¿venganza?

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Esperaba al menos besarme con alguien, es lo mínimo de las fiestas o los bailes, al menos el lugar era lindo, después de tantos tragos me había dado la pálida. Al menos no termine vomitando como la loca de mi prima, que en si le había dado la advertencia de que no me pruebe porque ya sé lo que le pasa, y le podría pasar.

Era lindo, pero le faltaba algo importante para ser un lugar antiguo, que no cumplió precisamente su propósito, tal como seria increíble un baile medieval y tenerla a Amy viendo como ella se divierte con una máscara azul tal y cual la vio en un sueño, pero la única mascara azul la vio en esa desconocida, hasta sentía que era un presentimiento.

La mañana era sin duda lo que más odiaba pero no en ese lugar donde escuchaba melodías tocadas por un piano tomándolo como una linda forma de despertar, solo se sentó para poder desayunar y recordar a esa extraña chica que vio anoche por más que la buscaba y preguntaba nadie sabía nada como si fuera una completa desconocida solo logro encontrar su máscara quedándoselo, lo único que disfruto de esa noche fue esos bailes —¿encontraste a tu chica misteriosa?— Con un tono de enojo, la veía, su mano derecha sostenía su cabeza

— pues no y mejor acostúmbrate al sillón prima— mintiéndole a medias, apretando un tanto su cara como si fuera una niña, pero ella se lo saco al instante —eres una mala perdedora ¿lo sabias?

— Sos un tramposo y un maldito— pero se le rio por no aceptarlo si también disfrutaba molestarla —me niego a que duermas otra noche en mi habitación

— pues no tienes otra opción gané la apuesta, sabes cuantos se pusieron a tono por los tragos que hice

Con un tono victorioso, y ella no le quedo de otra más que dejarlo saliendo enojada su padre la vio, pero no tenía ganas de preguntarle por lo que termino preguntándoselo a él —¿se puede saber que fue eso? — Señalándola con su dedo pulgar

— nada tío, solo que tu hija pierde mal y bueno gane su habitación por unos días— eso le dio algo de gracia

— de acuerdo, pero sabes que no está bien— riendo un poco

— lo sé solo lo hice para molestarla espero esté disponible ese cuarto que prometieron

— no te preocupes ya está listo— como un acto de fe, acepto esa habitación aun sin decirle a su prima

al escucharlo se fue a chequear el cuarto era chico pero suficiente para otros dos días con una ventana a la altura para ver los árboles dándole algo de paz, acostándose en la cama se sentía bien viendo el techo pensando en esa chica extraña y le causo tanta curiosidad su cabello ondulado hasta la cintura un poco alborotado con alguno que otro moretón y corte en el labio y esa clase ropa que nunca vio en su vida (por que la perdí de vista soy un idiota deje que se me escapara) necesitaba comentarlo con alguien pero ya estaba solo.

Después de casi no dormir solo le marcaba más las ojeras en sus ojos oscuros noto como cada vez perdía más peso cuando ni siquiera comía bien su madre al verla en ese estado asumió su depresión llevándola a un centro de salud mental, pero se negaba por creerla loca, pero la tuvo que obligar dándole pocas opciones, el viaje en transporte público fue un infierno sentía como se quedaba sin aire hasta que pudo llegar juraba que se iba a desmayar en el camino, pero no fue así para su suerte. Solo esperaba para ser atendida y esa sesión fue normal para ella sabía qué tipo de consejo le iban a dar, pero no estaba de humor para nada solo asentía lo que le indicaba el psicólogo para sacárselo de encima —cuéntame de tus cosas como te ves en el futuro— ella pensaba en esa pregunta

— solo me veo tratando de tener una vida propia— él la escuchaba por como lo decía

— te ves casada con hijos

El efecto de un deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora