Sentía, y pensaba con seguridad que era con exactitud el ser una persona feliz, tal vez una que sabe sobrevivir siendo muy energético y animado. Esa era mi perspectiva de la situación, nunca imaginé que fuese algo totalmente distinto.
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Mi madre preparaba la cena mientras jugaba con mi oso de peluche favorito, sentado en frente de los pies de mi padre el cual se encontraba echándole un vistazo al periódico semanal. No tardó mucho en que la noche comenzará a tornarse aún más tenebrosa dejándose escuchar varios relámpagos y truenos a una distancia notoria, —Taehyung, corre a traer el balde —ordenó mi padre seriamente sin quitar su vista de la lectura a lo que rápidamente fui por un balde de metal que se usaba para cubrir una gotera cercas de la televisión. Coloque lo antes pedido por mi padre en su posición enviando que el suelo se mojara; moví con delicadeza y a la vez fuerza la televisión haciéndola un poco más retirada de la gotera.
No deseaba que está se descompusiera por un acto de torpeza, encendí el televisor moviendo las antenas en busca de algún canal, pero esto fue imposible ya que la lluvia había iniciado interfiriendo seriamente con la señal. —La cena está servida. Vengan a comer —dijo mi madre sentándose en su lugar usual para que después llegáramos listos y ambrientos.
La cena fue de lo más usual, nuestra familia era bastante extrovertida con vecinos, conocidos eh incluso extraños; una virtud la cuál aprecio mucho de mis padres. —Papá ¿cómo conociste a mi mamá? —pregunté curioso degustando el filete sazonado con un poco de puré de papa —Bueno, ella y yo éramos muy cercanos desde la escuela. Yo en ese tiempo era algo tímido pero tu madre era un rato de sol en un atardecer —sus mejillas se iban colorando conforme sus palabras dulces y tiernas salían de sus labios halagando a su totalidad a mi mamá. —Quiero pensar que siempre se quisieron ¿No es así? —negó con la cabeza —Teniamos una atracción mutua, pero jamás que sobrepasara de un simple "hola" —. Luego de eso comenzó su historia de amor, mi padre era un agricultor y mi mamá una cuidadora de un hogar ajeno, ambos se conocían desde hace varios años, sin embargo no se hablaban como tal. Sus miradas siempre se llegaban a cruzar por una u otra manera ya que donde estaba el cultivo a unos cuantos pasos de la calle estaba la casa donde trabajaba frecuentemente mi progenitora. Hasta en el último momento fue cuando ambos comenzaron a conversar debido a que un objeto de limpieza había rodado hasta los campos de cultivos lo que los obligó a entablar una conversación que debido a su fluidez disfrutaron mucho esa tarde uno junto a el otro.
Mi padre siempre le guardo orgullo y amor a mi madre, aún cumpliendo su deber de repartidor de ganancias agrícola por todo el territorio Coreano. Cartas abundaban dentro de ese amor, obsequios y varias historias detrás de sus propios escritores. Luego de aquella separación que ambos tuvieron, al no poder vivir sin uno del otro decidieron casarse y tener hijos, al principio gustaban de una familia numerosa, pero al ver lo que implicaba tener un montón de hijos sus ganas y esfuerzos se desvanecieron quedando más que satisfechos conmigo.
—¡Yo quería un hermanito! —grité escandalosamente —Lamentó decirte que no se puede ya, la cigüeña únicamente viene una vez por familia —sonó una risita notoria salir sobre los labios de mi mamá. —Pero mi amigo tiene 2 hermanos mayores —su sonrisa se borró ante mis palabras, tratando de inventarse una nueva excusa para decirme está vez.
—Es por qué sus padres le pagaron a la cigüeña para que trajera a más de un solo niño, además tu detestas compartir tus juguetes; no creo que con un hermanito cambies de opinión —interrumpió padre acomodándose en su asiento cruzando sus brazos —¡Shhhh! No vale eso, que tenga sus propios juguetes —imite su acción mirándonos fijamente cómo una pequeña pelea entre dos niños queriendo tener la razón en diferentes opiniones.
—Como sea, debemos llevarte a la casa de los Jeon —reprocho levantándose de su lugar acomodando sus ropas indicándole a madre de que era hora de partir —¿Puedo ir con ustedes de compras? —era obvio que no me dejarían tan fácil, ya que a mis progenitores les encantaba salir por lo menos una vez a la semana sin hijo, obligandome a quedarme en la casa de los mejores amigos de ellos. La familia Jeon, quienes contaban con dos hijos, los cuales la cigüeña fue sobornada descaradamente.
Luego de terminar de cenar mis padres condujeron hasta su casa sin decir alguna palabra ya que en la salida del mismo hogar había realizado un leve pancho por qué deseaba salir con ellos. La casa de los susodichos era bastante grande y con un patio gigante para un niño de apenas 6 años de edad, en cuanto nos bajamos de el coche tome las manos de mis papás encaminandome a la entrada grande y moderna, el timbre sonó un par de veces hasta que la señora nos abrió con mucho gusto su puerta —Buenas noches, aquí te dejamos a Taehyung unos cuantos minutos, muchas gracias por el pequeño favor —hizo una referencia mi madre soltandome de la mano para hacer que entrara a la casa ajena indicándome que en cualquier instante se marcharía. Luego de eso deje de prestar atención, la plática de adultos por más inteligente que sea en algunas ocasiones llega a ser bastante aburrido y monótona —Jungkook se encuentra en su habitación Tae, si gustas pasar cariño —comento con una gran sonrisa la madre del susodicho, y despidiendome de mis padres me dirigí a la habitación Jungkook...
— Estoy en ti —