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Una noche lluviosa envolvía el entorno de nuestro protagonista, un chico de tez un tanto bronceada, ojos grandes, nariz pequeña y una tierna sonrisa la cual destacaba por sus dientes delanteros parecidos a los de un conejo.

Este chico se hayaba mirando hacia la ventana, reposando su barbilla en sus brazos, los cuales se hayaban en el marco de la ventana, le gustaba apreciar la belleza de la luna.

Sentía que al mirarla todos sus problemas y preocupaciones desaparecían, solo eran el y la hermosa luna.

Había veces en las que los problemas de sus padres lo consumían, primero su progenitores estaban en "buenos términos" y solo bastaba con que uno de los dos dijiese algo erróneo para que las insinuaciones y quejas indirectas no tardarán en aparecer.

En esos momentos se sentía incómodo, sin saber que hacer, muchas veces se preguntaba cómo es que sus padres aún seguían juntos, y lo recordaba, por el y por su hermano.

-¡Jungkook baja a cenar!-el chico suspiro

Está vez en verdad esperaba que la cena fuese tranquila, sin peleas ni insinuaciones incómodas.

El muchacho interrumpió su vista a la luna y bajo a paso flojo por las escaleras, aproximándose a la cocina, divisando una vez ya en esta a su padre y hermano pequeño.

-buenas noches-susurro, la verdad aquel saludo para sus familiares lo hacía forzado, no tenía ganas de hablar

-¿Cómo te fue en la escuela hijo?-hablo el hombre de 43 años tomando un bocado del plato

-bien...¿Y a ti en el trabajo?-aquella respuesta para el era una mentira, le aburría ir a la escuela y perder el tiempo en la misma

Le gustaba más la idea de estar recostado en su cama escuchando música e imaginando una vida feliz para el.

Y no es que no lo fuera, simplemente era aburrida, iba a la escuela solo a tratar de pasar las materias y regresaba a casa con tarea por hacer, esto mezclado con un dolor de espalda por estar tanto tiempo sentado.

-mucho trabajo pero me fue bien-sonrio levemente

Después de aquello, el silencio inundó el comedor a excepción de los tenedores chocando contra los platos.

Al terminar recogió su plato y vaso para llevarlo al fregadero, sin más agradeció por la comida y subió nuevamente a su habitación.

Con pereza acomodo sus cosas para el día siguiente ir a la escuela y terminando se acostó en su cama boca abajo, apago las luces y suspiro pesadamente.

No le agradaba la idea de ir a la escuela, no tenía amigos ni mucho menos pareja, sentía que sobraba en ese espacio, todos lo ignoraban, solo le daban un vacío saludo de buenos días, estaba cansado de su rutina diaria.


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El chico caminaba sin mucho ánimo por los largos pasillos de la escuela, recibia una que otra mirada y eso a él le incomodaba.

Llegando a su casillero y con movimientos flojos saco de este un pesado y grueso libro de física, odiaba esa materia, cómo casi todo, pero no le quedaba de otra, tenía que aguantarse.

Cerró el casillero y pego a su pecho el libro que se hayaba en su mano derecha, abrazo este y camino hasta su salón de clases.

Tras el entro el maestro un tanto impaciente puesto que le desesperaba que Jungkook no caminara rápido.

El mencionado en último lugar tomo asiento, dejo su pesado libro en su mesa y se recostó sobre este soltando un suspiro de cansancio, cada vez tenía menos ganas de vivir.

Y no es que quisiera suicidarse porque debía admitir que tenía miedo y flojera, pensaba que era mucho trabajo por hacer para cometer suicidio, hasta para eso era cobarde, según el.

-¡Profesor, disculpe por interrumpir así, el director me mandó para decirle que le ayude a destapar su baño otra vez!-Jungkook frunció el ceño mirando hacia la puerta

-lo escuché perfectamente joven, no hacía falta que gritara tanto-Jungkook rió por lo bajo y el profesor por su parte salió un tanto apenado

-¡Sunhee, amiga!-el chico de la puerta entro sentandose a lado de la chica frente a Jungkook

Este suspiro y volvió a hundir su cabeza en sus brazos, cerró sus ojos recordando que tenía un proyecto sin terminar.

-Hola bombón, ¿Porque tan triste?-una voz cerca de su oído lo hizo estremecerse y levantar la cabeza, topandose con una gran sonrisa cuadrada, por un segundo que le pareció eterno admiro a aquel chico

-n-no estoy triste-susurro un tanto abrumado por la cercanía

-¿Te han dicho que tus ojos son hermosos?, Porque déjame decirte que lo son-Jungkook sintió como sus mejillas tomaron un color rosado

-gracias, tu sonrisa es linda-hablo, el chico frente a sus ojos sonrió aún más

-deberias de sonreír más luna, vamos dame una sonrisa-el chico espero pacientemente a Jungkook y este más que avergonzado le dió una pequeña sonrisa

-¿Porque me llamaste luna?-el chico de ojos avellana sonrió en grande

-te lo dejo de tarea cariño-dio unas palmadas en su espalda y se levantó del asiento a su lado

Por su parte Jungkook se dedicó a verlo hasta que salió del salón, analizandolo en el proceso, notando que era alto, tal vez de su misma estatura.

-perdon por el inconveniente chicos, comencemos la clase-Jungkook parpadeo saliendo de su pequeño trance

-¿si logró destapar el baño del director?-las risas en el salón no tardaron en aparecer

La clase comenzó dando inicio al día, día en el que Jungkook se sentía relativamente con ganas a pesar de que amaneció desganado.

Lo que restó del día se la paso según el prestando atención y tomando apuntes, que al final del día no recordaría, así que lo veía algo muy estúpido e innecesario.

Dulces SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora