Entre carros y deseos

Bienvenido al taller

    Cuando cumplí dieciocho años decidí comenzar a trabajar en un taller mecanico. Un amigo de la escuela me hablo diciéndome si me gustaría trabajar con el, el dijo que me ayudaría, me enseñaría lo que debe hacer y como hacerlo.
Tome mi tiempo pensándolo, pero como era en verano decidí aceptar. Yo no era muy de trabajos pesados pero decidí darle la oportunidad a este y ver que saldría.

      Mi primer día de trabajo, nervioso y asustado, espere a que mi amigo me recogiera de mi casa para ir al nuevo trabajo. Dani, el nombre de mi amigo. Me comenté que no había nada de que preocuparme, después de todo trabajaría con el. Me comentó que el trabajaba con un tío suyo y que aparte había otro mecánico trabajando con ellos.

     Al llegar al taller saludé al tío de mi amigo. Jose, el tío de mi amigo, es un señor viejo y amargado, durante todo el día lo único que hizo fue regañarme y burlarse de mi. No le tome mucha importancia y mi amigo me dijo que no lo hiciera tampoco. Para mi sorpresa el otro mecánico no estaba allí, me causó mucha intriga el porque no estaba, y me dejo pensando durante todo el día,

     Al final del día, Dani, mi amigo me llevo a casa, me pregunto como me fue en el día, le respondí que bien y que me parecía bien el trabajo, solo necesitaría tiempo para acostumbrarme, Dani al escuchar eso solo sonrió y entendió lo que le comenté.

     Al día siguiente, mi amigo fue por mi denuevo, al llegar al taller salude de nuevo al tío de Dani, aunque el no parecia feliz de verme de nuevo, y comenzamos a trabajar en un carro con Dani.
Para mi sorpresa el otro mecánico estaba allí, alto y grande, con una barba que abrasaba su bella cara y unos ojos oscuros como café recién molido, miro hacia mi y sonrió, se acercó y me saludo, al verlo no pude dejar de pensar en lo guapo que era, parecía mayor como de unos treinta o menos, sus brazos eran grandes y fuertes, me distrajeron tanto sus ojos que apenas y pude soltar una palabra, un simple "hola". El solo sonrió y se alejó, caminando hacia el carro en el que trabajaba pude notar su musculosa espalda, algo en el hacía que mi interior temblara y mi corazón se aceleraba. Al final del día no pude dejar de pensar en el y apenas y pude dormir.