Capítulo único

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Enamorarse, era una perdida de tiempo a mi parecer, era tonto y meramente absurdo pero mi manera de ver el amor cambio cuando me topé con tus ojos profundos como el mar, oscuros y tan llamativos que sentía que podia perderme en ellos sin sentir sensación de aburrimiento, se convirtió en una adición verte.

Cuando te encontrabas distraído, platicando incluso sin hacer nada te veías como un ángel caído del cielo, tan perfecto, como una obra de arte hecha con tanta delicadeza y paciencia.

Comencé por grabarme tu nombre, Shim Jake.

Después saber tus gustos, era extraño puesto que poseías gustos similares a los míos, quedé encantado viéndome en la necesidad de indagar más.

Seguí con observar disimuladamente descubriéndo el hecho que amabas con tu alma un grupo del cual para mí era mi manera de seguir, quedé sorprendido.

Y terminé cayendo por ti.

Pero no sabía como entablar una conversación, me comparé contigo, decepcionado, lloré.

Me di cuenta que era insuficiente para ti por lo que eliminé la idea de hablarte pero eso no fue lo peor ya tenías a alguien, mi hermano y mi pecho dolió, mi corazón se rompió y el primer pétalo expulsé.

Fue doloroso ver aquel pétalo en el piso, eso solo me rompió más, una laguna de lágrimas se formó a través de mis pálidas mejillas, derrotado no hice más que hundirme en la miseria.

Los días pasaban y yo solo me sentía más cansado antes mi razón de levantarme era para verte pero me partía el alma observar que eras feliz y no era precisamente yo el que provocaba tu felicidad.

Me sentí estúpido, no tuve el valor de hablarte hacer una amistad contigo por miedo, pocas veces te acercabas a mi a perdirme algo mínimo tal vez si hubiera tenido el coraje las cosas podían ser diferentes.

Entendí que yo solo me ilusioné pero ¿cómo no hacerlo? Si cuando llegaba lo primero que me topaba eran tus ojos de lejos mirándome, desde el punto que fuera podía sentir tu mirada, incluso cuando hablaba la sentía, podía decir que en todos lados, agregando hasta sitios tan inusuales pero solo había sido cosa mía.

De nadie más, me sentí como un tonto.

De ser horas, se hicieron días, a los días se convirtieron en semanas, seguido de meses y aún me gustabas, mi corazón tenía la esperanza de que surgiera algo pero era imposible recuerdo con claridad tus palabras, de esas pocas que compartimos haciéndose dolorosas.

<Ni-ki, de verdad valórate, jamás voy a verte como algo más que un simple conocido>

Y no era mentira pero, ¿cómo podía eliminar lo que sentía? ¿Por qué enamorarme de alguien que ni comunicación sólida teníamos? ¿Por qué?

Conforme el tiempo transcurría el cansancio se colaba de una manera horrible, comencé a vomitar muchas veces por día y en ocasiones ya ni siquiera pétalos eran solo sangre que se miraba tan roja y fuerte más yo, era lo contrario mi piel lucía pálida, mi rostro se notaba demacrado por tantas noches sin dormir, mi peso resaltaba a lo inestable y bajo, vomitar hacia mi apetito mínimo más el dolor intenso en mi garganta.

Ya no deseaba seguir.

Ya no quería.

Nada en este mundo me detenía a quedarme, esperé a que la enfermedad me consumiera de poco por poco, tenía miedo, yo no quería morir así pero mi vida ya no tenía sentido y podría pensarse que es tan estúpido desgastarte por una persona que para ella eres invisible pero no lo veía así.

Lo sentía diferente, me dio una pizca de esperanza pero está terminó por desaparecer dando resultado a una enfermedad para mí delicado cuerpo porque lo era, algo simple siempre me tumbaba en mi cama y me tenía por días, era entendible que terminé mi vida por un amor unilateral, Jake no me corresponde, no era mutuo.

Hanahaki- Ni-kiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora