Confesión 9

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Confesión 9:

Hago dramas para despistar mis fallas.


—¿Qué haces aquí?

Cristian se levanta y camina hasta mí.

—Tuve un problema con un cliente y mi jefe me dio el resto de la noche libre.

Frunzo el ceño.

—¿Qué ocurrió?

Respira profundo, soltando el aire por la boca, y se lleva las manos a la cintura.

—El tipo bebió mucho durante la noche y, ya borracho, me acusó de coquetear con su novia.

Arrugo la nariz.

—De idiotas está lleno el mundo.

Asiente, su aspecto cansado.

—Así es. —Me mira, arrugando el entrecejo—. ¿Dónde estabas? No saliste con July.

Me surcan los nervios. No puedo evitarlo, cada vez es más perspicaz.

—¿Recuerdas el tipo que llamó esta mañana? Habló con Jean y quiso vernos hoy para concertar todo.

La mentira surge rápido.

—Estabas con Jean —dice poco convencido.

Hora de hacerme la víctima.

—No uses ese tono conmigo, lo odio.

Frunce el ceño.

—¿De qué tono hablas?

—De ese tono incrédulo. —Doy media vuelta y camino hacia mí habitación. Lo escucho seguirme—. No te miento, estoy siendo totalmente honesta y tú vienes a acusarme de quién sabe qué.

Entro a mi habitación, dejando la puerta abierta. Voy hasta el clóset, busco un pijama y salgo un segundo después para luego encerrarme en el baño.

—No te acuso de nada, solo me parece sospechoso que dijeras esta mañana que saldrías con los chicos, llego a tu casa y me encuentro a tu compañera de piso, la que se supone que iba a salir contigo, sentada frente a la TV y en ropa de dormir.

—Los planes cambiaron y no fue por culpa mía, Cristian.

Me quito el vestido y me pongo el pijama, luego empiezo a desmaquillarme.

—Bien, disculpa, no hace falta que te pongas a la defensiva.

Suelto un suspiro de alivio.

—Lo mismo te digo, cariño.

Luego de quitarme el maquillaje, salgo del cuarto de baño para encontrar a Cristian tirado en mi cama, solo en ropa interior y con un brazo sobre su cara.

Pensé en darme un baño para quitar las evidencias del orgasmo que me dio Andrew, pero sería incriminatorio hacerlo. Me preparé para decirle que estaba cansada en caso de que quisiera tener sexo conmigo, aunque ya no hace falta ninguna excusa. Ya él se ha dormido.

Me acuesto a su lado, acurrucándome a su lado, y recuerdo cuando Andrew preguntó si era de las que hacía arrumacos. Lo hago solo con Cristian porque tenemos una relación. Con mis aventuras de una noche huyo nada más acabar y mis sugar siempre tienen que volver a sus casas. Igual no es que me gustaría quedarme en la cama con esos viejos, a menos que quiera conseguir algo. Me apoyé en Andrew hace un rato porque me hizo papilla el cerebro con solo sus dedos.

Me pregunto lo que podría hacer con su pene.

No pienses en ello o estarás mojada de nuevo.

Es cierto, ese hombre tiene la capacidad de excitarme sin tocarme. Comúnmente necesito estimulación para ponerme a tono, por ello Cristian se ha hecho un experto en los juegos previos, pero con Andrew solo necesité que me dijera lo que quería hacerme y estaba preparada.

Me muero por llegar a ese punto con él. Tenerlo dentro de mí será un sueño hecho realidad.


☆☆☆


Me salvé anoche de tener sexo con Cristian, pero hoy no creo poder postergarlo. Además, pensar en Andrew antes de dormir me provocó sueños húmedos, así que necesito liberación.

Me levanto de la cama y me meto a la ducha, dándome un baño rápido. Cuando salgo, Cristian sigue dormido. Eso ya lo intuía, son poco más de las ocho y el chico acostumbra a levantarse a las diez.

Trepo la cama y me subo a su cuerpo. Su erección mañanera abulta su ajustada ropa interior y una idea se me ocurre.

Voy a despertarlo con mi boca.

Bajo el elástico de su ropa interior hasta que su miembro salta afuera. No está del todo duro, pero puedo solucionarlo. Tomo la base y muevo la mano de arriba abajo. Se mueve, empujando sus caderas hacia mí. Todavía no despierta, pero no creo que falte mucho para ello.

Hago más movimientos con mi mano mientras acerco mi boca y paso la lengua sobre la punta. Él gime y su respiración se acelera.

Falta poco.

Abro la boca y meto la punta, continuando en movimiento de mi mano.

—Faby —gime y es un incentivo para meterlo hasta la mitad en mi boca.

Me estoy burlando un poco antes de iniciar el verdadero trabajo.

Me lo saco de la boca y humedezco mis labios, esperando que con la ausencia por fin se despierta.

Abre sus ojos.

¡Bingo!

—Buenos días —canturreo.

—Por favor —suplica y no soy quien para privarlo de lo que quiere.

Esta vez lo llevo hasta fondo, gimiendo cuando llega al final.

—¿Así? —pregunto antes de seguir bajando y subiendo mis labios alrededor de su eje.

Chupo fuerte y él asiente.

—Sí, así.

Sigo en lo mío por un poco más de tiempo hasta que me siento palpitar y deseando ser yo y no mi boca la que se esté follando. Me enderezo y él se queja, pero no le hago caso. Necesito venirme tanto como él. Me pongo sobre sus caderas y llevo su pene a mi entrada, jugando con la punta antes de dejarme caer en él.

Ambos soltamos un gemido de satisfacción.

¡Sí! Esto era justo lo que necesitaba.

Empiezo a mover mis caderas, primero lento y luego acelerando las arremetidas. A mi mente viene lo que ocurrió anoche en el auto de Andrew y me descubro imaginando que sigo allí, pero en lugar de ser sus dedos es su pene el que me folla.

Me agarro de la cabecera de la cama, mis ojos cerrados. Escucho a Cristian pedirme que no vaya tan rápido, pero todo lo que veo es la cara de Andrew frente a mí y sus manos en mis caderas, controlando el ritmo.

—Faby, me voy a venir.

—Yo también —chillo.

Suelto una mano de la cabecera y la llevo a mi clítoris, dónde empiezo a hacer círculos a la velocidad de mis movimientos. Me quedo sin aliento, o lo contengo yo misma, y el placer me atraviesa. Grito en éxtasis y escucho a Cristian hacer lo mismo, tomando mis caderas para clavarse en mi interior mientras que se viene.

El calor de su corrida me llena y suelto un suspiro, dejándome caer en su pecho. Pone su mano en mi pelo y me acaricia mientras su otra mano hace lo mismo con mi espalda.

—Faby, eso ha sido genial, bebé.

No contesto, en lugar de ello, beso su pecho.

Debería sentirme culpable por pensar en Andrew mientras estaba con Cristian, pero no lo hago. Me ha encantado imaginarlo, me ha hecho tener uno de los mejores polvos de mi vida con el chico con quien he estado desde hace meses.

Pensé que nadie me haría sentir como Cristian, y tal vez así sea, pero tengo tantas esperanzas en que el sexo con Andrew sea de otro mundo que me ha hecho hacer algo que nunca creí que haría: pensar en otro mientras estoy con mi novio.

Ojalá Andrew no me decepcione.

Confesiones de una oportunista ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora