~Amor, Fantasía & Erotismo~ (+18)

~Relato Profano~ (Parte 1)

Una chica decide experimentar con los rituales de brujería, pero no sabe el poder que acaba de despertar

- ¿Estás segura de que podemos estar aquí? – dice con voz preocupada Alex mi prima, quito mi atención de la enorme vela de color negro que me había costado un montón conseguir y elevo mi mirada a la suya, sus ojos reflejaban miedo y sus labios estaban apretados en una mueca de preocupación.

- No te preocupes, vine hace dos días y el guardia no sale durante toda la noche de su estación y se queda dormido, además de que estamos bastante lejos. Vamos ayúdame no puedo prender esto – acerca sus manos alrededor de la vela mientras yo la enciendo, una vez que la flama empieza a arder temí que se apagara, pero se conserva, se mueve de un lado a otro por el suave viento, pero se mantiene encendida. Sonrío.

De inmediato busco alrededor de mi cuello el collar de perlas negras que hace una semana encontré entre las pertenencias de mi tía abuela fallecida, lo que me había llamado la atención era la medalla que colgaba de él, parecía una moneda de oro, grabada con una estrella de cinco picos, runas que desconocía en cada punta y una cruz invertida en el centro.

Hago un círculo con el collar alrededor de la vela y saco de mi bolsillo un papel que tiene escrito unas palabras que había encontré en internet para invocar un demonio menor, se supone que acepta pagos menores por pequeños favores, yo solo necesito uno.

- ¿Me recuerdas porque estamos en una iglesia abandonada tratando de invocar algo profano? - dice mientras toma mis manos y hacemos un pequeño circulo, quedando en el centro la vela con el collar.

- Te preocupas demasiado, no perdemos nada con intentarlo y sí todo sale como quiero, cada una tendrá una especie de deseo con un pago mínimo –

- ¿Qué tan mínimo? -

- Algo sin importancia, cometer un pecado, robar algo o tener sexo fuera del matrimonio – dije esto último sonriendo y ella me devuelve la sonrisa

- ¿Lista? – pregunto

- Lista – me dice asintiendo, ambas soltamos un pesado suspiro y empezamos a leer en voz alta lo que estaba escrito.

Empezamos con casi susurros, pero poco a poco nuestra voz toma fuerza, repetimos la misma oración una y otra vez, cada vez más fuerte y claro, la mecha de la vela ahora se mueve con más violencia, pero ya no siento el viento, empiezo a sentir calor entre nuestras manos unidas.

Alcanzo a escuchar alguno ladridos y aullidos de perros a lo lejos, parecía que estuvieran sufriendo y cada vez eran más y se escuchaban más cerca.

Cerré mis ojos y seguí repitiendo esa oración casi de manera automática, el calor se sigue extendiendo, lo siento subir lentamente por mis muñecas, acaricia mis brazos tan delicadamente hasta que llego a mis hombros y se instaló en mi garganta, era abrazador, muy caliente y se mueve con mucha rapidez sobre todo mi cuerpo, de inmediato sentí como mis pezones se endurecen y hacen presión contra mi ropa, era casi doloroso, también noto cierta humedad dentro de mis bragas, mi respiración se agitar y se vuelve pesada, todo mi cuerpo está siendo tomado por un calor inexplicable que en cierto punto se vuelve placentero.

- ¡No pueden estar aquí! - grita una voz masculina sacándome del trance de inmediato – La policía ya viene – abrí los ojos y vi el pánico reflejado en los suyos.

-Vamos ya- le dije susurrando, bajé mi mirada a la vela y esta se había consumido casi en su totalidad, además el collar ha cambiado alrededor de la vela, no estaba como yo puse, no quiero esperar más y soplo sobre la vela tomo amabas cosas y nos ponemos de pie.

Corremos lo más rápido que podemos por la hierba maltratada y a lo lejos veo la barda por la cual entramos, escucho otros pasos además de los nuestro, pero no me detengo a voltear, llego yo primero a la barda y me pongo sobre una de mis rodillas para que se apoye en ella, al momento que siento su pie en mi pierna, tomo impulso y me pongo de pie, volteo hacía arriba para asegurarme que se encuentre en la barda, justo su cara es iluminada por una linterna, de inmediato me extiende sus brazos para ayudarme a subir, los tomo y cuando ambas estamos a horcajadas de la barda, giramos el cuerpo y saltamos al otro lado al mismo tiempo.