7 de septiembre de ... bueno no importa, a el ya no le importara ¿Por qué a mí sí? En esta ciudad de placeres y lujos pecaminosos donde la gente a desviado su mirad de Dios y fríamente le han dado la espalda. En estas noches los bastardos suertudos burlan a sus responsabilidades y esta. No es una excepción.
—Martha? Como puede ser.
—así es John, imposible no? Pero eh vuelto—un frio pico de pistola apunta directamente a John.
—pensé que tu...habías.
—Muerto? Sin duda, no lo dudes por un segundo morí el día... que me abandonaste por ellas —su voz temblaba, pero su arma no.
—Pero. Marta...s-siempre fuimos tú y yo l-l-las otras no son comparadas contigo tu belleza, tu figura, Martha mi amor te extrañe todo es tiempo—vociferaba moviendo nerviosamente la mano, pero siempre concentrada su mirada al arma que le apuntaba.
El hombre dio un suspiro de alivio al ver que Marta con sus palabras bajo el arma con la cara de una niña la cual a echo una travesura y ha sido descubierta.
—En serio? me extrañaste, pero y tus amantes...
—Las otras no me importan!! Yo solo te amo a ti— exaltado se acercó y abrazo a Marta quien no pudo reaccionar, cerca de su oído continuo— te amo Marta, comencemos de nuevo como era antes, solo tú y yo.—J-John-sus lágrimas brotaban, aunque ella las intentaba retener.
Martha apoyando su cabeza en su hombro cariñosamente y cuando estuvo o suficientemente cerca de su oído dijo.
—Claro que si mi amor, aunque te olvidaste de algo.
—la suavidad de sus labios y de sus palabras envolvieron al hombre haciéndole olvidar de su situación de peligro—si dime que cosa.
—que siempre fui solo yo—como ultimátum solo quedo el eco del retumbar de la detonación del arma en el estómago de John.
Su estómago dolía, sus ojos se abrieron de par en par, la voz se le extinguió y todo lo que resonaba en su cabeza era el simple y característico ¡bam! Como si de una caricatura se tratase Mientras las detonaciones iban sumándose y mezclándose con el eco de la ciudad que nunca para de hablar.