hide & seek Ꮺ hyunmin

02

Una vez terminada la clase, caigo de nuevo en mi asiento y suelto un suspiro agradecido. Me las arreglé consiguiendo que en toda la clase no me llamaran, lo que es una maravilla ya que casi me quedo dormido tres veces. Supongo que el profesor es indulgente conmigo ya que sabe que dirijo el departamento de diseño para nuestro equipo editorial. Debe saber lo ocupados que estamos en este momento.

Escaneo la sala de conferencias, buscando a mi compañero de clase Jeno. Mis ojos se posan en él y en una chica, tomados de las manos mientras salen del salón. Parpadeo con sorpresa viéndolos desaparecer por la puerta. 

No sabía que tenía una novia.

Yuna y su amiga están hablando la una con la otra, con sus colas de caballo balanceándose alrededor.  No queriendo echar a perder su estado de ánimo con mi cansancio, arrojo mis cosas desordenadamente a mi mochila y salgo del salón con mis ojos apenas abiertos. Uniéndome a la multitud, vago tristemente por una esquina, repasando las cosas que necesito hacer. Los diseños para el concurso de canto aún no están listos y los chicos del club de teatro quieren un cartel para su próxima obra.

Tengo que reponerme. Inhalando profundamente, me preparo para resistir y a duras penas camino por el pasillo.

Oh dios, esto no está funcionando. Siento que voy a desvanecerme en cualquier momento. No debería haberme quedado dos noches consecutivas en vela.

Voy a ir a dormir un poco en la biblioteca. Una hora no estaría de más ¿verdad?

Caminando lentamente hacia la biblioteca, me lanzo a un asiento en la esquina, lejos de la visión directa de la bibliotecaria. Con suerte, no hará sus rondas hoy y no seré echado. Me instalo en la silla, me estremezco ligeramente debido al viento frío que sopla directamente hacia mí. Hace mucho frío, pero no tengo otra opción.

Le mando un mensaje de texto a Jeongin, diciéndole que lo esperaré en la biblioteca, me quedo dormido en el mismo instante en el que pongo mi cabeza sobre la mesa, enterrándola entre mis brazos.  Las horas pasan volando sin darme cuenta y me despierto con un golpecito en los hombros, la cara de Jeongin aparece encima de la mía con preocupación.

—Hyung— susurra sacudiéndome suavemente. Sopla en mi oído, riéndose entre dientes cuando, aturdido lo golpeo fuerte. Mirando hacia el reloj, abro mis ojos completamente al ver la hora. Son las seis. Dormí durante cuatro horas y debo terminar todo para mañana. Dejo escapar un gemido, cayendo contra la silla y apoyando mi cabeza hacia atrás.

Reunimos mis cosas con prisa mientras la bibliotecaria nos persigue con su habitual ceño fruncido. Tomo todo sin cuidado, con la mochila abierta y colgando de un hombro mientras me aferro a mis cosas. Jeongin amablemente las toma, lo que me permite organizar mi mochila y subir el cierre.

—Gracias— digo, tomando mi portátil desde su brazo envuelto con su chaqueta. Caminamos hacia la puerta de la escuela, el atardecer pinta el cielo rosa haciendo desaparecer la luz del sol rápidamente.

—Hyung, tu chaqueta— dice, con una sonrisa luminosa bailando en sus ojos. Extiende su brazo aun más, esperando expectante a que yo la tome.

Lo miro con curiosidad. —¿No es tuya?

Jeongin parpadea hacia mí, con la inocencia irradiando de su rostro. Puedo entender porque a Minho le gusta tanto, Jeongin es como un beagle.

—No— responde, tirando de las correas de su mochila. —Mi chaqueta esta en mi mochila. Y es azul... Entonces, ¿la chaqueta de quién te estás llevando?— me río, sacudiendo la cabeza. Jeongin siempre tiene sus momentos divertidos.

—Mejor mañana la pongo con los objetos perdidos— digo al ver su rostro confundido.

Caminamos hacia la estación de tren, el olor de la comida de los restaurantes que hay en la acera hace que se me haga agua la boca.

—La llevabas puesta cuando fui a buscarte, hyung— dice Jeongin, entregándome la chaqueta en la mano.

Pongo la mirada en ella, frunciendo el ceño. El recuerdo viene a duras penas, me desperté con algo caliente sobre mí. Esto en serio no es mío. No traigo mi chaqueta a la escuela, nunca, ya que es demasiado gruesa para caber en mi mochila junto con mi laptop. Además, no tengo ninguna chaqueta de ese color.

—¿Tal vez la tomaste prestada de alguien?— Jeongin trata de explicar al ver mi desconcertada expresión.

Miro la chaqueta por un momento más, inspeccionándola para detectar cualquier señal de la identidad del propietario. Es una chaqueta azul oscura y gris a cuadros. ¿Tal vez lo hice y estaba demasiado aturdido para recordarlo? Eso no suena bien, pero empujo lejos los pensamientos de ello. Lo más importante es encontrar a su dueño.

La doblo cuidadosamente, levantando mi portátil. El viaje de vuelta a casa es tranquilizador; no me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba a Jeongin y a su alegre sonrisa. Desde que llegué a ser un estudiante de tercer año y él un estudiante de segundo, hemos estado esforzándonos para que coincidan nuestros horarios. Solíamos ir a casa juntos todo el tiempo cuando estaba en primer año; pero ahora incluso Jeongin tiene muchas cosas de las que encargarse. Está planeando formar un equipo de baile con uno de sus amigos, Yongbok y hasta la fecha han conseguido quince solicitantes.

Nos separamos cuando él llega a su parada, yo bajo unas cuantas paradas más allá. Afuera ya está oscuro, un azul oscuro ahoga toda la tonalidad rosa. Las palabras de Minho resuenan en mi mente y una pregunta empieza incesantemente a fastidiarme.

Si yo no fuera un ermitaño social...

Todo el mundo parece estar haciendo algo nuevo. Algo genial. Algo grande. He llegado a un acuerdo con el hecho de que no tengo un montón de amigos. Nunca fui muy popular en la escuela primaria y tampoco lo soy ahora.

¿Soy aburrido? Probablemente lo sea. He sido el mismo Kim Seungmin desde el primer año, torpe, con sólo unos pocos amigos cercanos, pegado a mi laptop, navegando por la red, pasando horas encerrado en mi habitación, poniendo juntas un montón de cosas virtuales.

Honestamente, quería una novia, incluso antes de que Minho comenzara a fastidiarme en segundo año. Me pregunto cómo será amar a alguien y tomarse de las manos así como todo el mundo lo hace. Hoy en día, creo que es imposible que algo así vaya a pasar.

Soy tan común, después de todo, ¿quién estaría interesado en mí?