Capitulo 30: sedante

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A la mañana siguiente me incorporé lentamente aún cansada, estiré la espalda y me froté los ojos. Miré por la habitación y me asusté cuando vi que algo se removía en la cama, eché la manta hacia atrás destapando a Riven. Joder, creí que solo había sido una pesadilla.

Me levanto y agarro mis cosas, me visto y salgo de la habitación, me voy a la mira y voy directamente al baño para darme una ducha y cambiarme de ropa.

Al poco tiempo de terminar de prepararme escuché que llamaron a la puerta y antes de que pudiera contestar un criado del palacio entró por la puerta, me informó de que iba a desayunar con la reina y sus invitados en el primer comedor, claramente no sabia cual era el primer comedor, pero ya lo descubriría, y si no llegaba, pues mejor.

Salí de la habitación minutos después de que el sirviente se fuera y me encontré con un soldado de Solaria esperando en la puerta. Suspiré al ver que no podría saltarme esa reunión, seguí al guardia hasta el comedor y me abrió la puerta. Sentados a la mesa estaban Rosalind, la Reina, Andreas y Beatrix, claramente Riven seguía durmiendo. Tomé asiento junto Andreas y me acerqué a la mesa, agarré un pequeño croissant y me serví zumo de naranja en un vaso de cristal, cuando me quise dar cuenta y levantar la cabeza vi que todos me estaban mirando expectantes de que hiciera algo que no me habían pedido.

- ¿qué? - dije directa y quizá demasiado desagradable.

- vaya, con que humos nos hemos levantado hoy - comentó Rosalind en el intento de bajar la agresividad de mi pregunta y que la reina no lo considerase una falta de respeto, pero no era algo que me preocupara especialmente.

- ¿Por qué me miraban así? - sigo a lo mío.

- ¿Acaso no podemos mirarte? - dijo la reina con clara superioridad.

- no - continuo - no me gusta que me miren, me estresa... Y no queremos que me descontrole, ¿A qué no?

- ¿Como te atreves a hablarme así?

- seamos sinceros... Me necesitáis, y yo no os necesito a vosotros. Podéis intentar matarme pero no seré yo la que pierda... Ya lo dijeron, una hada de la muerte nunca servirá para hacer algo bueno.



Salí de la habitación y fui al cuarto de Sky, quería verlo antes de tener que ir a hablar con Farah. Llamé a la puerta y al no obtener respuesta entré de todas formas. Lo vi dormido en su cama, era tan adorable.

Me acerqué sin hacer ruido y me quité las botas, abrí un poco la manta y me metí entre sus brazos abrazándolo y volviendo a taparnos. Sentí como reaccionaba al sentir que era yo y me atraía más a él.

- {buenos días, amor} - susurré para no despertarlo mucho más.

- {mmm... buenos días} - me contestó con la voz ronca de la misma manera y me dio un beso en la frente haciendo que cerrara los ojos por el gustillo del contacto. - {¿Qué hora es?}

- {casi las diez de la mañana} - lo sentí suspirar pesadamente contra mí coronilla.

- {se me olvidó la alarma}

- {está bien, mejor duerme} - acaricio su espalda metiendo la mano por debajo de la camiseta del pijama para hacerle mimitos. Echaba de menos poder dormir con él.

- {prefiero quedarme contigo}

- {tengo que ir a ver a Farah, luego paso por aquí, si? Duermete} - levanté la cabeza cuando sentí que me soltaba un poco y me di un beso en los labios. Me salí y me levanté volviendo a colocarme las botas. Me acerqué colocando la manta y acarició su cabeza dejandole un besito.

Salí de su habitación sin hacer ruido y fui al invernadero encontrándome con Sam. Me acerqué a él

- Sam, ¿Y tú padre?

- con Farah en el despacho - dijo aún concentrado en sus cosas. Estaba mirando una extraña planta roja con unas extrañas venas negras.

- ¿Esa es mi planta? - pregunto al azar. Él levantó la mirada hacia mí y asintió levemente.

- las dosis están en el armario de cristal, coge una y ahora te la inyecto - asentí y me acerqué al armario. Agarré un pequeño botecito con un líquido rojo oscuro tirando a negro y fui con Sam a la mesa. Recogí la manga de la camiseta y me senté en un taburete enfrente suyo estirando el brazo hacia él.

Sam se levantó y caminó hasta una mesa para coger una jeringuilla y otro botecito aún más pequeño que el mío con un líquido transparente. Volvió a su sitio y se sentó. Extrajo de su botecito una pequeña dosis casi invisible y luego llenó del mío casi hasta la mitad de la jeringuilla. Cuando ambos líquidos entraron en contacto cogieron un color blanco y brillante que hasta me dañaba los ojos.

- ¿Lista? - me miró y yo asentí tranquila. Cerré el puño y Sam me lo inyectó vía intravenosa.

- gracias - dije cuando sacó la aguja de mi brazo. Coloqué mi manga y me levanté. - adiós

Solo los que estábamos en alfea ahora mismo sabíamos lo de las inyecciones, es decir, Sam, Harvyn, Sky y Farah. A Sam y a mi nos preocupada cómo podría reaccionar Musa si se enteraba al sentir las emociones de Sam y saber que le mentía en algo. Por eso intentábamos no relacionarnos mucho más allá de esto.

Salí del invernadero y fui al despacho de Farah, llamé a la puerta y cuando escuché su voz dándome permiso bajé el pomo y entré.

- Buenos días señorita Dowling - me senté en la silla que había enfrente de su mesa y la miré aunque ella me estaba dando la espalda.

- vas a tener que volver a salir - dijo distante, claramente no pensaba que fuera lo mejor del mundo y mucho menos algo seguro, pero tenia que hacerlo.

- ¿Cuándo y para qué? - contesté tranquila, ya había salido demasiadas veces y no había vuelto ilesa la mayoría de ellas. No temía volver a salir pero no esperaba que fuera tan pronto, esperaba poder quedarme con Sky un tiempo más.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2022 ⏰

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No Fue Mi Intención - FATE: la Saga Winx (Sky De Eraklion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora