El Chico del Circo

UNO

Han pasado seis años desde entonces, algunos compañeros como Wonder se han retirado del circo para dedicarse a otras cosas, para comenzar un nuevo camino. A pesar de eso, nuevas personas se nos unían y eran igual de sorprendentes. Las personas que nos veían en su mayoría querían unirse al circo, nuestra familia ha crecido significativamente en todo este tiempo. He vivido felizmente y me alegro de haberlos conocido pues de haber sido lo contrario no sabría que hubiera sido de mí; si el señor Thomas no me hubiera rescatado, si no hubiera conocido a Daga o a Bianka, cada amistad que había hecho era un tesoro guardado en mi corazón. Aquellos vínculos me daban fuerza.

—¡Ahora sin más preámbulos, nuestro artista estrella! ¡Loid, El chico de la súper fuerza!

Esa era mi entrada. Caminaba hacia el reflector principal, rodeado de luces de colores, entre música y aplausos, cada persona observando expectantes lo que ocurriría, miradas sobre mi, pero no de temor, no de odio, no de incertidumbre, sino de asombro, felicidad y admiración, amaba ese sentimiento. Cada vez que entraba en escena una piedra caía encima mío y la destruía en mil pedazos con un golpe, después de eso hice lo de siempre, me dedicaba a destruir todo lo que me ponían en frente, rocas, madera, a veces pedazos de metal, todo perfectamente coreografiado para no perder la atención de los espectadores en ningún momento, incluso levantaba las gradas en donde estos estaban sentados. A veces me pasaba un poco con mi fuerza, pero a las personas les gustaba porque pensaban que todo era falso. Esa es la magia del espectáculo.

—Buen trabajo a todos hoy. —dijo el señor Thomas mientras todos nos estábamos preparando para el acto del día siguiente. Todos allí eran muy trabajadores y se esforzaban al máximo en todos los actos, el tiempo nunca se desperdiciaba. —Loid, que te he dicho de controlar tu fuerza... ¿A dónde se fue?

El señor Thomas venía con lo mismo de siempre, pero como no me gustaba escuchar el mismo sermón de todos los días, me escapé antes de que pudiera articular una sola palabra. Lo sé, bastante grosero de mi parte y seguramente estarán pensando "si no quieres que te lo repita miles de veces, haz caso" pero créanme es difícil, yo solo vivo el momento, el aquí y el ahora, porque nunca sé cuando esas experiencias se pueden borrar de mi mente nuevamente.

A pesar de que nunca fui a la escuela tuve una muy buena educación, los chicos del circo me enseñaron a leer, escribir, contar, sumar, restar multiplicar, dividir. Todo lo que un niño de mi edad tiene que saber, así que realmente no me preocupo por esos asuntos y solo me divierto.

Usualmente salgo para estar más tranquilo y mirar el ambiente pues siempre estoy dentro del circo y no tengo tiempo para mí, para pensar, todo debido a que en el día es el acto así que uso la noche para pasear y mirar los pueblos que visitamos.

«Este pueblo es muy lindo, aunque algo vacío por la noche» Pensaba mientras caminaba por las oscuras calles.

Escuché un sonido que provenía de uno de los callejones, parecía un grito. Me puse nervioso por un instante hasta que identifiqué que los gritos eran de ayuda. Sin pensarlo dos veces fui hasta donde provenían. Había dos hombres armados tratando de robar a una mujer joven y decidí ayudarla, solo que no sabía cómo. Estaba oculto, la verdad no pensé en nada para una vez llegara allí.

La joven se veía asustada y ambos hombres la tenían apuntando con armas. Todo lo que hacían era forcejear para tomar su bolso. Debido a que no podía usar mis poderes aproveché y usé mis habilidades de niño para tratar de convencerlos.

Gran error.

—Disculpen... ¿Qué hacen? ¿No creen que deberían devolverle eso a la señorita?

—Lárgate niño, eso no es asunto tuyo. ¿Por qué no te vas a casa? No me hagas hacer algo de lo que me arrepienta después. —dijo uno de los hombres mientras me apuntaba. No le hice caso y me seguí acercando.