CAPITULO 1

239 14 5
                                    

Narrador.

Era una noche como cualquiera en la ciudad de Madrid. En la residencia Montesinos se encontraban Felipe y su esposa viendo televisión de lo más bien y tranquilos mientras que en el segundo piso Lucrecia estaba en su habitación con los auriculares escuchando música ajena a los ruidos sexuales que producía la última conquista de Valerio, su hermano mayor quien estaba en su habitación al lado de la de ella follando frenéticamente a Rebeka en la posición de perrito aunque sin mucho entusiasmo...

— ¡Ahh sii, joder Valerio. Más rápido!.—Exclamó la choni entre gemidos.

— Esta bien.—Hizo un poco de caso al pedido de Rebeka y así estuvieron un par de minutos hasta que cambiaron de posición. Ahora ella estaba montada sobre el mientras este permanece tirado boca arriba en la cama.

— ¡Ahh ahh si! Creo que tendré un orgasmo.—Cerró sus ojos y echó su cabeza hacia atrás sintiendo como se venía.

— Ohh...—Fingió Valerio pobremente su orgasmo logrando captar la atención de Rebeka.

— ¿Qué fue eso, acabas de fingir un orgasmo?.—Lo miró entre sorpresa y enojo expectante de su respuesta.

— No, no. No lo hice...—Rebeka sale de él y mira su pene cubierto por el preservativo pero sin ningún tipo de liquido adentro.

— No veo el semen, Valerio.

Un silencio incomodo llenó la habitación haciendo poner furiosa a Rebeka, eso los llevó a discutir unos instantes hasta que ella decidió irse a su casa.

Al día siguiente en la casa de los García, Samuel dormía plácidamente hasta que la alarma del despertador sonó ruidosamente logrando despertarlo, este con un poco de mal humor lo golpea hasta hacerlo callar y sin más se levanta para ir al baño para hacer sus necesidades. Minutos después, ya más relajado vuelve a su habitación, se alista y acomoda bien su cama hasta que de repente un tipo de 30 años más o menos entra logrando sobresaltar del susto al chico.

— Lo siento, colega. Estoy buscando el baño.—Se acercó a Samuel con la mano extendida— Soy Max.

— Samuel.—Toma su mano. Max se fijó en una revista para adultos al lado de la cama del chico e hizo una cara de asco mientras que sus manos seguían unidas— Tranquilo, soy zurdo —Eso lo tranquilizó un poco así que agitó su mano energéticamente con una sonrisa.

Al separar sus manos Max le hace un gesto para saber dónde queda el baño.

— Segunda puerta a la derecha —Indicó Samuel. El tipo le agradece y sale de su habitación cerrando la puerta para darle privacidad al chico.

Si el creía que estaba relajado pues ya no lo estaba, aquel tipo lo puso de mal humor de nuevo pero no tuvo más remedio en ir a la cocina para desayunar con su madre y hermano hasta que Max hace su presencia en ese lugar.

— Chicos, el es Ma...

— Ya nos conocemos.—Dijeron los tres al mismo tiempo.

— Que bien...—Dijo algo incómoda la madre.

— ¿También entró a tu habitación creyendo que era el baño?.—Preguntó Nano a Samuel y este asintió.

— ¿Café?.—Le ofreció Pilar a Max para evitar el momento incómodo.

—Si, un poco, Pilar. Muchas gracias.—Bebe un poco de su taza de café.

— Y dime Max, ¿Sufres algún complejo de crisis de mediana edad?.

— ¿Te atraen las mujeres maduras?.

— Ah... Yo...—Trató de responder a ambos hermanos pero las palabras no salían de su boca.

Terapia Sexual - CarmuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora