—Ya te dije que no, no voy a casarme con ella. Me importa poco lo que Cassandra y tú quieran, simplemente no cuentes conmigo. Durante tres meses he hecho lo que me has pedido con respecto a ese irrisorio noviazgo. ¿No te das cuenta de que estás haciendo el ridículo? Todo el mundo sabe que soy completamente gay.
Byung tenía la cara roja de coraje; creyó que Minho tarde o temprano aceptaría ese matrimonio forzado. Pensó que el amor que Minho sentía hacia su madre lo doblegaría, pero finalmente lo subestimó, como siempre.
—¿Cómo es posible que prefieras a un don nadie a una hermosa mujer de sociedad?
—Papá, por favor cállate, deja de expresarte así de mi prometido. Tendrías que estar agradecido con Taem. Él siempre me dice que mi familia es lo más importante.
—¿Agradecido yo? ¿Con ese callejero? Jamás. Óyelo bien, Minho, vas a casarte con Wang, y es mi última palabra. Tienes una semana para darle un anillo de compromiso y fijar la fecha de la boda lo antes posible. Ella quiere un hijo, y nosotros, un nieto heredero.
—Ya tienes al hijo de Seung.
—No te hagas el gracioso, sabes a lo que me refiero. Necesitamos que Cassandra ponga sus acciones a nombre de ese futuro bebé, el cual será engendrado en cuanto se casen. O antes, eso sería mejor.
—Cassandra ya tiene un anillo de compromiso que compré, pero lo tomó sin que yo me diera cuenta. ¿No se lo has visto?
—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué no me lo habías dicho?
—Porque no quiero contarte todo lo que hago.
—Está bien, hijo, si ella ya tiene un anillo de compromiso, me quedo más tranquilo.
Minho salió de la oficina de su padre con una media sonrisa, había logrado quitárselo de encima por el momento.
Esa noche, Taemin estuvo pensando en la mejor manera de alejarse de su prometido, pero, por más que lo intentó, no pudo. Sobre todo porque, en cuanto llegó, Minho le hizo el amor; ni siquiera le dio tiempo de decir algo, simplemente se entregó como siempre. Amaba tanto a Minho que le resultaba imposible negarse a disfrutar las mieles de la pasión que este le proporcionaba al hacerlo suyo.
—Mi niño, me encanta cuando te entregas así, sin inhibiciones. Tu cuerpo es tan bello... Te amo tanto. Júrame que jamás me vas a dejar.
Taemin sintió un nudo en la garganta, y un dolor en el estómago lo atacó. Tenía que decirle algo. ¿Pero qué? ¿Cómo podría jurar algo así? Esa bruja de Wang le advirtió que solo tenía unos días para desaparecer de la vida de Minho, y, si no lo hacía, su mamá pagaría las consecuencias.
Minho juntó su boca con la de él y saboreó su lengua, sus labios. Luego se quedó mirándolo, esperando la respuesta.
—¿Qué sucede, Taem? ¿No estás seguro de querer estar conmigo para siempre?
—Min, yo... es que no... no quiero que... pienses...
—Entiendo, Taem, discúlpame por presionarte así. Pero mi edad me hace ser impaciente. Tú eres todavía muy joven y es normal que quieras disfrutar la vida con amigos de tu edad. ¿Dime, quieres volver a tu departamento con Kai?
—Nooo, Min, por favor. Yo no me quiero ir de tu lado.
Taemin comenzó a llorar. Que Minho le dijera que podía marcharse le hizo sentir una punzada en el corazón. En ese momento, entendió que debía luchar por ese amor. Ellos no tenían por qué pagar los errores de los demás. Ellos podían superar cualquier cosa, sobre todo si se amaban tanto.
—Mi niño, yo tampoco quiero que te vayas, pero entiendo que dudes en amarrarte tan pronto a un viejo como yo. Mereces algo me...
—¡Que nooo! Min, esa mujer es una malvada. Fue a buscarme y me amenazó. Meterá a la cárcel a mamá Victoria si no te abandono en una semana, pero no puedo... no puedo... ¡no puedo! Y tampoco quiero hacerlo. Soy un cobarde que te ama con locura. Min, no me dejes, no me abandones. Vamos a luchar, vamos a pensar cómo ayudar a mamá y quedémonos juntos para siempre. No soy malo, Min. Es solo que te amo tanto, y creo que eso me hace ser egoísta.
