PRÓLOGO

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Durante toda su vida lo único que ha visto es: nada. Desde que nació, hasta sus ahora 20 años cumplidos, estuvo acompañado de esa solitaria nulidad.

Ser ciego es difícil de describir. Muchos creían que él veía negro o algo relacionado con tonos que representaban oscuridad; pero, en realidad, ni siquiera veía un color o lo que nuestros ojos reconocen como un "algo".

En algún momento de su vida, escuchó que la mejor forma de describirlo era tapándote un ojo con la mano y querer ver con este mismo; puesto que, en sencillas palabras, no ves nada.

Sin embargo, esto no impedía que levantara su rostro hacia el cielo mientras pensaba en lo maravilloso que sería ser capaz de apreciarlo algún día.

Él deseaba, con todo su fervor, admirar ese azul que desconocía. Añoraba saber lo que significaba ser cobijado por ese ilustre cielo; el cual, había escuchado, embargaba de calidez a todo aquel que lo contemplara.

Aunque, cuando conoció a Haechan, pudo asegurar que la calidez que tanto anhelaba de esa cúpula celeste, él se la brindaba, refugiándolo en un tierno cariño.

Jeno necesitaba abrazar el azulado firmamento que Haechan le ofrecía.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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