Cautivada

2.4K 278 13
                                    

No supe qué decir de momento, pues nunca se habían tomado el tiempo de hacerme un detalle como estos que no fuera por mi cumpleaños o en alguna otra festividad. Si mi corazón antes se encontraba acelerado, ahora explotaba en cientos de sensaciones maravillosas dentro de mi pecho.

—¿No te gustó? — inquirió, frunciendo el ceño mientras veía los pétalos y la decoración de la mesa—. ¿Qué te disgusta? ¿Las flores? ¿El vino? ¿El lugar? ¿O todo?

—¡No me disgusta nada! — no sé si se trató de un impulso o del sentimiento tan extraño que me gobernaba, que me lancé a sus brazos y lo abracé con gran emoción—. Esto es un gesto muy bonito de tu parte, Jacob. ¿Por qué lo has hecho para mí?

—Porque lo mereces — correspondió a mi abrazo de inmediato, apretándome fuerte contra su pecho—. Mereces esto y mucho más, calabacita. Incluso siento que es poco...

—Claro que no es poco. Todo es perfecto y muy hermoso — rodeé su cuello con un dejo de timidez, me puse de puntillas y deposité un beso sobre sus labios—. Gracias por hacerme sentir tan bien en momentos tan difíciles.

—Quiero que seas feliz. No me gusta verte triste porque sufro contigo — ahora fue él quien me besó—. El que debe agradecer porque estés aquí conmigo dándome una oportunidad y confiando en mí a pesar de que personas muy importantes en tu vida te fallaron, soy yo. Que estés a mi lado y abriendo tu corazón lo significa todo para mí.

—¿Por qué siempre tienes palabras tan bonitas para decir?

—No lo sé — se encogió de hombros, soltando una risita divertida—. Digo lo que siento y lo que pienso.

—Eres un buen chico, además de que eres muy guapo — confesé, hechizada por sus encantadores ojos grises.

—G-gracias — carraspeó—. Ven, toma lugar en la mesa y déjame servirte, tesoro.

—Adoro tu acento italiano, deberías hablarme más seguido en tu idioma. Puedo entenderte sin problema alguno. No puedes engañarme si planeas algo a mis espaldas.

—Il nostro matrimonio è l'unica cosa che ti nasconderò, mia cara. (Nuestro matrimonio es lo único que te ocultaré, querida.)

Sentí las mejillas calientes ante su comentario. No he pensado ni siquiera en nuestra extraña relación de pareja, cómo para pensar en nuestro matrimonio que será dentro de un año...

Inconsciente o no, llevé mi mano a mi pecho y toqué la argolla que cuelga de mi collar. Aunque hicimos un trato y en su momento me sentí en la obligación de cumplir con la palabra de mi padre a cambio de las propiedades y la empresa, lo cierto es que ahora no me siento atada a él de esa manera. Lo que me ata a Jacob es algo diferente, puedo sentirlo en mi corazón con cada latido frenético que tiene siempre que lo tengo en el pensamiento. ¿Será amor o solo un gusto primerizo?

—Sueño con ver ese anillo en su lugar — tomó asiento frente a mí y apreté la argolla entre mi mano—. Come antes que se enfríe la cena.

Sirvió mi comida en mi plato y luego sirvió el suyo. Empezamos a comer mientras la fresca brisa nos golpeaba con suavidad y el sol nos iluminaba las pieles.

—¿Quieres saber la historia de amor que ocurrió en este mismo lugar? Aunque es tan desagradable de contar — hizo una mueca de asco.

—Me encantaría conocer esa historia. Y no debería ser desagradable cuando se trata de amor.

—Créeme, te parecerá muy desagradable — se sacudió el cuerpo—. Desde pequeño quedé traumado.

—¡No me digas que es como el amor de Romeo y Julieta!

Cautivando tu corazón[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora