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—paso —dijo iván pensando una pregunta.— ¿vivís con tus viejos?

—con mi mamá nomás —agarró una carta y por la sonrisita, se delató de alguna carta buena.— el acento tuyo, ¿de dónde es? 

iván se empezó a reír por la pregunta.

—santa fe... ¿tanto se nota? —preguntó sonriendo.

—cada vez que hablás te sale el tono —habló carre mientras iván dejaba una carta en la mesa.

—no sé, no me doy cuenta y mis amigos están acostumbrados —dijo chill.— uno

—da, pará gil, tengo como cinco cartas todavía

—sos re pete wacho, dale tirá —habló tomando agua, viendo que rodrigo lo miraba sonriendo mientras dejaba un +4.— hijo de puta... ¿qué color?

—rojo... levantá, dale —se rió, viéndolo agarrar las cartas.

—¿tenés hermanos? —preguntó iván, viendo el nuevo juego que tenía en las manos.

—dos hermanos mayores, ¿vos? —lo vio decir que no.— ¿sos hijo único? con razón

—¿con razón qué? —preguntó y rodrigo lo miró, con la sonrisa asomándose en su cara, pensando qué decir para zafar. iván se dio cuenta y se rió mirándolo.— ¿por qué con razón?

—por nada... no sé, tenés una onda a que sos hijo único —chamuyó, iván lo miró sin creerle y los dos se rieron.— te toca, dale

—uno —volvió a decir después de dejar un par de cartas y rodrigo se quejó.— ¿tenés mascotas o algo de eso?

—además de mis hermanos, un gato que se llama barry... ¿y vos?

—re copado... acá no tengo, en santa fe tengo una gata que la cuida mi papá —dijo dejando la última carta, ganando él por tercera vez consecutiva.

—hijo de puta, para mi que hacés trampa —murmuró rodrigo, dejando las cartas enojado.— ¿cómo se llama tu gata?

—cielo —dijo agarrando el celular y mostrándole una foto de la dichosa gata, re orgulloso de su mascota.

daba cierta ternura, la verdad. 

—chicos, ¿ya comieron algo? —preguntó la mujer bajando la escalera.— ya son las diez y cuarto, avisaron que hay alerta

—uh, me olvidé de hablar con mi mamá —recordó rodrigo, yendo a agarrar su teléfono que ya tenía bastante batería. ni bien lo prendió, vio la cantidad de mensajes llegándole.— a la mierda... 

susurró, escuchando que iván se reía de fondo e iba con su mamá. rodrigo marcó el teléfono de su vieja y obvio que lo primero que recibió fue una ola de preguntas, algunas puteadas al aire y otras palabras que declaraban lo enojada y preocupada que estaba.

—ya sé ma, se me quedó sin batería cuando estábamos hablando —dijo tranquilo, con la esperanza de ver si se le pegaba la tranquilidad a la mujer.

—¿es tú mamá? —preguntó bajito la madre de iván.— ¿querés que hable con ella? así le explico que está todo bien —ofreció y rodrigo dudó, le dijo a su mamá que la otra mujer quería hablar con ella y aceptó al toque, dándole el celular.— ¿cómo se llama?

—silvia —dijo viendo que asentía.

—hola silvia, soy valeria, la mamá de iván... 

a rodrigo le causaba gracia cómo la secuencia y la charla sonaba tal cual a cuando era pendejo y se quedaba en casa de algún amiguito suyo.
vio a iván salir de la cocina para agarrar el vaso vacío y volver, rodrigo aprovechó a seguirlo como si fuera un patito.

SixthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora