Capítulo 17: Campamento de Verano.

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Boku no Hero Academia, pertenece a Kohei Horikoshi.

Dragon Ball, pertenece a Akira Toriyama.

NOTA: En este Fic, Fem-Izuku es la reencarnación de Müesli, la madre de Granolah (quien tendrá la transformación de su hijo). Y.... aquí, Izumi es una Futanari.

(Y lesbiana, como cada vez, que hacemos un Fem)


Recuerdo (de una noche de diversión)

Katsumi se limpió y agarró el pote de gel lubricante, que Momo le estaba entregando, con aquella aterradora sonrisa en los labios, que solo la hacía sentirse más nerviosa, por lo que estaba a punto de permitirle a su ama, hacer con ella. — ¿Lo has hecho? —preguntó a la creadora del salón A-1, estando increíblemente sonrojada. Podía jurar, que su trasero estaba temblando... no sabía si de la anticipación o del temor.

—Sí —fue la respuesta sencilla de Momo. Los ojos de Katsumi se abrieron con asombro. —Por eso, te estoy dando este pote de gel y también —hizo aparecer un pub. —Si te duele al practicarlo, dile a Midoriya, que te dé un momento. Eso sí, tampoco tienes por qué cogerle miedo. Que una vez te haya dolido no tiene por qué significar que la próxima también vaya a hacerlo. Para la próxima prueba a usar más lubricante o a intentar relajarte más, por ejemplo. Y si ves que siempre te duele, simplemente pasa a otra cosa. El sexo es muy amplio. —Katsumi tragó saliva. —Las... heces... contienen bacterias y eso conlleva el riesgo de contraer vaginosis bacteriana tras practicar sexo anal en caso de que la materia fecal entre en contacto con la vagina. —Katsumi comenzó a temblar como una hoja. —Para que este riesgo sea menor, asegúrate de que tu pareja utiliza un condón. —Momo lo pensó un momento, sobre que otro consejo darle. —Es buena idea que te plantees introducirte a ti misma en el sexo anal utilizando tu propio dedo mientras te relajas en la ducha o en la bañera. —La tomó del brazo, y la llevó al baño, llenó la bañera, y se desnudó, mientras que Katsumi permanecía allí, nerviosa. —Vamos, desnúdate. —La rubia lo hizo tan lentamente, que Momo se hartó de ella, y la desnudó rápidamente.

Fue increíble para Katsumi, no haberle pedido a Momo que se detuviera, ni sentir molestia, incomodidad, ni dolor. Se consideró lista, para que su ama entrara en ella.


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Horas después, Katsumi recibía un masaje de Izumi, que la relajó increíblemente, con unas velas aromáticas alrededor. — ¿Sabes algo, Izumi-Chan?

— ¿Qué? —Preguntó la peliverde.

—Pensé que... dado nuestro pasado... no tendrías clemencia conmigo —confesó la rubia. La peliverde se detuvo, y Katsumi la miró, y ella misma se bajó las bragas, mientras le enseñaba el pote de gel lubricante. Gimió, cuando sintió a Izumi entrar en su vagina. —Creí que habías dicho, que bueno... preferías darme por detrás.

— "Lo mejor, para el final, Katsumi-Chan" —aseguró Izumi, susurrante en su oído.

— ¡Oh Kami! —gimió la chica explosiva, sintiendo un orgasmo llegar. —Eres muy... ¡buena en esto, Izumi! —sus ojos se abrieron, al ver algo brillar en la habitación. Abrió sus ojos, y encontró velas encendidas, que comenzaban a perfumar el ambiente.

—Estás muy mojada, Katsumi-Chan —susurró Izumi, casi siniestramente.

—Lo estoy —aseguró ella, mientras sentía a Izumi salir y alinearse con su trasero, pero antes, sintió un dedo de Izumi, frio por el lubricante, introducirse en su recto. Le asombraba el buen corazón de la peliverde, incluso en esa situación... Sí, la había esposado, pero no era su presa. Las esposas eran solo algo extra, e Izumi la respetaba como mujer. Era más que solo su sumisa, más que solo su mascota. Era un ser humano con sentimientos, a los ojos de Izumi. Esto era para que ambas lo disfrutaran (o lo dejaran, si es que a Katsumi, le molestaba lo que estaban a punto de hacer), no estaba siendo algo así como un método de pago para Izumi, por cuan puta había sido Katsumi con ella, durante tantos años. El gemido que pegó Katsumi, no fue de dolor. Al agarrar las sabanas con los puños, fue solo por la sorpresa al sentir como su pequeño agujero era abierto por su peliverde. Los ojos de la chica explosiva se abrieron con incredulidad, debido al tamaño y grosor de la Cereciana. ¡Izumi estaba totalmente dentro suyo, y se quedó quieta, hasta que ella se acostumbrara a su grosor y tamaño! — ¿Cómo carajos sigo viva, si es que estoy sintiendo todo esto dentro de mí? —gimió, cuando sintió las manos de la Cereciana, sobre sus pechos y la lengua de la peliverde, en su cuello, sintiendo el orgasmo llegar lentamente.

La Ceresiana ReencarnadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora