???, Gocedonia
Ya habían pasado varias horas desde que el rubio cayó en un sueño temporal. No se sabía con exactitud cuándo despertaría, y mucho menos su situación mental.
El pequeño cuervo que lo acompañaba tenía los ojos cerrados, como si quisiera descansar junto a su cuerpo, pero siempre se mantenía despierto, al pendiente de lo que sea. De repente, el pulso de Sashi se aceleró hasta hacerlo despertar. Abrió sus ojos de golpe y suspiró como si no hubiera respirado en años. Se sentó casi en automático mientras frotaba su cuello. Todavía estaba mareado y confundido; tosió hasta que se estabilizó. Sin recordar nada de lo que pasó, miró al pajarito y quiso acariciar su lomo, pero rápidamente este se alejó creyendo que le haría daño. Sashi apartó su mano tímido y bajó la mirada apenado. El cuervo al notar que no le haría nada malo, se acercó otra vez a sus piernas y se acostó sobre la tela de su ropa; de nuevo el muchacho lo quiso acariciar, esta vez con éxito. Sashi estaba fascinado con la criatura que reposaba sobre él; era como si jamás en su vida hubiera visto un cuervo.
No recordaba nada, y menos con ese dolor en la cabeza. Se levantó del césped frotándose la frente, y el cuervecillo revoloteó hasta ponerse a su altura, luego se acomodó sobre su cabeza para echarse y descansar. El gesto le pareció adorable a Sashi, y aunque le incomodaba sentir algo sobre él, no hizo nada para detener al animal. Miró a sus al rededores; estaba en un llano muy amplio y hermoso. Frunció el ceño confundido, no supo cómo había llegado ahí, jamás en su vida había visto aquel ambiente. Acarició su cara con la palma de su mano y caminó queriendo encontrar una salida.
No sabía qué hora era, el cielo estaba oscuro. Tragó saliva temeroso; no le gustaba la noche ni un poco. El dolor de cabeza lentamente bajó hasta desaparecer. Mientras caminaba, pensó en cómo había terminado en aquel sitio. Duró avanzando sin rumbo por diez minutos, luego se cansó y quiso sentarse en la tierra para descansar, pero vio resplandecer el reflejo de la luna en un lago a pocos metros de él. Tenía bastante cansancio, así que corrió hasta la orilla sin dudarlo. El cuervo revoloteó sorprendido y se alejó de la cabeza del muchacho, luego lo siguió hasta donde se detuvo.
Sashi se arrodilló en la orilla y tomó agua con sus manos para limpiarse el rostro. Se lavó un par de veces, hasta que se dio cuenta de su propio reflejo en el agua. Observó con detalle sus facciones; los músculos faciales estaban relajados, pero también se le notaba cansado.
La heterocromía en su mirada había desaparecido, ahora era alguien normal.
Un pequeño escalofrío recorrió la columna del menor, provocando que alzara la vista para admirar su alrededor. El agua brillaba con la luz lunar, y eso dibujó una leve sonrisa en él.
- Qué bonito. -susurró.
El pajarito soltó un graznido, aprobando su cumplido, luego revoloteó hasta la orilla y bebió agua. Sashi se sentó sobre sus piernas para seguir admirando el lago. Ahora la noche no se sentía tan siniestra. Al mismo tiempo que veía el entorno, se sorprendió al ver una roca salir del agua; era larga y lisa, y sobre todo, muy llamativa.
Sus manos temblaron nerviosas y su mandíbula se tensó por instinto. Creía estar en peligro sin ningún motivo. Pensó que ya había estado en aquel lago, y por alguna razón comenzó a sentir una necesidad de entrar al agua. No lo dudó y se levantó del suelo para quitarse la yukata. Su piel desnuda se erizó por la corriente fresca, pero no le tomó tanta importancia, ya que literalmente la curiosidad se lo comía desde adentro. Avanzó hasta entrar al agua y no hizo mueca alguna cuando la sintió muy helada. Se sumergió hasta que el agua le cubrió un poco más arriba de su abdomen, después caminó sin apartar la vista de la roca. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la piedra, volvió a sentir ese cosquilleo en el pecho, igual que un sentimiento de interés y felicidad se mezclaran.
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Vehemente [BORRADOR]
FantasyDesde hace siglos, los encantadores han adquirido conocimiento y poder, al grado de convertirse en individuos importantes dentro de la sociedad religiosa. Zimbel, un joven encantador, está atado a su pasado, dedicando cada segundo de su vida en reme...