Complementos Perfectos [TERMINADA, borrador]

~29: Mensajes amargos~

Maira🐾

Cerré la puerta y me adentré en el salón, encontrándome a mi mejor amiga y a mi novio, sentados en el sofá viendo algo en el ordenador de ella.

Me acerqué a ellos y me senté a su lado.

-Hola -dijo Cam tras darme un beso.

-¿Qué hacéis? -pregunté.

-Viendo un documental

Giró la pantalla del ordenador hacia mí, dejándome ver el documental, donde salían reconstruyendo el canal auditivo a un perro.

-¿Por qué estáis viendo esto?

-Quería documentarme sobre algo y a tu novio le dio curiosidad ver -comentó mi amiga, me giré a ver a Cam.

-Es lo q te apasiona, quiero poder saber más de ello y que hablemos de eso, lo estoy intentado

-¡Es tan mono! -dijo Audrey antes de irse hacía el pasillo.

-¿En serio querías ver el documental por mí? -asintió.

-Me parece interesante todo lo que haces, aunque ese documental me ha dejado un poco mal, ha sido tan raro ver eso... -hizo una mueca.

-No hace falta que veas cosas así

-Entonces cuéntame tú más, -dejó un mechón suelto detrás de mi oreja- me cuentas cosas, pero no te explayas mucho

-Te cuento lo más básico y normal, si entro en detalles... Bueno, ya sabes lo que pasó la otra vez

-Oh, sí

Quiso que le contara como es el parto de un animal, si es igual al de las personas y como salen los bebés, también le enseñé algunas fotos de unos gatitos recién nacidos, y dios, nunca había oído unas arcadas tan profundas ni visto esa cara de horror, le daba realmente miedo y no pude reírme más.

-Bueno, ¿nos vamos? -asentí.

No sabía a dónde íbamos. Días atrás Cam me había avisado de que hoy quería llevarme a un lugar, debía enseñarme algo, pero no sabía de qué se trataba hasta hoy.

Tras salir del edificio nos subimos en su moto y emprendimos camino, recorriendo las calles de la ciudad. Dejé mi visera medio abierta brevemente, dejando que el aire golpeara mis mejillas, me encantaba ir en moto con él, era de mis cosas favoritas.

Minutos después llegamos a la vieja biblioteca de la ciudad.

Tras aparcar, me cogió de la mano y me guió dentro de la biblioteca.

-¿Por qué hemos venido aquí? -hablé mientras recorríamos los pasillos.

-Espera...

Tras pasar por un pasillo llegamos a una puerta, sacó una llave de su bolsillo y la abrió, era una especie de almacén. Se agachó y rebuscó algo en el cajón de uno de los estantes, sacó un libro y lo escondió tras su espalda.

-Tengo que contarte una pequeña historia

-Vale... -dije confundida.

-Hace años un señor le hizo un regalo muy especial a su hija, ella estaba muy emocionada con el regalo ya que era una de sus cosas favoritas, un libro, su libro favorito

¿Estaba hablando de mí?

-Un día, cuando estaba leyendo su libro en el almuerzo, alguien horrible quiso hablar con ella, y destrozó su regalo preciado, todo por algo que esa persona se inventó. Ella no quería decirle a su padre lo que había pasado con su regalo, y tras mucho tiempo triste, se dijo a sí misma que nunca tendría de vuelta su regalo -tragué duro.