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La muerte es una amarga pirueta de la que no guardan recuerdo los muertos, sino los vivos.
- Camilo José Cela

25 de diciembre 2019.

Quisiera creer que en algún momento tu vas a leer está carta. Y se que quizás es así, aún que de igual forma yo podría leerla para ti.

Hay tantas cosas que decir, tantas cosas por expresar, abrazos sin dar. Quedaron tantas cosas pendientes, y tú ahora ya no estás aquí. Hoy te vi por última vez, tu rostro se veía tranquilo, todo en ti irradiaba tranquilidad. Pero yo, yo era un desastre en ese momento, escuchaba a todos a mi alrededor, sentía brazos darme consuelo, uno que por el momento no llegaría. Te vi y estabas tan hermosa como siempre, y aún que tus ojos estaban cerrados tenía la certeza de que tú estabas viéndome.

Te sentía junto a mi, te sentía sosteniendome en tus brazos para que no me derrumbará. Sabía que está sería la última vez que yo vería tu rostro, y sabía perfectamente que la última vez sería la última que yo pude ver tu mirada. Sinceramente no esperaba que esto pasara tan pronto.

Yo creí que te tendría junto a mi mucho más tiempo, y es que no importaba la edad que tuviera yo a tu lado seguía sintiéndome como una niña. Podría asegurar que al volver a casa me faltaría verte cocinando para mí, me faltaría verte en tu recámara ver televisión, me faltaría verte bordar, me faltaría verte reír, sonreír, llorar, enojar. Me faltarían tantas cosas de ti.
Sentía que te estabas llevando todo y yo me estaba quedando sin nada.

¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste?

Esas preguntas se repetían una y otra vez en mi mente, y es que en el fondo yo quería que tú me llevarás contigo, quería que regresaras y me dijeras.

-Tranquila, sigo aquí y no voy a irme sin ti.

Pero eso no pasaba, por más que te mirara tu ya jamás abrirás tus ojos, esos ojos en los que me refleje muchas veces, en los cuales aún que no lo dijera me gustaba verme.
Han pasados algunas horas pero aún puedo sentir el enorme vacío que se instaló en mi al momento de cerrar tu ataúd. Me preguntaba; ¿Que sentido tiene la vida ahora?, ¿En verdad te fuiste o solo me esperas en otro lugar ahora?

Mis hermanos lloraban, mi padre lloraba internamente, y yo. Yo solo sentía que estaba, sentía que flotaba porque aún no podía creerlo, no podía creer que hubieras muerto.
Era como si yo hubiera dejado de pertenecer a este lugar, sentía que nadie comprendía mi dolor, que si, ellos lloraban por ti pero no les dolía de la misma manera en la cual me dolía a mi.

En mi mente se repite una y otra vez la imagen de ti, en cómo en el momento que tú te fuiste yo deseaba que volvieras, me negaba tanto al dejarte ir, me negaba tanto.
Y aún que me costó mucho tuve que aceptar que ya no importaba que hicieran tu ya no volverías a mi.

Me preguntó si después de esto yo podré volver a sonreír, que pasará si yo no puedo dejar el dolor ir, si no puedo superar tu ausencia.

Y es que aún que costará aceptarlo no quería olvidar como se sentían tus abrazos, lo bien que se sentía escucharte reír, escucharte hablar. No quería olvidar nada de ti pero sabía que con el paso del tiempo ya no podría recordar con exactitud tu voz. Vería tus fotos y sabría que tu rostro sigue igual que de el no me olvidaría. Pero tú voz, dónde volvería a escuchar tu voz.

Espero no olvidar nada de ti mamá, ni tú voz, ni tu risa, ni tu forma de caminar. Espero que así como la mente guarda recuerdos dolorosos pueda guardar esas pequeñas cosas de ti que una simple foto no muestra.

Las palabras se acaban, el cansancio se apodera de mi, ojalá que hoy al dormir pueda verte, y pueda decirte lo que la última vez no pude.

Con amor, tu hija que nunca te olvidará.

Cartas al cielo (Bilogía Más Haya De Tu Muerte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora