Capítulo 6

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Capítulo 6

“Comienzo de la enemistad”.

James Johnson


Después de que Bianca saliera del cuarto de servicio, me quedé unos segundos pensando en lo que me dijo, sus palabras calan en mi mente de manera profunda.

Salí de allí y fui derecho a la cafetería, ella se sentó sola en otra mesa, es la mejor decisión, no quiero tenerla cerca. No sé qué me sucede pero su presencia me pone de mal humor, que me desafíe todo el tiempo y me dé esas sonrisas clínicas o me mire con esos ojos hermosos.

No.

Me siento al lado de Mike.

—¿Qué pasa? Estas con un humor peor al habitual, y eso es demasiado—. Me molesta la presencia de él también.

Saber que se besó con Bianca y hoy estaban sentados juntos como si fueran pareja en el salón.

—Nada, estoy cansado. No he dormido bien últimamente—y es verdad todo culpa de ella, hasta la he soñado.

Estoy volviéndome loco, me molesta no tener el control de mi vida ni de mi mente.

—Bueno, toma un café. Tienes que estar despierto para el entrenamiento de hoy. El viernes es el primer partido de la temporada—dice.

Lo sé, tenemos que ganar si o si para comenzar bien en el ranking de puntos.

—Sí, vamos a ganar. ¿Tú cómo estás? ¿La casa quedó en condiciones después de la fiesta? —Le pregunto.

Aunque en estos momentos no me importa en lo más mínimo.

—Sí, contraté un servicio de limpieza, ya sabes, como si nada hubiese pasado—sonríe aunque no es genuino.

—¿Sabes? hoy Bianca me dejó en claro que no le intereso—la simple mención me hace poner peor, pero necesito enterarme que fue lo que dijo.

—¿Ah sí? —cuestiono haciéndome el desinteresado, aunque me muero de ganas por saber.

—Si, me dijo que seamos amigos solamente. También que lo de la fiesta fue un error, que estaba drogada. Te juro tío, en ningún momento pensé que no quería. Ahora me siento culpable por haber mostrado interés cuando en realidad estaba fuera de sí—explica abatido.

Yo por lo tanto quedo procesando las palabras de mi amigo. La culpé y ella ni siquiera era consciente de lo que sucedía, sabía perfectamente que estaba drogada, pero no llegué a relacionar que el beso que se dieron tal vez ella ni lo quería.

Me siento un imbécil por eso, aunque no lo reconozca, las palabras de Bianca aún resuenan fuerte en mi cerebro. Es mi culpa no respetar a mi pareja y sé que ella no es menos por disfrutar su soltería.

Sin dudas le debo una disculpa, no sé porque me estoy comportando como un imbécil con ella.

—Tranquilo—le palmeo el hombro—. Si te disculpaste y ella lo aceptó, está bien.

Solo trata de ser más precavido, no te acerques de esa manera a una chica si está alcoholizada.

Él sólo asiente.

Aunque queda pensativo, sé que hay algo más que no me dice, espero y no sea lo que pienso, nuevamente.

Nos dirigimos al campo de juego, en el camino se nos unen Franco y Dominik. El entrenador está eufórico, lleva la pizarra hacia todos lados contándonos lo que debemos saber de los Tigres. Su defensa y los goleadores, entre ellos se encuentra el capitán, Bruno.

El último año Donde viven las historias. Descúbrelo ahora