Capitulo Dos

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Toni entro a su departamento sonriendo levemente con tristeza al sentir el aroma a comida china, con lentitud caminó hasta la sala donde en la mesita de centro vio unos paquetes de venditas, agua oxigenada, gasas y un paquete de chocolates.  Siguió su camino hasta la cocina, entrando en esta al llegar viendo al asiático terminar de cocinar.

El asiático levantó su mirada en dirección a Toni con una sonrisa borrando esta rápidamente al ver las manos y brazos del menor gracias a su camiseta de mangas cortas. Con rapidez el pelinegro se acerco al menor para tomar con delicadeza las manos de este.

La culpa cayó nuevamente encima de Toni quien miro con tristeza al mayor, le dolia, le dolia el pecho estar así con él, le ardia el alma saber que puede estar poniendo en riesgo al asiático por sus acciones.

Hai entrelazó su mani con la del italiano y lo llevo jalando de esta con suavidad hasta la sala llegando al sofá, donde Toni se sentó seguido de Hai quien tomo las gasas para empezar a quitar los pequeños restos de sangre de las manos y brazos del menor. Toni miraba atentamente con melancolía las acciones del mayor, viendo como este le curaba sus heridas y de paso poco a poco le iba curando el alma con cada pequeña acción tan bondadosa que hacía el asiático sin darse cuenta.

El silencio entre ellos estaba presente la mayoría de veces, no porque no supieran que hablar o que hacer, solamente que ambos se sentian en en casa cuando estaban juntos, aunque no pasaba nada más allá de una amistad, lo que hacia que Toni se sintiese egoísta al querer una relación con el asiático aun sabiendo como era su propio destino. Nunca han hablado de ese tema, y era más porque en cierta parte el italiano evitaba hablar de ello ya que no se sentia lo suficiente valiente como para decirle a Hai un “No” pero tampoco se sentía lo suficientemente valiente como para decirle un “Si” ya que seria egoísta de su parte decirle un “sí”, sabiendo que todo su plan se iria a la mierda o quizás no. Pero tampoco era como si Toni se encontrase valiente como para intentar algo con Hai.

De alguna manera Toni estaba siendo egoísta, y él lo sabía, pero todo estaba bien así como estaba.

Los abrazos no tardaron en llegar haciendo que una sonrisa aparezca en el rostro del rubio, las caricias en el cabello rubio del italiano por parte del asiático tampoco se demoraron en aparecer.

Los mimos. No importaba donde y cuando, ni quienes estuvieran presente, los mimos siempre estaban allí, y Toni amaba eso, amaba sentirse amado por Hai, y amaba amar a Hai, pero le dolía, le dolia amarlo porque nunca podría hacerlo feliz, nunca iba a poder lograr que aquello funcione, quizas en otras circunstancias sí, pero ese ahora no era el caso, las circunstancias no ayudaban en nada.

— ¿Fue un dia muy cansadol? — Preguntó el asiático sin dejar de acariciarle suavemente el cabello al rubio quien tenia su cabeza apoyada en su pecho.

— Demasiado, solo queria venir y estar aquí, en completa paz. — Respondió el ojiazul abrazando por la cadera al mayor mientras cerraba sus ojos.

Hai sonrió al escucharlo y le dejó un beso en la cabeza sin dejar los mimos de lado.

— Descansa, te lo meleces. — Murmuró suavemente el mayor bajando sus caricias a la espalda de Toni dandole suaves caricias allí.

Toni solamente suspiró con tristeza sin abrir sus ojos al sentir como estos ardían.

Quizás, solo quizás, la situación se le estaba por ir de las manos.

𝑯𝒖𝒓𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝑺𝒂𝒇𝒆; 𝑯𝒂𝒏𝒊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora