12 - Su mano derecha

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Mis manos aprietan la manija del maletín que he traído con algunas pertenencias; el mismísimo Rafe Vilanova está al frente de una gran sala, sonriendo tímidamente, con el cabello más largo que aquella vieja noche de verano

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Mis manos aprietan la manija del maletín que he traído con algunas pertenencias; el mismísimo Rafe Vilanova está al frente de una gran sala, sonriendo tímidamente, con el cabello más largo que aquella vieja noche de verano.

Tampoco se me pasa por alto que está vestido para el infarto, formal y elegante.

Como he repetido hasta el hartazgo, no hablo un portugués fluido, pero entiendo mucho más de lo que dialogo. Ahora mismo, no quisiera estar escuchando a las mujeres que babean por Rafe a mi alrededor.

Quiero decirles que la primera en la lista de desesperadas por hablarle soy yo.

Que tengo pendientes muchas preguntas que quizás no tengan respuestas, pero nos merecemos algo más que un encuentro de arrebato.

Las dos mujeres a mi lado coinciden en su atractivo, en lo bien que empilcha y la suerte que debe de tener su novia, la periodista de la cadena O Globo.

Sin embargo, una tercera que no puedo ver, niega la información.

Agudizo el oído corriendo mis ojos de lado, evitando mirar más de la cuenta a la estrella futbolística que arranca suspiros y palabras de admiración. Todo está teñido de fervor, bullicio y fanatismo.

Quisiera callar a todos para poder escuchar con mayor precisión la conversación de la que obtengo palabras sueltas. Termino captando algo así como "ella lo dejó por otro" y se me corta la respiración.

¿Hace cuánto ha sucedido esto?¿Estará ahogando sus penas de amor en mujeres y más mujeres?¿Su corazón ha sufrido algún otro sobresalto?

Finalmente, la sala se silencia. Las luces bajan hasta dejar completamente a oscuras el recinto para dar comienzo a la reproducción de un video en el cual se ven imágenes de Rafe: extractos de notas periodísticas, sus goles más resonantes, sus festejos particulares, su paso por distintos clubes...sin embargo, yo no puedo quitar mis ojos de encima de él.

Está mirándose las manos, sus dedos inquietos se entrelazan entre sí y su rictus se mantiene impávido, como si estar en un lugar con tanta convocatoria le fuese incómodo. Por un momento me ilusiono con la posibilidad de que el chico que vi tantos años atrás siga existiendo bajo esa ropa costosa y esta pompa en su honor.

Regreso mi vista a la pantalla por un instante, solo por uno, ya que cuando lo miro creo encontrar sus ojos en la misma línea que los míos.

Tiemblo. Por dentro y por fuera.

Yo, una mujer acostumbrada a lidiar con los nervios, una persona que se ha entrenado muy duro para enfrentar situaciones límite, se pone inquieta por algo tan tonto.

No puedo resistir su aparente escrutinio y dirijo mi vista hacia los periodistas, dejando que el tiempo – que son solo unos minutos, pero se sienten como horas – se evapore.

Las luces suben y los aplausos, también.

El doctor Enrico Bento se deshace en elogios hacia Rafe. Su discurso es animado y roza la profunda admiración. Francamente, estoy esperando el momento en que se abra la chaqueta blanca y muestre su camiseta del Flamengo, le extienda un fibrón a Rafe y se la haga firmar en el pecho ante todos.

"Rafe: corazón carioca" - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora