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Wilbur amaba un cuerpo destrozado.
Quackity odiaba un cuerpo sano.
Pero se amaban.

Pocas cosas hacían más feliz a Wilbur que tener una cita en su casa junto a su lindo novio, de los placeres más grandes de su mente, las golosinas preferidas de su corazón, y es que nada podría ser mejor que cenar en su mesa de seis personas ocupando solo dos sillas, comiendo de el esfuerzo de alimento hecho por cualquiera de los dos, a veces podría ser el decente manjar a manos de Quackity y otras veces el intento de comestible creado por el británico, no importaba, pues la sensación de ambos juntos admirandose en un ambiente hogareño y familiar era lo que hacia a ese tipo de citas algo especial, era la fórmula perfecta para que se regocije en pura alegría y dicha.

Wilbur era del tipo que suele ensimismarse en su mente pensando sobre cosas de ese estilo cuando estaba debajo de la ducha, meditando sobre lo dichoso que era de estar con su novio y de como depositaba su fe en que progresaran juntos continuamente. Además la hora de la tarde había sido un momento muy exasperante por decir lo menos, pero nada como el auxilio de sentir el caliente agua deslizarse sobre sus hombros para calmar sus tensos músculos y resaltantes nervios. Con la toalla en la cintura salió del cuarto de baño al terminar su ducha, esperando encontrar a su enamorado ya vestido, sentado o recostado en su cama para dos, pero no, su asombro fue grande al encontrar a su amante sentado en su lecho pero aún con la toalla rodeando su torzo, con la ropa hecha a un lado y delicadamente eextendida sobre la superficie de edredón. Observó su rostro, sabiendo que su presencia había pasado desapercibida al prestar atención a su faz, perdido con los ojos abiertos de conejo degollado aunque un hecho muy inusitado no es encontrarlo en ese estado, los engranajes de su mente trabajaban demasiado y su cuerpo no siempre seguía el ritmo. Sus labios se posaron en los entreabiertos del mexicano, un grácil y cortés trato entre enamorados que conocía perfectamente y al separarse su mirada se centró en los heterocromáticos ojos que al fin se fijaban en el, como siempre observaba con cariño, con el sentimiento que sabían que compartían entre sí, personas le dicen amor, ellos lo llaman "camellia", más aún con la situación que ameritaba una palabra, el azabache dijo nada, su silencio permaneció y quiso buscar consuelo en la sonrisita que se extendía en sus labios mientras acariciaba su mejilla.

- "¿Quieres la... ¿Cómo se dice en español? ¿Quieres la 'tape' o el binder hoy?"

Habían veces en las que Quackity quería que Wilbur cubriese su cuerpo con telas, de forma pura cuidandolo y mimandolo por cada prenda que se posaba en su cuerpo, el britano siempre fue afable y servicial, preguntando que prefería entre camisas o que estilo de ropa interior quería para aquel día, más esta vez el requerimiento de preguntas se ausentó al estar ya todo acomodado junto a el, a excepción de lo que ayudaba a que la disforia de su cerezo sea menor. Quackity le dijo que prefería la cinta, que quedaría mejor con la camisa. Otro beso fugaz estaría en sus delgados labios antes de que el castaño volviese a hablar.

- "Esta bien, darling. Hoy cocino yo, ¿verdad? "

Quackity dijo que si, con una sonrisa risueña pero con ningún sonido brotando fuera de su caja de sonido. Wilbur lo dejó esperando mientras comenzaba su recorrido por la alcoba en busca de cubre pezones y cinta, en caza de lo que necesitaba para que su pequeño amante este cómodo y pero sin herirlo. Su búsqueda fue encontrada en el tocador que usualmente el latino usaba, dentro de un cajón del lado derecho, de vuelta con su novio al encontrar lo necesario pudo notar que no se había movido un poco de su posición, ni siquiera había girado su cabeza para observarlo moverse por su aposento, entendía su ánimo, el tampoco estaría con el temple más festivo después de un día como el que había tenido el azabache. Besos de pluma caían en la línea de la mandíbula color blanca del Mediterráneo hasta culminar en sus labios nuevamente, al fin había correspondido a su afecto, devolviendo el ósculo siendo patoso, Wilbur creía que su ánimo se estaba renovando.

Cherry's body // QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora