Hola cariño, llevamos casi un mes separados. Y aunque me duela admitirlo, hay una parte de mi que sabe que no vas a volver. No van a volver tus besos, y ni mucho menos tus palabras de amor hacia mí. Porque ya no soy la persona con la que quieres pasar tus días y tus noches. Sé, que por mucho que te ame, y por mucho que ame cada parte de ti, cada defecto y cada imperfección, no es suficiente para sostener nuestra relación. Te veo feliz después de nuestra ruptura, viendo cómo poco a poco vas consiguiendo todo lo que me decías, y soy feliz viéndote feliz, aunque dentro de mi hayan huracanes y tormentas diarias, pues tú eras mi paz. Y mentiría si te dijera que estoy bien, que no me duele tu ausencia y la felicidad que desprende tu sonrisa al ya no tenerme a tu lado. Sabes que en cada canción que escucho te veo a ti? Sabes que en cada rincón de mi cabeza y de mi corazón estás tú? Sé que yo solo soy un vago recuerdo en tu mente, pero tú eres mi mundo entero, aunque sea un mundo apagado y que no va a volver a resurgir, es el mundo más bello en el que he estado, y mi corazón no está preparado todavía para dejarlo atrás.
Al principio mi cabeza no se lo quería creer, y pensaba que eso era lo más doloroso por lo que una persona podía pasar, pero me equivocaba. La parte más dolorosa de una ruptura es cuando tú cabeza ya es consciente de la situación y a duras penas se ha resignado a aceptarlo, pero el corazón llora cada día recordando los bellos tiempos, los hermosos recuerdos y las dulces palabras de amor entre besos. Una persona toca fondo cuando llora sola antes de dormir, pero no en un llanto desgarrador, uno en que sientes un vacío en el pecho, más grande que el mundo propio y simplemente dejas que el amor que no es correspondido salga en forma de lágrimas. Probablemente no te importe, pero no he estado comiendo demasiado bien desde que te fuiste, es triste, porque aunque has visto que he adelgazado, que apenas como, que me has escuchado decir que no duermo apenas y que necesito más de un café al día para poder aguantarme de pie, no he visto en tu mirada dolor por verme así, simplemente indiferencia. Y duele, no sabes cuánto.
Llora mi alma al ver como cumples tus sueños sin mí, cómo estás conociendo a otras personas y poco a poco te vas a ir alejando cada vez más de mí. Todavía no me lo quiero creer, o más bien, mi corazón no quiere creerse que de verdad ya no te importe en lo más mínimo, pues desde que lo dejamos, ni una sola vez me has preguntado cómo estoy, como lo estoy llevando, ni siquiera a nuestros amigos les has preguntado cómo estoy. Y es que tal vez pienses que estoy bien pues cada vez que me has visto he estado sonriente y feliz, pero qué esperas que haga? Que veas lo infeliz que me hace tu ausencia y tu falta de amor?
No sé si esta frase será cierta, pero espero que seamos las personas correctas pero no sea éste nuestro momento, porque amor, lo nuestro era pura química. El amor que desprendían nuestros ojos al mirarnos podría verlo cualquiera. Sólo quiero que aprendas a querer, que madures y que en unos años, cuando haya aprendido a vivir sin ti vuelvas a decirme que soy el amor de tu vida y que quieres volver a intentarlo, pero que esa vez sea la definitiva.
Y simplemente es eso en lo que sueño todas las noches, en cómo me amas incondicionalmente, como solías hacerlo.
Llevo con insomnio desde aquel día, y escribo cada noche pensando en que lees el estos textos dedicados a tí. Pero una vez más me aplasta la realidad, pues jamás los leerás, jamás volverás a preocuparte por mí y jamás volverás a amarme como solías hacerlo. Pero está bien, pues solo son las 4.31 de la mañana y sigo pensando en ti.