Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).

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Esos amigos que nos dan la vida.

CLOE

Había escuchado un ¿te vienes a celebrar? Y no sabía a quién se refería. Las siguientes palabras me confundieron y me pusieron nerviosa automáticamente. ¿Y por qué no le escribes? Sería un buen comienzo. Había sido un día cargado de alegrías y de muchas emociones. Soy consciente de que alcanzaba una meta que me había propuesto hace años y nada ni nadie me iba a quitar la alegría. O eso pensé yo hasta que hablé con Yezzy. Me encontraba apoyada en el marco de la puerta escuchando la conversación que mi amigo tenía dándome la espalda. En cuanto colgó la llamada con el susto de verme, el móvil voló nuevamente.

—¿Quién me tiene que escribir?

—"Me cago en todo" Cloe, ¿por qué me asustas? —Se tocó el pecho sinónimo de «me has pillao», y se agachó para coger el aparato del suelo.

—¿Qué ocultas?

—¿Yo? Nada, ¿por?

—¿Quién me tiene que escribir?

—No eres el ombligo del mundo, cielo. —Se tocaba el pelo con angustia—. No me refería a ti.

—Sí, seguro que es un amigo tuyo que quiere ligar con tu abuela y por eso le dices que le escriba.

—Pues no es con mi abuela con quien quiere ligar, pero sí con mi tía Lupe. —Soltó su risa nerviosa y yo sabía que estaba mintiendo. Entorné los ojos con claras dudas y él siguió con el cachondeo—. La conoció en la boda, sí.

—Yezzy, no me engañas. Tu grito de antes y tus nervios de ahora te delatan que flipas. Además, tú no tienes una tía que se llame Lupe.

—No la conociste —se encogió de hombros despreocupado.

—¡Anda que te den! —Me giré con cabreo y me cogió por el brazo haciéndome regresar al sitio.

—¡No te enfades! Ven aquí —me abrazó con el cariño tan particular que siempre me daba—. Es un amigo que está loco por una amiga. La amiga también está loca por él. Han hecho muchas gilipolleces en su vida y, bueno... Mi amigo me ha contado algo pero no te lo puedo decir.

—¿Por?

—Porque hay secretos que no me pertenecen —me contestó mientras cogía un mechón de mi pelo y lo enredaba en su dedo.

Entendía su mensaje. Yezzy había sido una persona leal hasta más no poder. Y si le contabas algo era una tumba.

—Y esa amiga tuya que dices que está enamorada, ¿se enterará de ese secreto?

—Yo no he dicho que está enamorada, he dicho que está loca —agrandó sus preciosos ojos azules y me contagió su sonrisa—. Supongo que se enterará muy pronto. Hay secretos que no se pueden ocultar mucho tiempo.

—Vosotros dos, ¿qué estáis tramando? —Entraron Manu y Dylan con bromas.

—¿Nosotros?

—¿Estáis confabulando? —preguntó Manu con sorna—. ¡Vamos a celebrar! —Descorchó una botella de cava, el corcho voló y se derramó parte del espumante.

Yezzy, para disimular, cogía las copas.

—¿Has visto cuánta gente se ha conectado? —Celebraba Dylan sonriente.

—¡No me lo podía creer! —exclamé con emoción.

—Pues ya sabes, cuando quieras hablar de tu libro hacemos un directo y eso te ayudará a seguir creciendo.