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Mis pies querrán caminar hacia donde estás durmiendo, pero seguiré viviendo.

-Pablo Neruda

18 de Marzo 2020.

Estoy aquí mamá, hoy por fin pude venir a visitar el lugar donde ahora descansas. Miro la lápida de tu sepulcro y mis ojos se inundan de lágrimas, se supone que al venir aquí debería sentirme más cercas de ti, sin embargo me siento más lejos.
Es como si por un momento tu no estuvieras aqui, como si no fuera real. Como si estuvieras aún con vida.

Debo confesar que tuve que armarme de mucho valor para estar aquí, donde ahora descansas. Me preguntó si tendrás frío, si te sentirás sola o si te gusta este lugar. Quisiera creer que te gusta y que en las noches más frías no pasas frío porque ese es mi consuelo que tú ahora estás mejor. La verdad es que yo cada noche paso frío, pero no de ese tipo de frío si no frío de no tenerte junto a mi, frío de tu ausencia. ¿Entiendes lo que quiero decir?, espero que si.

Debo confesar que nadie se atrevido a festejar alguno de su cumpleaños. Ni mi hermano, ni papá, ni la mayor de tus nietos, supongo que eso se debe a que en esas fechas no había pasado un mes, después vinieron los otros cumpleaños y nadie se atrevido a festejar. Creo que en algo me e equivocado mamá, ellos también sufren tu ausencia pero de una manera distinta, quizás no te lloran, ni te sufren como yo lo hago pero aún viven con el recuerdo de tu adiós.

En todas las cartas lo e dicho, pero la verdad es que fue muy difícil verte partir, se siente irreal, como una broma cruel de la vida. Yo hasta la fecha no puedo creerlo, y es que antes de eso tú parecías estabas tan bien, tan llena de vida, tus ojos brillaban, tu sonrisa era deslumbrante, comías bien, tu estabas tan bien y fue cuestión de horas para que todo eso quedará en segundo plano y ahora fueras una parte de ti, parecía que estuvieras pero a la vez no. Te fuiste poco a poco que nadie se percató de ello.

Me preguntó si tú ya lo sabías, sabías que te irías y por eso nos regalaste tus últimas sonrías, tus últimas miradas llenas de amor. Lo supiste y nos regalaste lo mejor de ti aún que eso te costará mucho, aún que ocultaras tu dolor.

Ahora lo entiendo mamá, fuiste tan fuerte al mostrarnos esa parte de ti aún que estuvieras sufriendo por dentro. Te admiro tanto mamá, por ser tan fuerte, espero algún día ser igual de fuerte que tú.

Con amor, alguien que aún te espera.

Cartas al cielo (Bilogía Más Haya De Tu Muerte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora