Capítulo 1: Comienzos

26 3 2
                                    

Capítulo 1: Comienzos

Era un bosque oscuro, demasiado para mi gusto. Corría ente los árboles altos y gruesos que me impedían ver el camino. Sentía como algo se acercaba, y rápido. Me force a correr más rápido, mas no tuve éxito. En un abrir y cerrar de ojos me encontraba en el suelo, había tropezado con una de las tantas ramas que sobresalían por el bosque. Sentí una respiración pesada y entrecortada sobre mi nuca, rápidamente me giré para encarar a un enorme lobo. Aún estando en cuatro patas era más alto que cualquier humano de pie. Incorporando mi peso sobre mis codos comencé a retroceder lo mas rápido que pude ante la criatura que tenia en frente. Era un lobo de pelaje más oscuro que la misma noche, y unos ojos de igual oscuridad que te absorbían. Me miraba con una intensidad que me congelaba, era aterrador. En ningún momento abrió su hocico, pero se escuchaba una voz. ¿De quien era, si solo estábamos el lobo y yo en ese bosque?

-«Alice, vendré por ti»

Típico. Todos los días te dicen que viene por ti un gigantesco lobo negro. Mi cara debería ser todo un poema, estaba extremadamente confundida y aterrada.

-«...ce»

-«...lice»

-«¡Alice!»

Abrí mis ojos, acostumbrándome a la luz. ¿Una pesadilla? Parecía tan real... Sacudí mi cabeza, aún estando abrumada con el sueño. Quizás y todo fue una creación loca de mi cerebro, pero en el peor de los casos existía la posibilidad de que esas palabras fueran ciertas y que en realidad si vinieran por mi.

-«¡Alice!» Volvió a exclamar mi querida amiga Kim. Esta llevaba su cabello perfectamente recogido en una trenza desordenada, una blusa de manguitos naranja, una chaqueta negra de algodón, unos jeans del mismo color de la chaqueta y unos vans naranja y negros.

-«¿Qué pasa Kim, porque tanto alboroto?» Le pregunte volviendo a cubrir mi cara con las sábanas de la cama, pues aun no me levantaba.

-«Alice, levántate, si mama nota que no estas lista te regañara. Ahora avanza a prepararte y baja a desayuna. Te cubriré por unos minutos, solo procura avanzar.» Me decía algo impaciente. Y allí señoras y señores tenemos a la menor de la casa actuando como una hermana mayor que consciente a su princesa. Me levanté a regañadientes de la cama y me bañe. Abrí el armario y escogí un vestido negro sencillo y ceñido al cuerpo, accesorios del mismo color y unos converse negros. Peiné mi rubio cabello y lo deje suelto. Luego de eso baje las escaleras y me senté a comer con los demás.

El desayuno paso rápido y se nos hacia tarde así que nos fuimos a los automóviles. Mis hermanos fueron en el auto del mayor, quien era Ángel. Mientras que yo conduje con mis hermanas, siendo yo la mayor. El camino a la secundaria no estuvo tan lejos, al fin y al cabo podíamos caminar hasta llegar, pero decidimos ir en automóvil. Aparcamos los carros juntos y caminamos hacia dentro.

-«¡Oye, Kim!» Llame a mi hermana menor y la mas apegada a mi. -«No quiero que te acerques a ellos ¿vale? Cuida tu perfil y nada de juntes innecesarios» Ella se limitó a dirigirme una mirada de inocencia, y antes que pudiera responder la fulmine con la mirada. -«Hablo enserio Kim.» Y con eso y un berrinche de parte de la menor nos dirigimos a la entrada. Era gigantesca la secundaria. Tendría al menos cinco pisos y sobre cincuenta salones de clases. Intentando alejarme de Kim y sus exageradas reacciones ante el sofisticado edificio apresure el paso y al doblar en una esquina choque con un joven. Iba tan rápido y tan distraída que con el impacto logre lanzar lo al suelo.

-«¡Lo-lo siento mucho!» Me disculpe tan pronto conecte lo que había pasado. Todo fue tan rápido, que no se en que momento le extendí mi mano al joven y este la tomaba impulsándose hacia mi para levantarse. Le heche una mirada por encima, tenia el pelo perfectamente negro y algo revuelto, cosa que le daba pinta de chico malo. Llevaba una musculosa azul marino, unos pantalones negros y unos converse del color de la musculosa. Definitivamente era todo un bombón.

-«¿Te gusta lo que ves?» Río a todo pulmón el chico, que cabe mencionar, aún no conocía su nombre. Esto consiguió miradas de curiosos y que me ardiera la cara. Genial, ahora debería estar tan roja como un tomate por la vergüenza.