Minho lo abrazó, consternado por todo lo que Taemin acababa de decir. Ese pequeño estaba sufriendo, y él era el causante de su desdicha. No había sido lo suficientemente firme con su familia para defender sus ideales y sus preferencias, pero ya era el momento de demostrar que era un hombre fuerte, seguro, capaz de lograr cualquier anhelo. Y más si tenía a su lado a un ser tan maravilloso.
Se dio cuenta de que había sido tremendamente estúpido y egoísta. Nunca vio más allá de su confort o, mejor dicho, no quiso enfrentar la realidad. Taem siempre sufriría los maltratos de su padre y su hermano, pero también, en ocasiones, los de algunos conocidos. Ellos jamás lo aceptarían de verdad, y todo por haber vivido en las calles y, después, en un internado para desamparados.
—Mi niño, tú no tienes por qué pedir perdón por algo que es irracional. La gente es mundana y absurda en su manera de ver y pensar con respecto a los demás. Pero te prometo que todos te respetarán a partir de ahora mismo. No permitiré que te ofendan más. Y no quiero que vuelvas a decirme que no quieres que me enemiste con mi familia, porque no voy a escucharte. Ellos no merecen tu consideración. Créeme.
Los ojitos de Taemin estaban ya tan hinchados que sería difícil ocultar que había llorado.
—Mañana quiero que te quedes a descansar, va a ser un día muy difícil en la constructora. Voy a arreglar todo lo que ha estado mal desde un principio y que no supe controlar. Y ahora, quiero que elijas una fecha para que nos casemos.
—Min, ¿estás seguro?
—Sí, como nunca lo he estado. Anda, mira el calendario y dime el día que quieras. No me voy a mover de aquí hasta obtener un día exacto.
—¿Pero yo no sé cuánto tiempo se necesita para organizar una boda?
—Pídeles a Wendy y a Jessi que te ayuden. Habla con ellas.
—¿Podríamos tener una boda discreta? Solo con las personas más cercanas. No me siento cómodo con tus amistades, Min.
—Haremos lo que tú quieras. Pero no quiero que sigas ocultándote. Tarde o temprano tendrás que asistir a algunas reuniones conmigo, y me sentiré muy orgulloso de que estés a mi lado apoyándome.
—Te lo prometo, Min. No te haré pasar malos ratos. Voy a pedirle a mamá Victoria que me enseñe buenos modales.
—No, mi niño. No tienes que comportarte como si fueras a pasar un examen de admisión en esa sociedad estirada e hipócrita. Me agradas tal como eres, y así quiero que sigas siendo. No quiero que cambies.
—Pero...
—Nada de peros. Ya te lo dije: desde mañana todo quedará aclarado, y no esconderemos más nuestro amor. ¿Entendido?
—Entendido, Min.
Minho lo besó, y luego se acomodaron en la cama. Poco después, se quedaron dormidos. Mañana sería un día decisivo para su futuro.
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Minho llegó algo tarde a la constructora. De nuevo, no pasó por Cassandra, y ya no lo haría más; lo tenía decidido. Desde que entró al edificio, los empleados le hicieron la reverencia acostumbrada, pero ahora iba acompañada de un "¡Felicidades, jefe!". Subió al elevador, y fue lo mismo. Por último, Jessi también lo felicitó, aunque lo hizo de dientes para afuera. Era obvio que no estaba contenta.
—Jessi, ¿me puedes aclarar qué es todo ese alboroto entre los empleados? ¿Y por qué me están felicitando? No entiendo nada.
La chica se ruborizó ante la pregunta de Minho.
—Jefe, por la cara que tiene, supongo que no sabe nada. La señorita Wong envió una carta a todos los empleados en la que informa de su próximo enlace matrimonial con usted. Los ha invitado a todos este fin de semana a una fiesta para celebrar el evento, y, por supuesto, para anunciar la fecha de la boda.
La puerta de Byung fue abierta de un golpe. Minho estaba furioso y no buscaba quién se la hizo, sino quién se la pagara. Esa maldita carta fue la gota que derramó el vaso. Minho la llevaba en la mano; Jessi se la había impreso. La arrojó sobre el escritorio de su padre.
—¿Qué carajos significa esto?
CONTINUARÁ...
🤬😱😳🤬😱😳🤬
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O TÚ O NADA. (2MIN)🔞🌈
Hayran KurguChoi Minho se siente cautivado a primera vista por un joven huérfano cuando visita su empresa para reparar una computadora. Desde ese instante, sus vidas se entrelazan en un hermoso romance lleno de momentos memorables y dulces descubrimientos. Sin...