Narra Eugenia:
Tenía que ser él, ahora que lo recuerdo su madre me enseñó muchas de sus fotografías. Claro, en mi mente lo están.
Es el mismo rostro jóven que yo había visto en las fotografías, sólo que su color de piel aumentó ser más oscura al igual que su color de pelo. Que yo recuerde su color de pelo era más claro pero su cara sigue siendo la misma. Por esa razón me figuro que es él si es que no me alucino. Tiene el cabello alborotado y peinado todo para atrás.
_ Lo más probable es que nunca me hayas visto ni mucho menos sabes quién soy yo pero yo conozco a tus padres y me han hablado mucho de ti. Sobre todo tu madre. Ella es la que me enseñó algunas fotografías tuyas. _ Él parecía confundido.
_ Pero yo ni si quiera sé tu nombre. No sé de dónde hayas salido para que conozcas a mis padres y te hablen de mí.
_ Es que es una larga historia para que te cuente cómo conozco a tus padres aunque no conozco a tus hermanos más que por foto. ¿Pero si eres George o no? _ el chico me asintió. Después si vi que era él porque en su cabecera estaba su nombre completo en plumon negro.
_ Yo soy…
_ Voy al baño _ se levantó de la camilla. Me dejó así casi con la palabra en la boca. Me sentí ofendida.
Cuando llegó lo vi sentándose a su cama y nuevamente quise decirle mi nombre pero el chico parecía no interesarle porque se recostó y se volteó dándome la espalda.
_ Oye… _ le hablé. Él disimuló estar roncando. Me hizo entender de que de plano no quería conocerme. No sé por qué pero soy demasiada sentida sólo por el hecho que alguien me ignore.
A la mañana siguiente ya no quería escribir nada en mi diario. Quería algo y no lo sabía. Me sentí sola a pesar de que en la habitación hay muchas camas con muchos pacientes. Ya que Paul me tiene en el olvido es hora de pensar en cómo pararme y regresarme a París. ¿Estaba frustrada? ¿Estaba triste? ¿Desesperada? ¿Desilucionada? Era eso, tenía la ilución de hacer una nueva amistad con el que llegó ayer en la noche pero resultó que no fue así.
Vi que no estaba, no sé a dónde se encontraba, es más ni me interesa.
Vino la enfermera en su carrito con varias charolas de los desayunos. El desayuno de hoy era un delicioso cóctel de frutas con miel y almendras, un antojable jugo de naranja, leche blanca y un sabroso emparedado de jamón de pavo.
_ ¡Buenos días Eugenia! _ decía la enfermera colocando en mi mesita el delicioso desayuno.
_ Hola Dennis _ La saludaba.
_ Que lo disfrutes.
_ Gracias Dennise _ La enfermera se estaba retirando de esas dos camas pero se regresó preguntándome
_ ¿Y el paciente de aquí? _ Señaló la otra cama que se encontraba a mi lado.
_ No lo sé. ¿Por qué?
_ Tengo su desayuno allá afuera en el corredor y quiero ver que se lo coma porque es muy posible que lo escupa. _ la enfermera me hizo un susurro con su mano _ parece no gustarle las espinacas.
Y era cierto de lo que me decía Dennise porque cuando Geroge regresó de quien sabe dónde, Dennise le colocó en su plato unas espantosas espinacas.
Disgustado George no las quería probar ni de broma cómerselas pero la enfermera lo obligó y finalmente hasta yo sin que las probara quedé asqueada por esas horribles espinacas.
_ Al menos a ti te dan bien de desayunar _ se molestó conmigo. Cruzado de brazos.
_ Fijate que sí, sólo que por tu culpa no me lo pude saborear.
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In spite of all the DANGER.
Fiksi PenggemarHaber llegado a la ciudad de Liverpool con su padre a vivir en una casa de bajos recursos, al principio los días para Eugenia Le Brun no era tan agradables. La escasez de alimentos y la falta de calefacción en el interior de su casa, hacen que Eugen...