-«¿Cómo crees? Ni que hubiera tanto que ver.» Y ese fue mi error, provocarlo aún más. Este solo soltó una sonrisa torcida y por su expresión sabia que tenia un contraataque del cual prefería no escuchar.

-«¿Me prohíbes algo y vas y lo haces tú? Es que no puedo creerlo Al, simplemente no es justo. ¿Porque tu puedes y yo no? » Desvíe mi mirada desde el chico hasta mi hermana. Me había salvado de las palabras de aquel chico, aunque no entendía a que se refería. Estaba por preguntar cuando un olor peculiar inundó mis sentidos. No puedo creerlo. Ese olor era inconfundible, el era un hombre lobo. Y probablemente sabia que yo igual era una chica lobo, junto a mi hermana allí presente.

-«Vamos Kim» Mire a mi hermana seria, debía salir de allí. Ella tenia razón, ¿cómo podía prohibirle acercarse a ellos y yo lo hacia?

Caminamos en silencio hacia el salón. Kim admiraba todo a nuestro alrededor mientras yo procesaba la información. Había entablado conversación con un chico lobo de otra tribu, había tenido un sueño aterradoramente real y empezaba mi primer clase de mi vida de estudiante de secundaria. Demasiadas cosas para un solo día.

Al llegar al salón abrí la puerta en silencio, el salón estaba lleno a pesar de ser tan temprano. Solo quedaban siete sillas de las veinte y tantas que eran. Estas estaban dispersas por el salón,  exceptuando tres en la parte de atrás que quedaban juntas. Kim y yo nos sentamos juntas, agraciadamente nos toco en la misma clase y sillas pegadas. Las otras cuatro sillas fueron ocupadas y solo quedaba una a mi lado, que daba a la ventana del fondo. La profesora comenzó a hablar, era una mujer en sus cuarenta y tres años y lamentablemente nos enseñaría ciencias. Tenía el pelo corto color caramelo hasta los hombros. Su vestimenta consistía de una blusa sencilla blanca y unos jeans algo ajustados. Comenzó a pasar la lista y cuando llegó a William mire a todos lados, era costumbre observar a las personas y asociarlas con sus nombres. A la tercera vez que la maestra lo llamo, la puerta se abrió de manera despreocupada.

-«Presente» y sin más se dirigió al asiento próximo al mio. Genial, esto seria una clase interesante. La maestra lo miraba de manera acusatoria.

-«Que sea la última vez que llegue tarde a mi clase jovencito. No tolerare impuntualidades.» La señora Mora se acomodó en su silla y prosiguió tomado asistencia.

-«Nos volvemos a encontrar preciosa.» Me sonrió de lado, inclinándose un poco hacia mi asiento.

-«Ajá. Hola William. Y no me llames preciosa que apenas me conoces» Lo intente mirar tan molesta como me fue posible, pero no pude mantener contacto visual. Este chico tenia un efecto raro en mi, y no caería en sus redes tan fácilmente. «Tranquila Alice. Esto es algo natural para él, que igual lo sea para ti» Me intentaba convencer mentalmente  aunque no lograba nada. Estaba tan concentrada en convencerme de eso que no escuche a la maestra llamarme y mucho menos su pregunta hacia mi.

-«¡Alice!» Aparentemente hoy todos decidieron gritarme. Mire a la maestras con cara confusa, pues no la escuche. -«¿Y bien?» La profesora me miraba expectante junto a todo el salón. Mire a todos aún más confundida. William me guiño un ojo y yo solo me limite a fruncir el ceño.

-«Conmigo profesora. ¿Cierto Alice?» Sonreía inocentemente y yo solo asentí confundida. -«Bien» La profesora continuo preguntando y la gente decía nombres. A mi hermana un chico de cabello negro le pidió ser su compañera. -«Ahora que estamos listos, únanse a sus parejas.» Estaba por preguntar que pasa si no tenía, pero William unió nuestras sillas.

-«¿Que haces?» Le dije separándome de él.

-«¿Que crees que hago?» Me respondió como si fuera lo mas obvio del mundo.

-«¿Crees que si supiera te preguntaría?» Solo me cruce de manos y observe como este sacaba unos apuntes y los ponía frente a mi.

-«La maestra dijo que nos uniéramos con nuestras parejas y eso es lo que hago.» 

Genial, simplemente genial. Así que para eso que la maestra preguntaba nombres. De haber sabido me uniría a Kim, aunque ella parece tener un compañero menos insufrible que el mio... Quizás sea yo la insufrible después de todo. Suspire resignada.

-«¿Y bien que hay que hacer?» William miro a los demás grupos antes de mirarme. -«Besarnos»

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 05, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Eres mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora