- ¿Amelia? - la voz de Luisita era un susurro casi inaudible en mitad de la noche.
La morena tardó un poco en reaccionar. Y respondió con un Mmm adormilado.
Luisita besó el hombro desnudo de su mujer con una pequeña sonrisa. - ¿No es increíble que solo haga unas horas desde que nos casamos?
Amelia se estiró un poco y abrió los ojos lentamente. Giró la cabeza para mirar a Luisita y se dejó caer de nuevo sobre la almohada. En el reloj de la mesita de noche marcaban las 5 de la mañana.
- Me parece que no he hecho bien mi trabajo en la noche de bodas si no estás cansada.
Luisita apretó a la morena, pegándose imposiblemente más a su espalda, y besó su cuello. - No seas tonta. - Amelia cubrió la mano de su mujer sobre su abdomen y entrelazaron los dedos. - Es imposible que me sienta más feliz... y satisfecha.
Amelia sonrió a medias y se dio la vuelta con un suspiro. Inmediatamente Luisita comenzó a acariciar su cara.
- ¿No te parece un sueño? - la rubia volvió a la carga.
Amelia entreabrió los ojos color miel. Acarició la espalda de su mujer con el pulgar. - Sueño el que tengo ahora mismo.
- Oye. - Luisita fingió indignación.
Amelia la rodeó con los brazos y piernas y besó sus labios, que en esos momentos formaban un puchero adorable.
La rubia se derritió en el abrazo de su mujer mientras deslizaba las palmas de sus manos a lo largo de su espalda.
- Te quiero. - dijo Amelia al fin. Miró a Luisita antes de volver a cerrar los ojos. - Aunque no me dejes dormir.
La rubia rio en la quietud de aquel nido de brazos y piernas, de pieles desnudas y cálidas, de suspiros y caricias que habían construido.
- Yo también te quiero. - Luisita apartó los rizos de la cara de su mujer. - Aunque tu energía ya no sea la de antes. - bromeó.
Pero la risita le duró poco cuando Amelia, de un movimiento rápido y ágil, la tumbó sobre la espalda, y se colocó encima alzando una ceja que anunciaba peligro.
Luisita se recuperó de la sorpresa y recorrió la espalda de la morena hasta llegar a su culo, dejándole claro que le encantaba el peligro.
Amelia inclinó la cabeza y Luisita cerró los ojos esperando el beso. La morena sonrió comprobando que su mujer nunca se podía resistir a ella.
- Qué fácil eres, cariño. - susurró.
Luisita abrió sus grandes ojos marrones y llevó sus manos del culo de la morena a su cuello. - Pues que suerte la tuya, amor.
Amelia comenzó a reír y Luisita tiró de ella hacia abajo para fundirse en un beso que les quitó todo el sueño y el cansancio.
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Ayer no pude publicar nada para celebrar el primer aniversario de boda de las Luimelia del spin-off, así que este es mi pequeñito regalo un día tarde.
Espero que os guste.
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El Valle - One Shots
RomancePequeñas píldoras de la vida de Luisita y Amelia después del final de El Valle.