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Las piernas y la espalda me dolían demasiado, no sabía que tenía tantas cosas hasta que me había tocado cargar todo eso para la mudanza, pero por fin, la última caja ya estaba adentro de mi nuevo departamento. Suspiré, algo cansada, observé todo el desastre, ahora tocaba acomodar, bufé mientras arrugaba la nariz. La luz entraba por todo el lugar, estaba muy feliz de estar aquí. Examine con la vista todo lo que había regado por todas partes para saber por donde iba a empezar. Comencé quitándole el plástico al gran sillón azul de gamuza que estaba en mi sala, después mire a mi habitación y me di cuenta que el colchón también estaba envuelto en plástico así que fui a quitárselo para después ponerlo sobre la base de la cama. Acomodé la mesa, las sillas, el librero, las cajoneras, entre otros muebles, todo era nuevo, lo había comprado para estrenar también en mi nuevo hogar.
Cuando termine de acomodar a mi gusto la mayoría de muebles escuché la puerta de mi casa sonar, alguien llamaba a ella, me dirigí a la entrada dispuesta a abrir, tan pronto lo hice unos brazos se abalanzaron sobre mi.

–¡Dani!

Dijo mi amiga muy emocionada colgándose de mi cuello, yo le devolví el abrazo.

–No pensé que fueras a venir tan pronto
–Debía conocer nuestro nuevo apartamento lo antes posible
–¿Nuestro? -dije irónicamente-
–Me ofende que no pienses que voy a pasar todo el tiempo posible aquí... ya sabes, para desquitar -me guiño un ojo– además, vives en Polanco amiga, una de las mejores zonas de CDMX

Ambas reímos. Nabyla se acercó al ventanal para poder observar las vistas que tenía, se miraba igual de emocionada que yo. Me fije que traía consigo una bolsa de plástico.

–¿Que traes ahí?

Llame su atención, miro la bolsa que traía colgando de su mano y sonrió.

–Traje de comer, también algunas bebidas y botana -levantó la bolsa a la altura de su cara-
–¿Botana en mi departamento fitness?
–Bueno -puso los ojos en blanco– la botana es más para mi -ambas volvimos a reír-
–Pues Nab, espero vengas con ganas de acomodar porque todavía me falta mucho

Me miro con cara de pocos amigos mientras se encogía de hombros para después inspeccionar todo el desastre que la rodeaba, el cual había pasado por alto hasta este momento, ahogo una risa y dejó su bolsa en el piso para después señalarme con el dedo.

–Daniela, tienes suerte de que me guste acomodar y tener todo ordenado
–Entonces si es mi día de suerte

Dije sarcástica mientras sonreía, ambas reímos y pusimos manos a la obra, desempacamos todo para después irlo acomodando en su lugar. Las horas se nos fueron en eso y platicar, hasta que decidimos tomarnos un break para comer de lo que Nabyla había traído, ambas estábamos sentadas en el piso comiendo el delicioso sushi que estaba algo frío por haber estado un par de horas en el refrigerador.

–¿Y quien te ayudo a encontrar el departamento? -preguntó mientras llevaba otro rollo de sushi a su boca-
–Blas
–¿Que no piensa rendirse contigo? -hablo con la boca llena-
–Oh, vamos Nab, la verdad no hubiera dado con este departamento si no hubiera sido por él
–Bueno, eso si -dijo casi susurrando mientras seguía comiendo-
–Además -continué– estoy pensando en aceptarle la cita por todo lo que ha hecho por mi
–¡¿Que?! ¿Estás loca? Claro que no, puedes conseguir algo mejor que eso
–Creo eres la menos indicada para decirme eso
–Soy la más indicada porque ahora estoy soltera
–¿Terminaste con Netza de nuevo?
–Sip pero ahora es la definitiva -me burlé y ella frunció el ceño– es en serio, quiero estar soltera un tiempo

Puso los ojos en blanco, estaba dispuesta a discutir con ella cuando escuchamos alguien golpeando una puerta muy fuerte, ambas nos miramos con los ojos muy abiertos por la impresión. No era mi puerta de entrada pero si se escuchaba muy cerca, ella se levantó rápido de su lugar para dirigirse a mi entrada.

506 (Juan Pablo Isaza) [One-shot] {Morat}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora