Capítulo 1

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Capítulo 1

“El encuentro”.

James Johnson.

Las vacaciones están por llegar a su fin, este verano ha sido genial, estuve de fiesta en fiesta con mis amigos y mi novia. 

Las primeras dos semanas fui de visita a la casa de mis abuelos en Alemania, pasamos asombrosos momentos en familia. 

Visité la playa con mucha frecuencia, practiqué surf y salí a correr cada mañana en compañía de mi hermana mayor, Ava.

Mi única hermana, comienza la universidad en unos días, ahora mismo está realizando su exámen de ingreso, si aprueba será una chica universitaria.

Estoy tan feliz por ella. 

Es un año mayor a mi, va a estudiar literatura Inglesa. Siempre se le dio bien todo lo relacionado con las letras y el arte, además le gusta tocar el piano, va a clases de canto y teatro. En todos los aspectos se desempeña muy bien, es de verdad muy talentosa.

Me siento un hermano orgulloso, lo estoy. Nunca conocí a una persona tan buena, carismática y sensible como Ava. 

En comparación a mí, la próxima semana comienzo el último año de instituto. Deseo graduarme, empezar la universidad para estudiar economía y dirigir las empresas de mi familia. Desde que tengo trece años quiero seguir el legado de mi bisabuelo, abuelo y padre, cada día que pasa falta menos para lograrlo.

Retomando el tema de las diferencias entre mi hermana y yo, es extraño no solo porque tenemos distintos gustos y personalidades, físicamente no nos parecemos en nada. 

Ella es completamente rubia y de ojos marrones, su estatura es tan baja que podría fingir tener quince años de edad y sería creíble. 

 Yo, en cambio, tengo cabello castaño (aunque en estos momentos tengo la cabeza rapada), ojos verdes y le saco casi tres cabezas. 

Pienso en cuando de niños nos molestábamos diciendo que uno o el otro era adoptado.

Ahora mismo, estoy sentado en el sofá con las piernas arriba de la mesa pequeña del living principal, cuando comienza a sonar el teléfono. Como odio las llamadas y no tengo ganas de responder espero a que Ingrid, la empleada o mi madre respondan.

—Hola, ¿si? —contesta mi madre frunciendo el ceño en mi dirección.

Sé que cuando termine la llamada va a reprenderme por haber dejado que el teléfono suene por segunda vez, suele pasarme y no solo cuando suena el mismo, sino también cuando tocan el timbre, odio atender y relacionarme con personas desconocidas.

Aunque con personas conocidas también. 

Mi progenitora parece no estar de buen humor pero su gesto cambia a uno más alegre en cuanto se da cuenta quien es la persona que está detrás de la llamada.

—¡Oh, por dios!—exclama sobresaltada, aún así mantiene un timbre de voz dulce que transmite emoción.

—Bárbara, cuánto tiempo. Estamos muy bien, ¿Ustedes?

—Cambié mi número de celular hace unas semanas y olvidé registrarte nuevamente—sigue hablando con mucho entusiasmo.

—Me alegro mucho. Por supuesto, me encantaría volver a verlos, esta noticia le encantará a Alfred—por lo que he podido deducir es una amiga que perdió el contacto y está complacida de tener novedades sobre ella.

Podría irme a mi cuarto pero disfruto demasiado estar en el sillón sin nada que hacer, además estaba a punto de prender el play para jugar al fifa al menos una hora, porque cuando comiencen las clases tendré poco tiempo para darme estos gustos.

El último año Donde viven las historias. Descúbrelo ahora