Pt. 1

8 0 0
                                    



Era de noche, mas de media noche... las luces del lobby y el resto del cine estaban apagadas. La puerta de la cortina abierta conmigo de frente y el a mi lado hablando de cualquier cosa; reíamos como si nada hubiese pasado, como si todo fuera igual que antes aunque sabíamos que no era así.

En primer lugar estaba mi indiferencia ante la situación que nos llevo a estar ahí esperando a que llegasen por nosotros dos, queriendo ocultar el ardor en lo mas profundo de mi pecho, tratando de sepultar el sentimiento que nunca pude admitir y por supuesto me seguía negando admitir.

Hablaba como con cualquier otra persona, sabiendo perfectamente el juego en el que me encontraba, porque sí, esto se había vuelto un juego de cacería en el que yo era la "ingenua" presa y el un depredador mirando a lo lejos, intentado controlar sus instintos mas perversos.

Sus manos tomaron mis hombros haciéndome girar contrario a la puerta mirando hacia las maquinas de peluches. - Estoy aquí- dijo en respuesta a mi confusa mirada después de su acción.

-Imagínate que tardamos tanto en salir del trabajo solo para que se nos olvide haber hecho algo y mañana nos estén regañando- dijo el riendo mientras veíamos a todas partes. 

-Revisé mis listas, hice bien el corte y cierre, mandé mis bitácoras... - mi mirada se detuvo en el termómetro de la entrada que todas las noches teníamos que poner a cargar. - Creo que ya sé que se nos estaba olvidando, iré a cargarlo, ya vuelvo- Tome el aparato y me dirigí al cuarto de charolas, en medio de la oscuridad donde solo la luces de emergencia alumbraban tenuemente, para conectar las pila. Ingresé al cuarto conociendo ya muy bien el lugar, llegué al fondo y cuando cumplí mi tarea di media vuelta y caminé nuevamente a la puerta.

El pasillo estaba siendo alumbrado por la lampara de su celular cuando me esperaba, me eché adelante ignorando que me seguía cuando de repente mi caminar fue interrumpido por un algo fuerte jalón.

Había tomado mi brazo y jalado de el para luego posar sus manos en mi cintura apegándome a su cuerpo y reposando sus labios sobre los míos. Pude sentir su respiración chocando en mi rostro y el ardor en mi pecho ir cesando, generando una gran satisfacción.

Con mis manos en mis bolsillos traseros, y mi ojos mirándolo fijamente, solté una risita negando con la cabeza e inclinando mi cuerpo hacia atrás rechazando su pequeña invitación. - No- suspiré y desvié mi mirada aún con sus manos en mi torso. 

-¿No qué?- dijo él afianzando su agarre. 

-¿Qué quieres de mí?- había querido preguntar eso desde hace mucho pero no se había presentado oportunidad y aun cuando sabía que no me respondería me quedé ahí esperando ver su reacción.

-Yo solo decía- era decepción lo que escuché por parte de el, mi mirada volvió a su rostro, tenía la mirada baja con una sonrisa incomoda dibujada en su cara. Sus manos fueron disminuyendo su agarre hasta que se desvaneció su contacto.

Seguí caminando a dónde originalmente nos encontrábamos, con mi orgullo siendo alimentado, el mismo que alguna vez hirió. 

Mis pasos fueron lentos y cortos, restándole importancia a lo que acababa de ocurrir, volviendo mi hablar tranquilo y despreocupado.

Sus manos volvieron a tomar mis hombros dando un pequeño masaje del cual solté un quejido. -Qué extraño, antes me pedías que te hiciera mas fuerte y ahora te duele, ya es la edad-

-No es eso, solo no me toques- y con esto hice que la incomodidad creciera, al menos para él. 

Su primer intento para comprobar si seguía teniendo la misma influencia en mi había fracasado al igual que el segundo, pero como dicen por ahí "la tercera es la vencida"; el tercer intento, bueno,  el tercer intento...

-¿se aseguraron que las puertas de emergencia estuvieran cerradas?- 

-No me dijeron nada los chicos pero supongo que si- alzó los hombros y al no quedar satisfecha con su respuesta me paré del sillón de masaje yendo nuevamente al pasillo oscuro que me llevaba a las salas.

-¿Quieres que vaya contigo?- pude haber rechazado su invitación, conocía bien el camino y aun estando oscuro no era necesario que fuéramos los dos pero era mi turno de tomar el control. Estaba toreando a mi depredador fingiendo ser una presa ingenua y débil.

-Si quieres, solo cierra la puerta de la entrada- le dije ya a una distancia de el. no fue necesario decírselo dos veces pues cuando menos ya estaba detrás mío alumbrándome  con su lampara y manteniendo su distancia.

Era interesante el ambiente que se había formado, el no es nada tonto y sabe jugar sus cartas pero el juego en ese preciso momento podía controlarlo yo, y tal vez tuve que haberlo dejado en eso, aunque no me arrepiento, había una delgada línea que podía marcar la diferencia pero decidí tomar el riesgo y la crucé.

Entramos y salimos de las cinco salas, podría decir que no pasó nada interesante a excepción que alguna que otra indirecta disfrazada de palabras descuidadas que no fueron pensadas solo para mantener su hambre despierta.

Estábamos en donde iniciamos, con el viendo a todas partes por lo incomodo que le resultaron sus primeros intentos. Empecé a quejarme del dolor de mi cuello además de ya tener una molestia en mi cadera desde hace ya días. tranquilicé mi respiración que estaba volviéndose inquieta, puse mi mejor cara de cachorro indefenso y cansado alimentando su necesidad de proteger, la cuál todo hombre tiene.

Aprovechándome de lo anterior me acerqué ligeramente a el, con la cabeza gacha - desde hace un par de días me ha estado doliendo- dejé ver un poco mi cuello.

Sentí la calidez de su tacto sobre mis manos, las mismas que retire cuando lo sentí. Cortó un poco de la distancia que nos separaba apoyando mi frente contra su pecho. 

Un deja vu vino a mi mente, con la única diferencia que no eran las mismas circunstancias. Sus manos masajearon desde mi espalda hacia mi cuello, pasaron por mi cabello el cual peino, bajaron a mi mentón levantándolo de a poco con delicadeza; su frente contra la mía chocando de a poco nuestras respiraciones rozando su nariz con la mía. 

Un suspiro, mis ojos cerrándose y mi cuerpo dejando de luchar fueron la invitación que abrió paso al éxito de su tercer y último intento.

Sus labios tocando los míos fue lo que hizo desaparecer lo ultimo de distancia que había entre ambos, un roce, dos roces... el primer beso; uno más llegó a mí que seguía sin corresponder pero tampoco me negaba; me besó mas seguido hasta que por fin le correspondí. Su agarre tomo fuerza desde mi cintura hasta mis muslos, era cariñoso y a la vez hambriento, era dulce pero venenoso, estaba desesperado y cegado, era solo una aventura de amantes que no pueden estar juntos porque simplemente no se pertenecen a ellos mismos pero se desean.

Tomé su mano y lo guíe hasta una sala, una vez ahí continuamos nuestra labor de hacer sentir bien al contrario, sus grandes manos viajaron por mi cuerpo no siendo las mías la excepción.

-¿Que quieres de mi?- No había perdido la cordura, estaba empeñada a conseguir mi respuesta y no renunciaría a ello.

-Que no nos dejemos de hablar- curioso. -tu me alejaste- tome su rostro entre mis pequeñas manos y aunque no podíamos ver nada, sabía que el tenía sus ojos en mí así como los míos sobre el.

-Lo sé, pero no quería hacerlo- sonaba desesperado. -Entonces ¿te obligaron a hacerlo?- ahora era el quien me tomaba-No, nadie me obligo, pero es complicado; hay muchas cosas que debo contarte y explicarte-

Obviamente su respuesta no fue suficiente para mi sin embargo ya había sido un logro el poder haber tenido la oportunidad de preguntárselo.

Esa noche fue el comienzo del final de nuestro cruce de líneas que estoy segura tuvo que suceder, podía dejar ir los rencores o hacer crecer el que ya tenía pero aun no enraigado. El conoció que la confianza que alguna vez le tuve había desaparecido y nuestra amistad estaba rota; luego de intentar fijar un lugar y fecha para un posible próximo encuentro fuera del trabajo, propuesto por el, era hora de irse.

Romy.  

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 11, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

IN THE ENDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora