Cαpı́tulo 3

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Quackity era excesivamente aficionado a los libros y se aseguró un trabajo en la biblioteca, por tanto, Vegetta no lo veía durante varias horas por día, para su alivio. El tatuaje siguió presentando problemas como el mayor había previsto. Su compañero de celda estaba atormentado, lo trataban de mala manera, pero por lo general devolvía los golpes que le daban. Comenzó a pasar más tiempo con Luzu, y Vegetta se preguntaba si había empezado algo entre ellos. Quackity también hizo amistad con Mangel y Lolito.

Cuando Vegetta estaba alrededor de su compañero, por lo general se sentaba silenciosamente con los brazos cruzados, con la cara avinagrada y no hablaba a Quackity a menos que tuviera necesidad de hacerlo. La presencia de Quackity le molestaba y se sentía incómodo desnudándose y haciendo sus necesidades delante de él. No era como si el chico mostrara cualquier interés por él aparte de unas ostensibles miradas a su ingle cuando Vegetta andaba en la celda en calzoncillos. Cuando ocurría, Quackity sonreía abiertamente al verse descubierto y sepultaba la nariz en su libro.

Vegetta nunca pudo averiguar si Quackity permitió que le pillara mirándolo porque quería excitarlo o si simplemente admiraba su cuerpo. Tanto lo uno como lo otro, lo enfadaba.

(...)

Después de un par de meses, Quackity tuvo un profundo enfrentamiento con Auron y eso le provocó un viaje al hospital.

La primera noticia que Vegetta tuvo sobre ello fue cuando Lolito se presentó de improvisto en su celda y dijo:

— A tu compañero le han dado una paliza en la biblioteca.

— Si tú lo dices... —Vegetta fingió desinterés y perezosamente giró la página de su última revista porno, pero estaba lejos de estar desinteresado.

— Sí, vi como se lo llevaban al hospital. Tío, tenía el hueso del brazo por fuera y había sangre en todas partes.

— Vergonzoso. —Vegetta comentó mientras se encogía ante el pensamiento de tal brutalidad.

— Rubius estaba allí. Dice que el cerdo de Auron y sus compañeros lo hicieron. Auron le dijo al chaval que iba a follárselo hasta matarlo y Quackity dijo: 'De acuerdo. Inténtalo, cabrón'.

Vegetta miró por encima de su revista y sacudió la cabeza.

— No puedo decir si ese niño es simplemente idiota o si tiene pelotas como sandías.

Lolito se rió.

— Para ser maricón, tiene pelotas. No sé por qué eres tan duro con él.

Los ojos de Vegetta se estrecharon.

— No jodo como él, colega.

— Porque es maricón.

— No.

— Sí. ¿Te agrado?

Vegetta puso los ojos en blanco, sabiendo a dónde iba esto.

— Tú estás bien.

— ¿Por lo tanto no te disgusto porque soy andrógino?

— Vete a la mierda.

— ¿No es esto la misma cosa? ¿Cómo es que lo discriminas, pero no a mí?

Vegetta lo consideró un momento.

— Si tuvieras a un niñato en tu celda mirándote cuando estás desnudándote, sería lo mismo. —Gritó finalmente.

Lolito levantó una ceja.

— ¿Cree que es atractivo para ti?

— Tal vez. —Dijo Vegetta, aunque no lo sabía.

— Lo que pienso es que tu ego te dice que cada maricón de este lugar quiere follarse tu apretado y pequeño culo pálido, aunque probablemente no lo hagan. —Se burló Lolito.

— Que te jodan, macho. —Vegetta lo miró con el ceño fruncido, enrojeciéndose.

— Independientemente de eso, si el chaval no te encontraba atractivo, apuesto a que te sentirías devastado.

Vegetta lo miró de forma cruel. No había muchos tipos que se pudieran burlar de él de esta manera.

— ¿Por qué no te largas ahora? —Sugirió en un tono de voz más dulce.

Lolito sonrió.

— ¿Todo lo que digo es porque no le das al tipo un puto respiro? No ha tenido nada salvo peleas con todos los de aquí desde que llegó.

— ¡Se lo ha ganado por sí mismo!

Lolito lo miró un momento, entonces meneó la cabeza y abandonó la celda.

(...)

Pasaron dos semanas antes de que Quackity volviera. Llevaba en su brazo izquierdo un cabestrillo y tenía manchas amarillentas a un lado de su cara. Vegetta estaba abajo en el área principal jugando a las cartas con Mangel, Lolito y varios tipos más cuando vio a Quackity pasar por delante y dirigirse directamente a su celda. Lo miró fijamente un momento, entonces regresó de nuevo a su juego.

Quackity dormía cuando el mayor volvió justo antes de la comida. Vegetta seguramente hizo suficiente ruido como para que su compañero abriera los ojos y lo mirara con el ceño fruncido.

— ¿Me extrañaste? —Preguntó Quackity con refinado sarcasmo.

— Sí, como a una plaga de ladillas.

— También te eché de menos, cariño. —Le respondió con el tono más afeminado que Vegetta hubiera oído alguna vez.

Anduvo con paso decisivo hacia la litera, con intención de permitir finalmente a su puño entrar en contacto con la cara bonita de Quackity, pero se detuvo en seco cuando vio miedo en la expresión del chico. El otro hombre preparándose para ser golpeado.

De repente, Vegetta no tenía interés en golpear a su compañero. En cambio, saltó hasta la litera superior y se tendió, escuchando al menor respirar tranquilo.

(...)

Quackity lo siguió abajo al comedor durante la cena y Vegetta miró por el rabillo del ojo mientras sostenía su bandeja en una mano y le llevó varios intentos agarrar sus cubiertos de plástico con la mano resentida. Vegetta resistió el impulso de ayudarlo y le dio la espalda, yéndose a su mesa. Cuando se puso en marcha y vio que Quackity no lo seguía, se volteó.

Quackity estaba frente a frente con Auron mientras este escupía en la comida del menor. El matón sonrió con satisfacción y dijo:

— Ahora cómetelo.

Vegetta se dijo que todas las apuestas estaban echadas y no reconocería a Quackity otra vez si el cobarde hacía lo que le dijeron. Pero ya debería haber conocido al menor y sus pelotas un poco mejor.

— Jódete. —Quackity refunfuñó antes de lanzar su bandeja en la cara de Auron y el pandemónium siguió, con Auron luchando con él en el suelo y los compañeros de este insultándole.

Vegetta miró un momento y luego siguió comiendo mientras pudiera antes de que los guardias vinieran y los llevaran a sus celdas.

ANĐ SØ IS ŁØVE [V&Q]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora