Sasuke
Me removi al percibir algo cálido bajar por mi abdomen. Era una sensación extraña, pero no desagradable. Me acariciaba con cautela la piel y la erizaba sin remedio, arrancándome un sonido crudo que terminó por privarme de los últimos resquicios de sueño.
Abrí primero un ojo y lo que me encontré fue a Sakura, mi esposa, trazando un camino a base de besos húmedos sobre mi abdomen, sus atenciones como migajas que dejara regadas a modo de rastros de su cariño. O su deseo.
La observé a través de la bruma del sueño.
-¿Tan temprano?-mi voz salió ronca.- Eres una exprimidora.
Elevó sus orbes hacia mí, traviesos y decididos, ganándose una punzada de mi miembro.
-No veo ninguna queja de su parte.- le dio un apretón a mi pene sobre el pantalón del pijama y me arrancó un resuello.
-Primero que nada, buenos días.- fingi indignación.
Ella soltó una risa, incorporándose un poco para retirar la sábana y descubrir mi entrepierna, que ya ansiaba sus atenciones.
Sakura era como un mechero siempre encendido. Y si yo me prendía fácilmente, ella ahora llevaba la delantera. Las hormonas durante su segundo embarazo la habían transformado en una exprimidora.
Una que yo disfrutaba sin quejas.
-Buenos días.- se echó el largo cabello rosa sobre un hombro, cayendo como una cortina por un costado de su cara a la vez que su mano se colaba más allá del elástico de mi pantalón y liberaba mi potente erección, acariciándole con pericia.
Solté un gemido cuando pasó el pulgar por el glande, lubricándolo y terminé como una piedra al notar sus ojos jade clavados en los míos. El tirante de su pijama caía sobre su hombro y me deleitaba con un retazo sus pechos, pero no era suficiente. Quería verlos en todo su esplendor. Porque aunque no sean exageradamente grandes le encantaba que encajaban perfectamente en sus manos.
-Estaba pensando.- comenzó sin dejar de ondular su muñeca para administrar sus diestras atenciones sobre mi polla. -Que...
-¿Así que esto es un plan tuyo para convencerme de algo?- esbocé una pequeña sonrisa, pero doblé un brazo tras mi cabeza para seguir disfrutando de lo diestra que era su mano en masturbarme.
-No, esta es mi manera de desearte buenos días. - se defendió, bajando los delgados tirantes de su pijama para dejar libres sus pechos, quizá porque no había dejado de devorarlos con la mirada en todo este tiempo y ella sabía leerme muy bien.
Tragué grueso cuando bajó la tela hasta su estómago, sus preciosas tetas visibles para mí y el pezón tan erguido que casi podía escuchar cómo rogaban por mi atención. Casi.
-En ese caso, por favor continúa. - la insté, resollando con satisfacción al ponerse en cuatro en el espacio entre mis piernas, su culo en alto en vestido por el diminuto short.
Puso los ojos en blanco y me dio otro apretón que recibí de buena gana.
-No te acostumbres demasiado a esto.
-Tarde. Ya lo he hecho-gruñí al sentir su rugosa y húmeda lengua degustando mi glande.
Lo rodeó con sus dedos y comenzó un tortuoso vaivén sobre él, las venas en mi pene a punto de reventar por toda la sangre que se me acumulaba en ellas. Casi gemí con alivio cuando hizo el ademán de llevárselo por fin a la. boca, antes de detenerse a medio camino. Inspiré para mantener la cordura y no tomarla de la nuca para enterrárselo hasta la garganta.
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Consecuencias De Una Infidelidad?
Romance*Sasuke mundo ninja* Mi cerebro registró algo cálido junto a mi brazo y asumí que era Sakura. De a poco, fui más consciente de mi alrededor y, cuando abrí ambos ojos, me di cuenta de que ese techo con una textura en relieve y un horrible color blan...