- Prólogo -

6 1 0
                                    

—¡Vamos hija tu puedes! —exclamó la señora Miriam con voz trémula.

Unos gritos desgarradores sonaban por toda la habitación.

—Tu puedes —alentó Miriam—. Vamos hija falta poco.

Se tratada del nacimiento del primer hijo del matrimonio que conformaban el señor Cooper Denver y la señora Layla Grant de Denver, llevaban casi 37 años juntos y nunca habían podido tener un hijo, hasta éste día.

—Puja hija —alentó la señora Miriam—.  Ya está apunto de nacer, lo estoy sintiendo.

Un grito fuerte de Layla sonó por todos lados dejando la habitación en completo silencio y luego un llanto de un bebé fue el que sonó.

—¡Es un varón hija!—anunció la señora Miriam.

—Quiero verlo —soltó Layla con voz átona.

La señora Miriam con cuidado tomo la pequeña criatura y se la acerco a Layla.

—Es hermoso—dijo sin fuerzas Layla.

—¿Cómo se llamará? —preguntó Miriam complacida.

—Había pensado en un nombre que comenzará con D como la inicial de nuestro apellido, de su apellido —informó Layla mirando con mucho amor a su recién nacido hijo entre sus brazos—. Dareen se llamará.

—Es un nombre muy hermoso hija.

—Señora Miriam —Layla soltó alarmada.

—¿Sucede algo hija? —expresó preocupada la señora Miriam.

—Siento algo moverse dentro de mi.

La señora Miriam rápidamente volvió entre las piernas de Layla para revisarla, luego puso su mano sobre su vientre para sentir.

Los ojos de la señora Miriam se abrieron en asombro haciendo que Layla se preocupara.

—¡Hay otro hija! ¡hay otro! —grito la señora Miriam luego se puso en posición—. Bien hija, ya sabes que hacer, ¡Puja!

Nuevamente el mismo proceso inició de nuevo, en un par de minutos nació el siguiente niño.

—Hija es otro varón y es idéntico a Dareen, tienes gemelos —informó Miriam con alegría.

—A este le pondré Lance, en honor a mi L de Layla.

De repente, otro llanto de un bebé sonó e hizo que ambas mujeres se vieran con confusión, la señora Miriam se acercó al vientre de Layla y inspeccionó, luego su rostro se tornó de sorpresa y alegría profunda.

—¡Hija! ¡Es otro niño! —Anunció con alegría.

—No lo puedo creer —dijo Layla.

—¡Tienes trillizos! —alegremente le acercó el tercer hijo de Layla—. Y éste ¿Como se llamará?

—A este le pondré Cyrus, en honor a la C de Cooper.

—Excelente hija, buena elección de nombres —Dijo Miriam muy complacida de haber ayudado a Layla.

—Ojala Cooper estuviera aquí... —habló Layla nostálgica.

—¿Donde está él? —indagó Miriam.

—Negocios como dice él —Soltó Layla con fastidio—. Aveces quisiera que dejara ese trabajo en el que está pero no hay vuelta atrás.

La señora Miriam solo escuchaba, ella sabía perfectamente que en problemas de familias ajenas no debería meterse ni opinar, ella era una mujer muy serena y reservada.

Los Hermanos Denver (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora