Narrado
Habían pasado 2 semanas, los Señores Carissi se recuperaron rápidamente y se encontraban en casa retomando fuerzas, Marcos, el chofer, seguía algo delicado pero se recuperaba con constancia. Erika estaba tranquila y había vuelto a su vida normal, en el colegio. Isabella había dejado el colegio presencial, eso no era para ella, nunca lo fue. Decidió, junto a Margaret, Robert y Rafael, que sería mejor estudiar en casa y trabajar de vez en cuando con Robert en el acuario.
Era fin de semana y Arianna había ido a la casa de Paula junto a la "pandilla" para hacer una pijamada aprovechando que los señores Catari habían salido del país nuevamente. Meg fue a trabajar el domingo al Acuario y le dijo a Is que fuera donde Paula para que no se quedará sola ya que Jacob iba con ellos ese día, ella aceptó pero iría después de medio día ya que debía hacer unos deberes y entregarlos al colegio. Cuando dieron las 11 de la mañana el portón se abrió y dejó ver a una sonrojada y algo agitada Arianna, que entraba con prisa por unos materiales.
Arianna- ¿A dónde vas?- Preguntó bajando las escaleras con su mochila de colegio en la mano derecha y unos cuadernos en la mano izquierda.
Isabella- A dejar unas cosas al colegio...- Respondió ella siguiendola con la mirada fijamente mientras se colocaba los tenis.
Arianna- ¿Qué pasa?- Dijo cuando sintió el ardor de los ojos de Isabella sobre ella.
Isabella- Nada... nada- Respondió rápido levantándose y tomado sus llaves- Sólo cubrete bien el cuello con maquillaje o ropa antes de que lleguen tus padres- Susurro cerca de ella mirando su cuello y pasando la yema de sus dedos por una pequeña marca roja bajo su mandíbula que comenzaba a crecer. Cuando subió sus ojos se encontró con Arianna más roja que un tomate y sin palabras mirandola con sorpresa y vergüenza- Me tengo que ir, cuidate más cariño- Dijo en un oído con una sonrisa burlona para luego dejar un beso en la frente de esta y salir de la casa.
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Salió del colegio y volvió a la casa con tranquilidad, cuando metió sus manos en la bolsa de su abrigo una cajita de cartón chocó son su dedos y cuando la sacó sintió un deje de culpabilidad por lo que sabía que haría. Entró al supermercado que estaba frente a la plaza de San Miquele y compro un encendedor, se dirigió a la plaza y entró en ella para sentarse en una banca a un costado de esta, estaba cubierta por los años y plantas que escalaban con agilidad la malla de metal y cubría con una leve sombra el lugar, sacó uno de los tubos blancos de papel lo encendió y aspiro hondo, sintiendo, después de meses, el humo inundar su sistema respiratorio. La primera calada le generó cierto ardor en su garganta pero con la segunda se fue como siempre, recordó que la última vez que había puesto un cigarro entre sus labios fue antes de volver a San Miquele la segunda vez, cierta noche Arianna le había comentado que nunca le gustaron los vicios, aunque era fan del licor, pero esa noche en específico, internamente se había decidido a no volver a fumar otra vez, pero allí estaba, sentada en la plaza pública tomando su segundo sigaro, mirando el cielo nublado ignorando quien la estuviera viendo o reconociendo. Hasta que, en algún punto de sus estadía, una mirada en especial llamo su atención al otro lado del gran campo ante sí, unos ojos cafés intensos y claros como la misma canela pura, con el poder suficiente para capturar la atención de una joven volátil, cuando sus ojos conectaron aquel deje de culpa la atacó con más fuerza que nunca haciendo que, de inmediato pero en un movimiento tranquilo botará la mitad de aquel pedazo de papel con nicotina al suelo y lo destruyera con el taco de su bota. Siguió la cabellera castaña hasta que desapareció por la cuesta y procedió a dirigirse a casa nuevamente. Cuando entró Arianna estaba en la cocina haciéndose un té y se sobresaltó un poco al ver a la joven Rinaldi a un lado de ella.
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El Diario De Un Hendrix
DiversosQuerido diario: Eh aquí el inicio de mi legado... Creación de: @ari73792 y @braish0301