Nueva York, Año 2017.
— Puedes llamarla Alexandra para decirle Alex igual que su abuelo — La voz que se dejaba oír en la habitación estaba cargada de orgullo.
— No molestes Alexei. Se llamará Alena para que rime con el nombre su tía favorita — Presumió Yelena.
— Aleshka también sería una buena opción para mi nieta — El Guardián Rojo seguía proponiendo nombres ignorando por completo a su hija menor.
— Por favor. Si vuelvo a oír otro nombre ruso voy a vomitar — Se quejó la embarazada.
Natasha se encontraba acostada en la cama de su hermana mientras esta seguía discutiendo con Alexei a través de una videollamada. El hombre se las había arreglado para llamar a sus hijas luego de enterarse de que ambas se encontraban juntas y una de ellas lo convertiría en abuelo.
— No seas malagradecida. No sabes todo lo que tuve que hacer para realizar esta llamada — Reprochó dramático
— Nadie te pidió que lo hicieras — Murmuró Natasha rodando los ojos.
La pelirroja nunca admitiría que en el fondo de su ser se sentía muy conmovida ante el gesto de su padre. Se alegraba tanto de verlo bien, pues la última vez que lo vió había escapado junto a su madre y no sabía si se encontraban a salvo.
— ¿Qué tuviste qué hacer? Sólo me pediste el número de Yelena y ya — Intervino Melina.
— Que gran hazaña Alexei — Sonrió la rubia con notable ironía burlándose de su padre.
— Mamá — La palabra escapó de los labios de la espía.
— Hola cariño. No sabes cómo me alegra la noticia — Sonrió la científica.
— Están bien — Murmuró Natasha.
— Sí. Luego de dejarte partir nos refugiamos en una tranquila casa de campo — Mencionó la mujer mayor.
— Mel ¿Puedes explicarle a nuestras hijas que la tradición rusa es que los abuelos elijan los nombres de sus nietos? — Pidió Alexei.
— Eso se hacía durante la guerra cuando los bebés quedaban huérfanos — Melina alzó una ceja.
— Debía intentarlo — El Guardián Rojo se resignó.
— Nat — Unos golpes en la puerta interrumpió la conversación — ¿Estás ahí? — Preguntó Tony.
— Puedes pasar — Concedió Yelena viendo al castaño entrar a la habitación.
— Hola — Sonrió a su cuñada antes de enfocarse en su novia y en su vientre de seis meses de gestación — Ya están aquí — Avisó.
Una amplia sonrisa escapó de los labios de la espía y no podían culparla, había soñado con este momento tantas veces. El momento en que sus fugitivos amigos finalmente volvieran para reunirse con ella y todos los demás.
— Mamá, papá. Él es Tony, mi novio — Se acercó a la pantalla y los presentó rápidamente — Tony, ellos son Melina y Alexei, mis padres — Señaló.
— Un gusto — El castaño asintió haciendo un saludo con la mano — Espero verlos en persona algún día — Sonrió.
— Eso estaría bien, aunque no creo que sea bien recibido en Estados Unidos — Opinó el mayor.
— Bien. Podemos hablar en otra oportunidad, Tony y yo tenemos cosas que hacer pero los llamaré pronto, lo prometo — Se despidió para posteriormente tomar la mano de su novio y arrastrarlo hacia el ascensor.
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365 días que lo cambiaron todo
FanfictionNatasha debe cumplir un arresto domiciliario de un año tras haber violado los acuerdos de Sokovia. ¿El problema? Natasha legalmente no posee un domicilio. ¿La solución? En la Torre Stark siempre son bienvenidos los amigos. Aclaraciones: - Post Civil...