese encontrado anoche vestida aún de luto.

Tuya, por siempre, tu Alex.

Piper contuvo las lágrimas pero aferró la carta fuertemente entre sus dedos. Se giró hacia el lacayo y preguntó si el anciano se había marchado. El lacayo negó con la cabeza y alzó una ceja cuando la joven dijo sobre su hombro que le dijese al hombre que esperara. Subió los escalones de tres en tres con una vitalidad que no había demostrado en años. Y su risa cantarina resonó en todo el vestíbulo. Corrió hacia su habitación, cogió la primera capa que encontró y bajó las escaleras como un tornado.

-Dígale a mis padres que no me esperen para almorzar. Que no sé cuándo llegaré. Que cuiden de los niños.

Y sin decir nada más abrió las puertas de la casa para enfrentarse con un anciano que no había visto desde el día de su boda. Ambos se miraron. La joven se arrojó en sus brazos, y el anciano la estrechó contra su corazón.

🔱 MY LADY 🔱 G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora