Estoy en mi habitación, hecho un manojo de nervios. Camino de un lado al otro, con un nudo en mi estómago.
Atlas se fue con la gente de su clan, y no ha vuelto desde entonces. Han pasado horas, y con honestidad comienzo a preocuparme un poco. Tengo un mal presentimiento con todo esto.
Solo he oído cosas horribles de ese hombre. Y al ver el miedo y la preocupación en los ojos de Atlas, me he dado cuenta que una parte de mi todavía no dimensiona el poder del líder del clan Hyun.
Aun así no me altera, porque sé que lograremos vencerlo si se desata una guerra entre nuestros clanes. Porque eso es lo que va a conseguir si se atreve a ponerle una mano encima a Atlas. Haré lo que sea para que nadie vuelve a herirlo otra vez.
Ya estoy harto de esperar, por lo que salgo de mi habitación y me dirijo hacia la suya a esperarlo allí. Al menos entre sus cosas, percibiendo su aroma, me siento más tranquilo.
Me sorprendo cuando veo la puerta abierta, y aún más al percatarme que él está allí dentro. Se me forma una sonrisa y me invade una alegría al verlo.
- Atlas. - pronuncio su nombre con alivio, entrando. - ¿Qué haces? - pregunto extrañado cuando noto que encima de su cama está su valija, y que está metiendo la ropa dentro.
- Las vacaciones terminaron. - habla con voz firme y neutra, sin siquiera mirarme.
Al prestar más atención veo que está completamente vestido de negro, con uno de esos trajes que frecuentaba al principio. Tiene su cabello bien peinado, y más corto. Y lleva esa postura recta y rígida, como cuando apenas llegó.
Por algún extraño motivo tengo la sensación de que estoy junto a un extraño. Y eso consigue que se me genere un malestar en el pecho.
- ¿Ha sucedido algo? - pregunto preocupado.
Ahora si me mira, y hubiera deseado que no lo hiciera, ya que me dedica una gélida mirada, que nunca le he visto, ni siquiera cuando éramos dos desconocidos. Y eso me da una punzada de malestar en el centro del pecho. Mi estomago sigue siendo un manojo de nervios.
- ¿Estás tonto, o qué? - inquiere con voz severa, frunciendo el ceño. - Te he dicho que viene mi padre, lo implica que la diversión se acabó.
Apoyo mi mano en su hombro. - Tranquilo, Atlas. - hablo con voz calma. - Solucionaremos lo de tú padre.
A mí también me preocupa, pero debo mantenerme firme por los dos. No permitiré que se cierre y me aparte.
Aparta su hombro, sin dejar de lado esa mirada fría. - Me molesta cuando la gente te dice que te tranquilices, cuando no tienen ni puta idea con lo que uno lidia. ¿Te crees que me cambia en algo que me digas "tranquilo"? - me observa en silencio. - ¿Necesitas algo? Porque estoy ocupado, y me estás demorando. Suni es impaciente y quiere que nos larguemos de esta casa de una vez por todas. - continúa doblando sus prendas y metiéndolas dentro. - Y yo también... - llego a oír que susurra.
Y el malestar se intensifica.
- Escucha, entiendo que estes preocupado y molesto por todo el asunto de tú padre, pero eso no te da el derecho de hablarme así. - digo firme.
Me mira. - Así le hablo a las personas cuando ya no necesito nada de ellas.
Frunzo el ceño. - ¿Qué rayos te sucede? - pregunto con brusquedad, ya cabreado.
- ¿Todavía no lo entiendes? - pregunta irritado. - El telón se cerró, game over. Ya no sé de qué forma decirlo, o que metáfora usar, para que tú cerebro lo comprenda. ¿Es que quieres que te lo dibuje?
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El legado de la Mafia (Mafia Marshall V)
Romance*SPOILERS "HIJO DE LA MAFIA"* Izan Marshall ha tocado fondo, luego de perder aquello que más quería. Con el corazón roto y desmotivado cree que nada más volverá a producirle alguna clase de emoción, hasta que entra en su vida Atlas Hyun, el heredero...