•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•VICTORIA
Italia. Al día siguiente.
La brisa ligeramente fría golpea mi rostro, mi esposo tiene sus brazos alrededor de mi cuerpo, su rostros recostado del mio con los ojos cerrados y todos tenemos la mirada fija en un solo punto que duele.
Una caja cuadrada donde reposan los restos de Ricardo, mi tío Frank sostiene a su esposa quien no ha dejado de llorar y yo no puedo evitar soltar lágrimas silenciosas.
Los árboles bailan con la brisa fría, el cielo grisáceo da más ambiente triste a lo que está pasando debajo de él, recuesto la cabeza en el hombro de Samuel y él frota mi espalda aún con los ojos cerrados.
Todo se siente tan malo, si ayer me sentía mal hoy me siento peor al ver que no es una horrible pesadilla de la que voy a despertar en menos de nada. Los golpes avasallan mi pecho por dentro haciéndome llorar como niña pequeña.
La falta de alguien que siempre estuvo siempre va a doler, simplemente que con el tiempo las cosas son más fácil de cargar, sin embargo ese simplemente no es ahora.
Los chicos enviaron coronas de flores ya que nosotros decidimos sólo estar nosotros. El sentimiento de tristeza se siente en todos lados, en el aire, en la piel y en el corazón.
— ¿Te puedes quedar con tu tía? —pregunta mi papá para los dos, logrando que Samuel abra los ojos aun con sus manos en mi espalda.
— Si... —digo limpiándome la mejilla.
— Nosotros tenemos cosas que hacer y Frank no quiere dejarla sola. —dice él.
— Esta bien yo la llevaré a casa en un rato. —digo. Me besa la coronilla y veo como se acerca a mi tía, le pone la mano en el hombro y le dice algo mientras ella se limpia las lágrimas. Mi tío Frank y él salen dejándonos entre tumbas y brisa fría.
—No creo que cargar con lo de algo más sea lo mejor ahora. —me dice Samuel cuando nos alejamos ha hablar.
—Es mi familia, no puedo dejarla sola, y menos después de esto. —digo.
Me quedo en silencio dejando que la brisa fría golpee mi cabello con suavidad, me abrazo a mi misma mientras veo a la madre de Ricardo pasar la yema de los dedos por la caja donde esta su hijo.
—¿Por que no puedes dejarla sola? —pregunta.
Culpa mía.
—Porque estamos pasando por un momento difícil. —digo con voz rota.
—Malcriada. —alzo la mirada cuando me toma de la barbilla— Mientes.
—Lo perdí y lo peor es que lo perdí hace mucho tiempo. —digo con los ojos llenos de lagrimas.
—No. —me dice.
—Si. Lo sabes. —le digo.
—No es momento para que te reproches nada, terminaras peor que ahora. —espeta.— Así que llega al departamento antes del anochecer.
Me quedo de pie cuando se va, nadie dice nada, levanto la muñeca y miro la hora en el reloj que tengo en la muñeca. Camino lentamente hacia Claire y pongo la mano en su hombro, se tensa y luego se relaja.
— Tía tenemos que irnos... —susurro.
Para mi sorpresa se pone derecha y limpia las lágrimas derramadas, acomoda las flores mientras repara la foto de Ricardo y le tiendo el brazo para que ambas salgamos de aquí.