16. El club de los perdedores

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Por mas que lo intentarán, era inútil, no podían lograr vencer a ese maldito payaso, no había caso, no lograban comprender como a pesar de que luchan contra eso sin parar, era inevitable su derrota. Era como que a pesar de que utilizarán el Ritual de Chüd (el cual no funciono), que intentaron insultarle y humillarle, por alguna razón que no comprendían, aquel payaso se hacía mas fuerte que antes, logrando difícil su derrota. Y ni hablar que a mas de uno de ellos les inquietaba la aparición repentina de aquél peculiar muchacho, que desde el instante en el que apareció todo se complicó, y es que por alguna razon ese chico siempre estaba presente en la mayoria de las apariciones de ese maldito payaso bailarín, y no solo él, sino tambien el resto de su familia.

En el restaurante de comida china.

En el hotel.

En el parque.

En el complejo de apartamentos.

En la escuela.

En la feria.

En la casa abandonada en la calle Neibolt.

Esta última los sorprendió todavía más, puesto a que ellos esa vez estaban dispuestos con entrar nuevamente a la guarida de aquél ser cuando la aparición repentina de aquél peculiar muchacho los detuvo, además de que no venía solo, alguien mas estaba con él. No sabían de quien se trataba, era un joven alto y de cabello oscuro que nunca antes habían visto. Tuvieron que mantenerse en una distancia alejada de la vivienda, atentos a cualquier posible amenaza, cuando de en momento a otro aquel chico salió corriendo de la casa, lo que los alertó en un inicio, pero al ver como comenzaba a patear los basureros los tranquilizó momentáneamente. Una vez que vieron aquél muchacho alejarse lo suficiente, decidieron entrar, despreocupados de que aquel joven que acompañaba al de tez blanquecina aún estuviera presente en la casa, y lo que vieron a continuación los dejo mudos.

Sucedio como hace veintisiete años en esa caverna bajo la casa, cuando el falso Georgie se transforma en ese terrorífico payaso, tal y como en esa ocasión sucedió con aquél misterioso joven, comprendieron entonces que eso era incluso más poderoso que antes, pero sin importar lo tan poderoso que se habia vuelto ahora, ellos estarían dispuestos a hacer hasta lo imposible para derrotar a ese maldito payaso. Y sabían que aquél peculiar muchacho les sería de gran ayuda para derrotarlo de una buena vez por todas. Y hablando de aquél muchacho, se encontraba en el cuarto del hotel jugando en la laptop, pero por primera vez en mucho tiempo no jugaba solo, Bob estaba a su lado, intentando enseñarle como jugar Mario Kart, pero era como enseñarle a un oso hace piruetas, demaciado complicado par su gusto. Incluso Anabell estaba presente intentando explicarle como jugar, tan solo que a diferencia suya, utilizaba palabras mas sencillas y fáciles de comprender, pero era como hablarle a la pared, Bob no le prestaba ni la mas minima atención a la chica, estaba mas concentrado en lo que le decía el albino.

- ¡Dale, dale, no seas pendejo y agarra ese poder, dale, dale! -exclama el muchacho presionando su mano contra el hombro del contrario- ¡Noo, te dije que agarres el poder mira ahora ese puto lo agarro!

- ¡No seas pendejo, Bob! -se queja la chica de igual manera- ¡Agarra ese, no seas pendejo!

- ¡Tu no me digas pendejo! -ladra, empujando a la chica de su lado.

- ¡Exacto solo yo puedo llamarlo así! -dice en un intento de defender a su amigo... Mierda. No podía creer como ahora le incomodaba incluso pensar en él como su amigo- ¡Buscate tu propio pendejo!

Prácticamente los comentarios de ambos hicieron que la chica se fuera enfadada, quedando solos, pudiendo estar mas tranquilos sin la presencia de la chica en la habitación, aunque a decir verdad no estaban del todo tranquilos, puesto a que aún tenían cosas de que hablar, pero a la vez de nada, y es que después de que todo fuera dicho se sentía -o por lo menos Emmy - libre de todo ese peso que por años lo había tenido agobiado, porque lo quiera o no admitir en el fondo siempre había sido gay, o mejor dicho, bisexual.

Su estomago ruge de hambre llamando la atención del mayor, quien sonríe con picardía, y aclara su voz a lo que posteriormente imita la voz del albino-Oye Bob, ¿Te gustaría como una pizza? Oh si mi copito, me encantaría comer pizza, no es como si hace quince minutos nos acabamos de comer una pizza.... Tengo una duda, ¿Como es posible que siempre tengas hambre? Comes como gordo, u aún así tienes un cuerpazo.

-Eres un idiota-dice empujando al mayor, tirando al mismo de la cama-y si, quiero comer una pizza o lo que sea.

- ¿Te apetece un helado?

-Si lo compras tú, entonces sí-dice tranquilo, en lo que comienza ahora a jugar él al Mario- ¡Oh, mierda! ¡¿Porqué mierda regreso tan pronto, Patrick?!

En lo que chico peleaba virtualmente con el tal Patrick, al que nunca antes había sentido nombrar, Bob se marchaba yendo a comprar helado con el dinero que encontró en los bolsillos de unas de sus tantas victimas, supuso que cien serían suficientes como para comprar un pote grande de helado, no recordaba muy bien cuanto era lo que les habia costado la otra vez, así que prácticamente tenia fe de que ese dinero le alcanzará. A la salida del hotel fue intercedido por aquellos desgraciados que no lo dejaban en paz, esos niños, en realidad, ya no eran niños, eran adultos, y ahora eran peor que un grano en el culo. Por suerte ahora sólo era el maricon, el antes gordo, Bill el tartaja y el asmático

-Maldito payaso, ¿Que es lo que le piensas hacer al niño? -dice amenazante Denbrough.

Uff, que es lo que no a pensado en hacerle esa sería una mejor pregunta, piensa divertido, lo que lo hizo más que incrementar el enojo del cuarteto- ¿Como osan pensar de que le haría daño a mi copito de nieve? -dice com falsa dolencia, pero no mentía-A él no sería capaz de lastimar ni un pelo... En cambio a ustedes si, y lo voy gozar como no tienen idea, pero hoy no-soltando una carcajada, de pronto su rostro cambia al del leproso a lo que Denbrough se aleja por inercia de él, dándole la ventaja para que escapará y poder ahora si, ir a comprar el helado, ya luego se encargaría del club de los perdedores, ahora debía de pedir una orden de helado-Dame un pote de helado de chocolate-ordena a la chica que atendía el negoció. Pagando el helado regreso rápido al hotel, viendo al entrar como aquél grupo lo esperaba-. No me escuchan, les dije que hoy no.

-Vas a pagar por lo qu...

- ¡Bob! -los interrumpe el albino, siendo sin saberlo la salvación del susodicho- ¡¿Dónde mierda estabas?! ¡Todo este tiempo creo que seguías en la habitación, pero después resulto que estuve hablando sólo todo este tiempo! Trae tu culo para acá, te voy a enseñar como un profesional juega Mario Kart.

Caminando tras el muchacho, era el centro de atención del grupo, quienes sorprendidos observaban la escena, hasta incluso comenzaban a dudar si se trataba del mismo ser al que se habían enfrentado en veces anteriores, y es que actuaba como si fuera un humano común y corriente como los otros-Nos vemos luego, ahora tengo que ir a comer helado y jugar al Mario junto a mi copito.

Copito de nieve ᴾᵉⁿⁿʸʷⁱˢᵉ/ᴮᵒᵇ ᴳʳᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora