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Debido a los toques de la puerta que oía a lo lejos, Jae se comenzó a remover un poco bajo la sábana. Fue al momento que dejó de escuchar ruido que el menor finalmente despertó de su sueño, sonrojándose como un tomate al percatarse de la cercanía que mantenía con su nuevo amigo.
Jae y _____ llevaban ya una semana permaneciendo juntos en dónde el primero había estado recibiendo un trato de primer nivel desde que el pelirrojo declaró que estaba bajo su cuidado.
El joven Yamaguchi no estaba seguro de la situación de los familiares de su nuevo amigo, por lo que sabiendo que probablemente las noticias no serían alentadoras, le aseguró que no debía preocuparse porque no permitiría que nada le faltase.
Incluso los sirvientes del clan notaron que su joven maestro prácticamente estaba consintiendo y malcriando al nuevo niño a diestra y siniestra, cumpliendo cualquier pedido que el pelinegro llegase a querer. Tal comportamiento sin duda llamó la atención del líder del clan, pero viendo la sonrisa en el rostro de su nieto, le permitió seguir actuando sin problema alguno, después de todo finalmente parecía estar interesado en relacionarse con otras personas de su edad.
_____ sin duda estaba más que feliz por tener a alguien que lo acompañase puesto que su educación era completamente en casa para mayor seguridad del menor, algo que el pelirrojo continuaba sin entender por completo debido a que incluso la policía y altos puestos dentro de la política, se encontraban en las palmas de su familia.
A pesar de ello, el joven maestro tampoco se quejaba mucho al respecto si tomaba en cuenta la reputación de su clan porque la mayoría de los demás niños que ha conocido, se mostraban temerosos ante su presencia; en cambio la niñas que se acercan a él, es principalmente para buscar un acuerdo matrimonial.
Cuando el joven maestro se percató de que en esta vida sería hombre, ciertamente se sorprendió mucho más pronto fue algo que asimiló pensando en las ventajas que tenía ahora que renació siendo del sexo opuesto. Por otro lado, su sexualidad era algo seguía teniendo claro; siendo hombre o mujer, buscaría una pareja masculina sin lugar a dudas.
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Con los rayos del sol llegando a las orillas de la enorme cama en la que ambos niños estaban, Hong sabía que era momento de levantarse, pero su amigo continuaba durmiendo sin mostrar signos del que pronto despertaría y aquello era entendible cuando el día anterior ambos tomaron diversas clases de combate como parte del itinerario de verano del joven maestro.
