―Esta noche, a las 8 y casual. ―me repito en voz alta con la espalda apoyada en la puerta de mi unidad.
¿Acabo de acordar una cita con Rafe Vilanova en el acceso de un edificio cualquiera en Río de Janeiro?
No sé si reír o llorar. O las dos cosas a la vez.
Mis manos tiemblan y mi corazón galopa contra mi pecho; dejo el maletín sobre el sofá y abro la heladera en busca de la botella de vino que gentilmente Mina había dejado allí dentro como obsequio de bienvenida.
No sé si es buena idea beber alcohol a la cuatro de la tarde, pero teniendo en cuenta lo que ha pasado en mi vida desde las 10 de la mañana, es obvio que lo amerita.
La fría bebida, sedosa y blanca recorre mi garganta. Saboreo el terciopelo de sus notas y dejo la copa casi vacía en la alta barra de la cocina.
El alcohol me provoca un cosquilleo espasmódico y aunque es lo suficientemente rico como para provocarme ganas de beber otra copa más, me resisto.
Tengo tan solo un puñado de horas para alistarme.
¡Voy a conocer la casa de Rafe!
Estoy eufórica, cuestión por la cual decido invocar a mi cautela, la que se fue en el instante en que Levi confesó que desconfiaba de mí porque yo tenía el corazón de su pupilo.
¿Rafe es un romántico fuera de serie o un mujeriego empedernido con un gran repertorio?
Ese doble pensamiento me perjudica y me recuerda quién es él: futbolista famoso, por demás millonario, y jugador en todo el sentido de la palabra. Aunque no ignoro que también fue el tipo con pinta, sencillo y tímido que pasó una velada nocturna escuchando mis quejas sobre las horas sin descanso a causa de mis estudios y cuánto me jodía que mi hermano no levantara sus calzones sucios del piso.
Abro el armario de mi habitación pensando qué cuerno ponerme: la palabra casual es mi preferida, pero ahora mismo creo que nada se ajusta a mis expectativas. Arrojo las perchas en la cama, sopesando mis opciones.
―Jeans, camisas, remeras... meh...sweaters livianos, pollera... ―señalo. No he traído mi vestuario de gala, reduciendo mis alternativas a ropa cómoda con la cual ir a trabajar.
Estoy nerviosa y sé que hasta que no le cuente a alguien que me siento como Cenicienta, no podré continuar.
―S.O.S. necesito a mi mejor amiga ―advierto a Marina después de escuchar el "Hola, usted se ha comunicado con la abogada Marina Carrasco. Por favor deje su mensaje después de la señal. A la brevedad, estaré respondiéndole " junto al pitido agudo del contestador ―, hay mucho por contar en un tiempo récord. Llamáme en cuanto puedas. Sea la hora que sea. Te adoro, amiga...por favor...¡llamá! ―Insisto y antes de colgar, la tranquilizo ―. No es nada grave, es solo chisme del bueno, te lo juro. ―Agrego, sabiendo que eso captará su atención casi inmediata.
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"Rafe: corazón carioca" - Completa
RomantikRafe era un consagrado jugador de fútbol, millonario e indisciplinado, adorado por los chicos y envidiado por los grandes, hasta que conoció a la chica que salvaría su vida. Años más tarde, cuando la esperanza por encontrarla era casi nula, el ciel...