Capítulo único

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Pequeñas burbujas de aire se formaban con cada suspiro que soltaba y estas subían hacia la superficie, perdiéndose en el brillo de la luz lejana que iluminaba su cuerpo y creaba gentiles formas en la arena del fondo. Su mano se deslizaba por la arena moviendo los granos de polvo blanco, la otra mano se reposaba en su cabeza, rascando tentativamente sus garras contra sus cabellos, enredando sus mechones rubios; el codo se enterraba ligeramente en la arena y su cuerpo se calentaba con suavidad en la calidez tan cómoda y confortable del fondo. deslizó sus dedos hasta localizar una concha marina enterrada, giró los ojos ante un cangrejo ermitaño que lo miró con brillo en sus ojos ante el hallazgo que había hecho. Se la entregó, y el cangrejo golpeó las pinzas creando un sonido sordo de impacto como agradecimiento y se llevó la caracola arrastrando por la arena. Sonrió y siguió moviendo el fondo.

Deslizó su mano y agarró una cantidad de arena entre sus dedos, dejándola caer a merced de la corriente marina. El brillo de la arena, pequeños pedazos de micro plásticos producidos por los asquerosos humanos, arrugó su expresión y su cuerpo se puso en tensión, levantando la mirada y tensando su brazos para apoyar las dos manos enterradas en la arena. Su cabello se movió ligeramente, con un giro de muñeca lo empujó hacia atrás y hacia el lado, en su hombro.

El sol había sido ocultado por una masa oscura, un barco. Giró la vista: un barco pesquero... la enorme red venía tras él, arrastrando el suelo y moviendo la arena como si de un tornado marino se tratase. Arrugó su expresión y movió su cuerpo con elegantes brazadas. apartó a todos los peces y mariscos que sus brazos abarcaron en el proceso y vio como la red se alzaba, desvió los ojos y se alejó moviendo sus aletas con tristeza, no podía detener las fuerzas de la naturaleza destructiva de los humanos y tampoco podía cambiar el destino de los peces atrapados en la red. Aquella noche, como todas, sería una noche triste, una gran pérdida...

Sus brazos se movieron, escondiéndose entre piedras y rocas, disimulado, evitando los barcos, los drones acuáticos, los submarinistas, los depredadores y sobre todo las lanchas de humanos que se divertían molestando a las pobres criaturas que necesitaban subir a respirar... Levantó los ojos, el rápido movimiento de las lanchas por la superficie, nuevas burbujas se escaparon entre sus labios con desagrado y pesadez. La vida en aquellos mares había sido complicada, verdaderamente complicada desde que el mito de las sirenas y los tritones quedó como una leyenda urbana y ya no se temía al mar o ser ahogado por una de ellas o uno de ellos. Y eso los irritaba porque no podían hacer sus apariciones ante miles de personas y llevarse a alguien a las profundidades, esperando que huyeran de la playa o del lugar donde se encuentren... Pero en realidad les seguirían y no pararían hasta encontrarlos.

Hasta sacarlos del agua. Hasta matarlos...

Ya había pasado eso con varios de ellos. Por eso desde hacía años... siglos enteros... se escondían en las profundidades, eliminaban todo tipo de prueba que pudiera haber de ellos y se escondían de cualquier cosa que pudiera ser artificial, especialmente las redes y los barcos. No podía hacer otra cosa, la causa principal de su soledad habían sido los humanos y las pocas medidas preventivas que sus compañeros tuvieron a la hora de cazar...

Su dieta se basaba principalmente en marisco y pescado, había eliminado por completo de su lista de hobbies arrojar humanos al mar y llevarlos al fondo del mar y, sobre todo, sus lugares favoritos eran las grietas profundas en las que los humanos no podían meterse o alcanzar por más que llevaran aire encapsulado en sus espaldas.

La vida en aquellos mares era difícil, pero había aprendido a esconderse, a escapar, a disimular, a camuflarse... sus escamas fueron azules en algún punto de su vida, un azul como nunca antes, un azul verdaderamente hermoso... pero se volvieron oscuras, color terroso, color percebe: el petróleo, la contaminación, la falta de aire marino, el ambiente tóxico... Todo eso había contribuido.

188.- Shapeshifter (Dip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora