Sonrisa de Cristal

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Draco miró la mano en la que había apuntado todo lo que tenía planeado decir y, sin pensarlo mucho, caminó lentamente hasta el pelinegro, quien para su suerte no se encontraba con ese par que tenía siempre detrás de él.

Al llegar con el pelinegro, este lo miró y pareció empezar a querer hablar, pero Draco lo tomó de la muñeca y lo llevó dentro de una clase vacía que se encontraba cerca.

—¡Qué te—! — Harry pareció querer empezar a hablar, pero fue interrumpido por el rubio, quien para ese punto no quería ni siquiera pensar cómo se miraba; juraría que estaba rojo como un tomate.

—Necesito hablar contigo— dijo Draco sin más, —solo serán unos segundos.

—Sí, claro — contestó con simpleza el ojiverde. —¿No quiere su alteza que le traiga unos tragos también?

Un rayo de incomodidad pasó por la espalda del Slytherin. Ese insulto de llamarlo "majestad" o "alteza" no lo había escuchado desde hacía mucho tiempo; era raro volverlo a escuchar. Draco pareció paralizarse más de lo normal y el pelinegro lo tomó como una oportunidad para poder salir de ahí. Al notar eso, Draco intentó no pensarlo mucho y empezó a hablar.

—¡Lo lamento! — no pudo evitar hacer que su vos saliera un poco más alta de lo normal al creer que solo así lo escucharía.

Harry paró de golpe.

—¿Qué dijiste? — preguntó Harry, atónito.

—Mira, lo lamento.

Harry levantó una ceja y se cruzó de brazos. —Mira, no sé qué intentas, pero, ¿sabes qué? Te escucharé. En cuanto llegues a pedirme algo me largaré de aquí.

Draco intentó ver su mano disimuladamente para recordar lo que tenía por decir y empezó a hablar. —Yo. . . .

—¿Tú. . .?

—Me siento mal, ¿okey? — Se golpeó mentalmente por tener el peor inicio de todos y siguió. —Me siento mal por cómo te he tratado a ti y a tus amigos.

Harry levantó una ceja y Draco volvió a mirar su mano para recordar lo que había estado hablando con Blaise. En cuanto tuvo esos ojos verdes encima de él, olvidó por completo todo lo que tenía que decir. Pero en alguno de esos momentos en los que pasó su mano por el uniforme, toda la tinta se había borrado o movido. . . ahora no tenía idea de qué decir, y definitivamente no era bueno improvisando.

Si antes estaba nervioso ahora lo estaba aún más. Harry seguía penetrándolo con esa mirada seria y sin nada de interés, y seguía que el aire estaba saliendo de la habitación.

—No importa si no me disculpas. . . solo quiero que sepas que en serio me siento mal, estoy harto de esto. Estoy harto de tener que odiarte, estoy harto de que tengas que odiarme. . . de que todos tengan que odiarme. . . .

Eso último pareció sorprender un poco al pelinegro, Draco había bajado la mirada y ya ni siquiera estaba pensando en sus ojos encima de él. . . . Estaba pensando en todos los ojos encima de él. . . odiándolo. Siempre tratándolo como si fuera un objeto por el cual podías conseguir muchas cosas si te acercabas lo suficiente.

Antes de que sus pensamientos pasaran a algo mayor, Harry puso su mano en su hombro, Draco ni siquiera pudo decir cuándo fuera que el más bajo se había acercado a él, pero le agradecía. . . no sabía que pudo haber llegado si alguien no lo detenía.

—Te entiendo, pero sigo sin saber si creerte. . . quiero hacerlo, créeme Malfoy, conozco ese sentimiento, pero también te conozco a ti, y eso hace que no te pueda creer.

—Oh. . . .

Draco no había levantado la vista, seguía viendo los zapatos desamarrados del Gryffindor. La habitación quedó en silencio y Harry suspiró y tomó el mentón del rubio para que volteara a verlo.

Cartas Anónimas |Drarry| EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora