TaeTee
Una mañana tranquila en la ajetreada ciudad de Bangkok, dos compañeros de departamento y trabajo, se dirigían hacia la oficina que compartían desde hace varios años.
Llegaron a un edificio de cuatro pisos y tomaron el elevador después de checar su hora de entrada en recepción.
-¿Tae, tienes brillo labial?, siento muy resecos los labios -dice Tee buscando en su portafolios su brillo que no encontraba.
-No tengo, pero si quieres, mi saliva puede ayudar -contesta Tae muy coqueto, ya tenía días insinuando cosas que Tee todavía no alcanzaba a comprender.
Tee lo volteó a ver inexpresivo, pero después hizo una mueca que le indicó a Tae que no entendió la referencia.
-¡Que asco!, ni que fueras mi mamá para querer poner saliva en mi cara para limpiarla.
Todo el ánimo de Tae de coquetear se había caído al suelo en un santiamén, ¿cómo era posible que Tee fuera tan despistado?
Sí, efectivamente, como ya lo han de suponer, Tae lleva enamorado de Tee dos años exactamente. Una mañana tranquila en su departamento se cuestionaba el porqué ninguna chica le atraía.
"¿Seré asexual?", se preguntaba, "¿por qué no me atrae nadie? ¿Tendré que ir a un médico?", cuestiones que a diario se preguntaba y más cuando le decían si tenía pareja o alguien que le llamara la atención.
En su departamento de trabajo había hombres y mujeres bellos, pero ninguno le llamaba tanto la atención como para pedir una cita.
Preguntándose cuestiones sin resolver, Tee salió del baño, solo con una toalla sujetada a la cintura tapando sus partes íntimas, con algunas gotas de su cabello cayendo por su cuello. Curiosamente siguió esa maldita gota por todo su recorrido, se le hizo agua la boca y envidió esa maldita gota, llegó a dónde nadie había llegado. Sí, Tee era virgen. Tragó grueso y regresó su vista a los ojos de Tee, su corazón comenzó a sonar como fiesta de caníbales a punto de devorar a su presa.
Su cerebro hizo click, ¿quería una respuesta a sus incógnitas?, ahí la tenía, frente a sus ojos, y no era cualquier respuesta. Conocía a Tee desde la universidad, era un chico muy inteligente -todavía lo es- y el más guapo de la universidad. Todos y todas lo envidiaban porque le tocó estar en los dormitorios junto a él.
Se hicieron los mejores amigos, y por suerte de los dos, quedaron en la misma empresa y decidieron rentar un departamento para los dos y dividir los gastos de manutención. Llevaban ya seis años viviendo juntos en ese departamento, pero hasta hace dos años observó que no solo como amigos le llamaba la atención Tee.
¿Se sentía cómodo con Tee? Sí, pero era más que eso. Si no era con él, no le gustaba hacer nada. Era su compañero, su complemento. Pero, Tee, ¿sentía lo mismo hacia él?
Varias veces le dió indirectas y como siempre, éste no las llegaba a comprender o tal vez se hacía el que no las comprendía.
Esa mañana decidió jugarse el todo por el todo, amaba la amistad que tenían, pero no soportaba más sin saber si su amigo sentía lo mismo que él. Observaba que a Tee tampoco le llamaba la atención alguna persona. Muchos lo invitaban a salir y él siempre los rechazaba porque decía que prefería estar en el departamento con su mejor amigo viendo una película o cocinando juntos.
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Siempre a tu lado
FanfictionDos jóvenes universitarios se encuentran en un lugar no tan visitado y ahí comienza todo. Primero son compañeros de dormitorio, después de departamento y trabajo. Inconscientemente, ninguno quiso separarse y seguían juntos, pero todo cambio cuando...