Tuve un sueño donde estaba en un bosque oscuro, mis prendas estaban sucias y mis pies descalzos, me sentía agotada y tenía sed, mi vista era borrosa y sentía que en cualquier momento caería al suelo.
Pero la cuestión era esa, que pasaban horas y horas y seguía ahí, dando círculos en ese mismo lugar y mi desesperación crecía cada vez más, quería salir de ese lugar, quería tener la oportunidad de ver el sol una vez más.
Mi fé se había acabado y porfin caí de rodillas, me acosté en el pavimento y miré hacia arriba, oscuridad, solo había oscuridad y ya estaba cansada de eso. Mis ojos se sentían pesados y mi cuerpo sentía frío, me rendí, ya no podía seguir.
Cerré mis ojos y di un último suspiro, en ese momento decidí que acabaría todo, ya no estaría más así. Pero, la luz golpeó mis ojos haciendo que me quejara de lo luminoso que era, al abrir mis ojos él estába ahí sosteniendo mi cuerpo ya débil, me observó y sonrió, esa sonrisa que transmite paz.
Ya no sentía frío, mi desesperación se calmó y esa carga que tenía desapareció ¿Cómo es posible? Este chico me impulsaba a más, me apoyaba y apesar de mis defectos él seguía ahí.
Cuando desperté pensé en aquel sueño extraño, pero algo entendí.
Aveces somos tan tercos al no decir como nos sentimos que nos encerramos en un bosque lleno de dolor y cuando pensamos que no podremos seguir adelante siempre llega esa persona a darle luz a tu vida, esa persona que aunque tú caigas el te ayudará a levantarte.
De eso se trata el amor, de estar ahí para el otro cuando más lo necesitemos.